El infierno de lo igual. Por Gabriel Sanchez
“La negatividad del otro deja paso a la positividad de lo igual. La proliferación de lo igual es lo que constituye las alteraciones patológicas de las que está aquejado el cuerpo social. Lo que lo enferma no es la retirada ni la prohibición, sino el exceso de comunicación y de consumo; no es la represión ni la negación, sino la permisividad y la afirmación. El signo patológico de los tiempos actuales no es la represión, es la depresión. La presión destructiva no viene del otro, proviene del interior.”
Byung Chul Han
Cada vez se repite menos la “patria es el otro”, porque la patria está desapareciendo, pero también desaparece el otro. “El otro como misterio, el otro como seducción, el otro como eros, el otro como deseo, el otro como infierno, el otro como dolor va desapareciendo”, dice Han.
Si tomamos a la capital como síntoma de ese cuerpo social enfermo, donde ese “otro” fue a votar, el resultado es tristísimo. Lo que denominan “derecha” fue dividido en tres y aun así no se logró ganar. Si mañana se realizaran las elecciones presidenciales, el candidato que tendría la opción de perder dignamente es Axel, el candidato del amor y la unidad; podría ir a un ballotage con Caputo, la pesadilla hecha carne de cualquier militante de la Unidad Latinoamericana.
Si la sociedad tiene un síntoma, el peronismo lo tiene. El otro le es indiferente, no tiene herramientas para llegar a ese otro que incomoda y que a veces nos pone en contradicción con nosotros mismos y nos duele. Es tanta la negación, que su eslogan es “derecho al futuro”, como una promesa borrosa a 2027.
Mientras se destruyen todos los días derechos, los cantantes de la unidad venden la promesa de un nuevo derecho, esta vez la del “futuro”, cuando ni siquiera está garantizado el del “presente”.
El antídoto Axel no calma el dolor del cuerpo social enfermo. Y Han dice que el dolor es el bloqueo en la narración. El problema del movimiento es que está enfermo de positividad: “futuro”, “todos”, “juntos”, “progresar” se volvieron pancartas vacías de sentido.
El shock que causó Milei a ese cuerpo social, llamado “campo popular”, se extiende hasta hoy. A ese cuerpo social enfermo lo llenan de ansiolíticos y no dejan que las diferencias se hagan narración; en lugar de eso, se esfuerzan en alcanzar falsos acuerdos. Lo que Han llama “política paliativa”: Que no lleva a ningún cambio profundo y que sólo opera como analgésico momentáneo.
Si por un lado está el extremo individualismo, representado por Milei, ¿qué hay del otro lado? ¿Lo totalmente diferente a lo que representa Milei?
La literatura tiene ese opuesto y es la “mente colmena”. Que es muy usada en la ciencia ficción actual. Una única mente que decide por todos, que sólo se suelen ocupar por reproducirse y nada más. En su estado más crudo, los individuos no tienen voluntad propia. Sus acciones son dictadas por esa conciencia colectiva… Esa conciencia colectiva que todavía no dijo a quién hay que votar en octubre, porque todavía sigue en shock, desde 2023.