Hay que terminar con el hacinamiento en la villas
Por Victor Ramos
Según ha dado a conocer la Ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, María Eugenia Bielsa: “el déficit habitacional en la Argentina se estima en alrededor de 3,2 millones de hogares. ”Una cifra que aumenta año a año por el natural crecimiento vegetativo de la población. Esto no se debe a las migraciones ya que el números de extranjeros llegados nuestro país es similar al de argentinos que residen y se van al exterior. Las siguientes reflexiones ofrecen ideas a la mesa de trabajo de las autoridades competentes.
No se trata, como pretende el abogado Juan Gravois, de “correr por izquierda” al gobierno nacional y simultáneamente colocar funcionarios por derecha. No se trata de una “reforma agraria” contra la oligarquía ganadera, que las sucesiones de las familias patricias liquidaron en el Siglo XX. Una buena idea mal planteada queda estéril.
Lo que el país requiere es una “integración urbana”. Sobre esto se puede abundar en los documentos de la Parroquial de los Curas Villeros que encabeza el Padre Pepe Di Paola.
Varios miles de hectáreas no utilizadas, en manos muertas, o en propiedad del Estado, pueden ser loteadas en los conurbanos de Rosario, Buenos Aires, Córdoba, Resistencia, Tucumán, Santa Fe y las grandes ciudades con problemas habitacionales. La Ley 24374 o “Ley Pierri” sancionada en 1994 no fue valorada en toda su magnitud revolucionaria. La misma consiste en otorgar el título de propiedad a quien acredite la ocupación del terreno con causa lícita de manera pública, pacífica y continua.
Esta gran iniciativa permitió que miles de familias que vivían en la informidad hoy posean un título de propiedad. Permitió a los ocupantes a tener previsibilidad, situación que generó por parte de ellos, una mayor inversión en la construcción y mejoras de sus viviendas.
No hay que esperar que humildes familias ocupen terrenos y lotes violentamente, conformando nuevos hacinamientos y anárquicas villas de emergencias. Podemos y debemos adelantarnos a los hechos. Planificar la entrega de esos lotes con el acompañamiento técnico de los municipios. Con sus arquitectos e ingenieros agrónomos locales poner en práctica el derecho constitucional a la vivienda digna. Los gobernadores e intendentes son quienes deben conducir los procesos de integración urbana y la facilitación de chacras para los horticultores.
¿Queremos más villas de emergencia? O ¿barrios con planificación y servicios? Es una decisión política que se debe tomar ahora.
Tierra, Techo y Trabajo, es la consigna del Papa Francisco y que el Movimiento Nacional Justicialista adoptó como propia. En la Argentina tenemos lo primero y principal: la tierra.
Se trata de comenzar por allí. Lotes disponibles a toda familia que este dispuesta a construir su techo.
La ministra de vivienda, María Eugenia Bielsa nos acerca información complementaria sobre el tema: “El déficit se estima en alrededor de 3,2 millones. Existen, además, dos millones de viviendas que no están ocupadas. Entonces, si nosotros logramos incentivar para que esas viviendas estén en el mercado, el déficit se achicaría.” Dos millones de viviendas desocupadas! asegura la experta en el tema. Se refiere a las viviendas que no pretenden alquilarse, ni venderse. Simplemente desocupadas. Inversiones especulativas que no se condicen con la situación crítica que vivimos. Esta modalidad es anti Constitucional. Acaparar un bien social con fines especulativos no solo es deleznable sino ilegal. La ministra ve el problema pero no la solución.
No se trata de expropiar, como algunos pretenden distorsionando la idea, sino de imponer un alto impuesto que obligue al especulador inmobiliario a vender o a alquilar y de esa manera generar -de acuerdo a la ley de oferta y demanda- una baja inmediata de los precios de alquileres, como así en la venta de propiedades. Estas ideas no son nuevas, el gran caudillo José Gervasio Artigas desarrolló en1815 un plan de viviendas y chacras en la banda oriental, que consistía en otorgar a las familias más pobres y de escasos recursos un lote con título de propiedad; a condición de que en un año estuviera comenzado el rancho y dos corrales. De no cumplir el paisano con el compromiso, el terreno pasaba a otra familia. Con esa filosofía, de apoyo estatal y del esfuerzo personal, podremos generaren la tierra que ya tenemos… el techo y el trabajo que necesitamos.