La Tercera Posición tradicional del peronismo es la clave
El camino del justicialismo es crear y fortalecer la comunidad organizada para liberarnos del capitalismo salvaje sin caer en la opresión colectivista.
Por Alejandro Karlen
La Tercera Posición como política internacional de la Argentina, realizada en los tres gobiernos del presidente Juan Domingo Perón, no irrumpió espontáneamente ni concluye en el gobierno que la plasmó como una acción sistematizada del desenvolvimiento exterior de la Nación Argentina hacia el mundo.
Si bien surge en el contexto de la posguerra de la segunda guerra mundial, sus principios la sustentan y la remontan al origen de nuestra nacionalidad. En esa primera etapa las características del peronismo eran la nacionalización del comercio exterior con el IAPI, la no incorporación al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, y la aplicación de la “Tercera Posición” en el ámbito diplomático. Esta política fue la que intensificó el comercio y normalizó las relaciones con Estados Unidos.
Fue en ese momento cuando en un mensaje a la Asamblea Legislativa, el presidente Perón definió que “la política internacional argentina tiene dos objetivos: en lo que concierne a sus propios problemas, subordinarlo todo a la suprema voluntad del pueblo; y en cuanto se refiere a los problemas de otros países que se debaten en el seno de las organizaciones internacionales ante las cuales esté representada la República, tratar de interpretar las aspiraciones íntimas de los pueblos del mundo a quienes afectarán las soluciones que se proponen. Por eso la República Argentina tiene una posición, perfectamente lógica, absolutamente democrática y substancialmente soberana y digna”.
Está política justicialista representa el aspecto más original del peronismo en materia de política exterior en una actitud tendiente a generar una autonomía en una situación por la que atravesaba el mundo, tratando de mantenerse en una posición de intereses equidistante de las dos superpotencias y de alineamiento occidental, mediante la construcción de equilibrios. Es sin duda una doctrina original en materia internacional, que resiste al alineamiento incondicional con Estados Unidos pero se manifiesta en la pertenencia al bloque Occidental muy claramente.
Poniendo toda su fortaleza y firmeza en la unidad política y económica con América Latina, los vínculos con España, la URSS y fundamentalmente evitando las actitudes frontales con Estados Unidos y las demás superpotencias en el plano estratégico. Esta se constituye a partir de que no es una posición estática sino dinámica y superadora el esquema bipolar, ya que no es una posición intermedia entre el capitalismo y el socialismo. De alguna manera es el reflejo de la realidad interna y externa de la Argentina.
Durante esa etapa de la bipolaridad los Estados Unidos se presentaban como los abanderados del denominado “mundo libre” y su proyección ideológico-política encarnaba la promoción de la democracia liberal, la economía de libre mercado y la defensa de las libertades individuales como principio y fin de un nuevo orden internacional y del otro lado la Unión Soviética se presentaba como la vanguardia de la lucha revolucionaria del proletariado internacional contra el capitalismo.
Para algunos la Tercera Posición se iría apagando conforme avanzaba la Guerra Fría, pero la idea dejó una semilla en movimientos políticos e intelectuales posteriores, como la tercera vía, por ejemplo, resaltando una elaboración propia y original que cumplió su objetivo de ofrecer una alternativa latinoamericana al conflicto bipolar de la Guerra Fría.
Mucho más tajante era Perón en la Asamblea Legislativa el 1° de mayo de 1952 cuando sostenía que “Hasta que proclamamos nuestra doctrina, frente a nosotros se levantaba triunfante el individualismo capitalista y el colectivismo comunista alargando la sombra de sus alas imperiales por todos los caminos de la humanidad. Ninguno de ellos había realizado ni podía realizar la felicidad del hombre. Por un lado, el individualismo capitalista sometía a los hombres, a los pueblos y a las naciones a la voluntad omnipotente, fría y egoísta del dinero. Por el otro lado el colectivismo, detrás de una cortina de silencio, sometía a los hombres, a los pueblos y a las naciones al poder aplastante y totalitario del Estado. […]
Hoy , la realidad mundial nos enfoca en la guerra en el este de Europa, que parecería nos presenta un dilema terminante pregonado por los distintos medios de comunicación. O continuamos bajo la tutela del individualismo occidental o nos dirigimos al camino colectivista, lo que representa una dicotomía falsa y equivocada. La dicotomía capitalismo socialismo no es un debate retórico, academicista o banal, que nos llega también del brazo mediático, que una vez más hace las mismas preguntas e intenta las mismas respuestas.
Por eso Perón decidió crear las nuevas bases de una tercera posición que nos permitiese ofrecer a nuestro pueblo otro camino que no lo condujese a la explotación y a la miseria. Hoy la realidad de la política mundial nos indica que ante la existencia la díada derecha[1]izquierda en la actualidad, la Tercera Posición también tiene vigencia absoluta.
Durante las últimas semanas , nuestro gobierno ha demostrado la decisión de alinearse con una “tercera posición” en el nuevo orden bipolar del mundo, en una postura muy diferente a la adoptada por su antecesor, Mauricio Macri, quien había direccionado su estrategia financiera casi exclusivamente hacia el país del Norte , con las consecuencias que todos conocemos. Este alineamiento, presentado tan claramente por Perón en julio de 1947, planteaba los objetivos de cooperación económica y de paz mundial desechando los ” extremismos capitalistas y totalitarios” fuesen estos últimos de derecha o de izquierda” en referencia al nazi-fascismo y el comunismo.
Es el momento de reflexionar en cuanto a la Tercera Posición, como la herramienta que tenemos para identificar a aquellos factores de poder que atentan al interés nacional y nos facilita el marco conceptual que ofrece alternativas posibles y prácticas en las opciones de la política internacional, en la identificación de las amenazas y proponiendo decisiones viables tanto en lo interior, regional como en lo más lejano.
A más de setenta años de su nacimiento, el peronismo ha sumado un aporte fundamental a la lucha por la liberación nacional y social de los pueblos oprimidos, por eso resulta indudable que Argentina debe tomar ese camino como trabajo para bregar para lograr la paz internacional y deberá realizarla sobre la idea del abandono de ideologías antagónicas, privilegiando al hombre sobre cualquier sistema, ubicándolo en un equilibrio de espíritu y materia, que necesita de una comunidad para realizarse, aquí el núcleo del proyecto de “Comunidad Organizada” de Perón que toma vigencia como en este tiempo.