Con la cabeza. Por Gabriel Sanchez

Cuenta el mito que una vez un periodista le preguntó a Perón: “¿Cómo hiciste para que tanta gente te siga?”… Y él contestó: “Yo no hice nada. Vi lo que estaba pasando y me puse al frente”. Como muchas frases de Perón, es angustiante tratar de llegar a su fuente, pero es interesante pensar lo que quiere decir esa frase: Un militante que no entiende su generación está completamente perdido.

Bifo Berardi dice que la historia de los fascismos, es la historia de los pueblos humillados. Y los pueblos pisoteados hasta el hartazgo, no quieren redención, buscan venganza. Así se explica a Hitler, Mussolini, Trump, Putin y a Milei.

La humillación es tan profunda en el pueblo argentino, que es estúpido pensar que las masas se van a movilizar por unidad o amor. Milei absorbió todo ese odio social -que es otra forma de llamar a la humillación- Y lo volcó en este gobierno demencial. Los porteños que andan vociferando sobre soberanía, compromiso y unidad. Este fin de semana, irán absolutamente deprimidos a votar por Santoro.

La próxima vez que alguien te hable de compromiso y militancia, mira en profundidad a sus ojos y también se verán secuelas de esa humillación, por lo menos los militantes de Milei son conscientes de esa bronca y frustración, sobre todo en los más jóvenes. La generación humillada, como dice Berardi, quiere venganza.

Una gran parte del movimiento está aferrado a la frase: “El amor vence al odio”, mientras el barco se llena de agua. No tienen la capacidad de ver que a su alrededor es un, sálvese quien pueda, una sociedad en estado salvaje, donde todo ese odio, frustración y rabia, es volcado con el de al lado. 

Los que repiten el eslogan de “es con todos” o “nadie se salva solo”. Tienen tres grandes problemas: el primero es que no entienden a su generación, el segundo es que se creen superiores moralmente, por eso se sienten representantes del amor, de lo bueno y lo puro. Y el tercero, suelen sacar algún beneficio personal de la supuesta unidad.

Hasta que no se reconozca ese profundo dolor, van a seguir perdidos en la neblina.

Yo, por mi parte, este fin de semana, haré lo que nunca hice en mi vida: teclearé esa pantalla y la cara más idiota que vea, le doy mi voto. Porque la democracia no va a ser la salida de esta profunda crisis. Ya en 2015 se demoró del todo en Grecia, donde había nacido, hace 2500 años. La mayor parte del pueblo griego votó contra el fondo y 48 horas después el gobierno firmó un nuevo acuerdo.

Los más viejos dicen que en Argentina no va a pasar eso, que acá hay peronismo. Y puede ser cierto, como gran estadista creo que nos dio la respuesta cuando dijo: “Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”, y por una cuestión de tiempo, y porque hay dos por uno en motosierras, que sea con las cabezas.

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