En Colombia para estudiar hay que sacar un crédito
Por Jeimar Cogollo
Jerly Calbo Licero es una joven colombiana que le resulta imposible acceder a una educación superior. Teniendo la ilusión de poder ser profesional en algún momento de su vida decidió acercarse al Instituto Colombiano de Especialización Técnica en el Exterior (ICETEX); organismo creado el 3 de agosto de 1950, durante la presidencia de Mariano Ospina Pérez, en conjunto con sus ministros se aprobó el decreto con el que se creó el Instituto ideado por Gabriel Betancur Mejía. Si bien desde su creación han sido muchos más de 3.900.000 las personas que han podido pagar su pregrado y/o estudios avanzados; por otro lado muchos casos como el de Jerly, quien presentó una demanda después de que presentará un derecho de petición ante el Icetex solicitando una revisión de su crédito educativo con esa entidad y una justificación de por qué el crédito de 11 millones de pesos (USD 3,828) que recibió en el año 2001 incrementó hasta 40 millones (USD 13,922) es decir que aumento 363% su deuda con el Instituto, este caso llevó a un fallo proferido por el Juzgado Quinto Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento para Cartagena, en el que se ordena arresto de tres días y multa de tres salarios mínimos legales al presidente del Icetex, Andrés Vásquez. Aunque la única verdad es la realidad y con ello encontramos a una gran parte de ciudadanos/as que no puede ingresar a los créditos de esta institución por diferentes factores y el más predominante es el económico, los intereses relativamente altos que hacen pagar más del valor real de la carrera hacen que se piense más de dos veces el querer pedir un crédito con la entidad pero ¿qué pasa con aquellas personas de este sector?, ¿no tienen derecho a estudiar solo porque no pueden pagar?. Si analizamos desde hace 75 años en vez de crear un organismo que preste el dinero necesario se hubiese pensado una educación verdaderamente pública, inclusiva, masiva y gratuita seríamos muchos más de 4.000.000 los beneficiados/as hasta el día de hoy, generando así 3 generaciones de profesionales que aportarían al país, a la región y al mundo más conocimiento para el desarrollo del mismo y Colombia un ejemplo como una de las naciones más educadas del continente; desafortunadamente la realidad hoy en día es otra; según las prueba del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Pisa, por sus siglas en inglés) aún estamos lejos del objetivo que el Presidente Santos marco: “convertirnos en el país mejor educado de América Latina en el 2025”. ¿Cómo lograr esto si, según el Ministerio de Educación Nacional, el 51% (4.349.823) de jóvenes (17 a – 21 años) en Colombia no está dentro de las universidades colombianas? ¿Cómo lograr esto si la mayoría no puede ingresar a una universidad por el muro económico que existe y que sigue profundizando la desigualdad e inequidad educativa?, tan así que a consecuencia de esto, la probabilidad de acceso para los jóvenes de menores ingresos es particularmente baja en el país (apenas un 10,2%) segun Fedesarrollo. ¿Es justo que algunos/as puedan acceder a estos créditos y por ende a la universidad y otro sector no?. Año tras año nos damos cuenta que el desfinanciamiento de la educación se viene haciendo más fuertemente en las principales universidades del país, como el caso de la Universidad de Antioquia que empezó el 2017 con un déficit de 50 mil millones de pesos (USD 17,391,304) afectando directamente a la calidad educativa; ¿no podremos cambiar de paradigma y dejar de ver la educación como un medio lucrativo para que por fin se vea como un derecho humano?, ¿no podremos hacer que el icetex solo financie estudios avanzados en el exterior y el estado sea el verdadero garante de los pregrados? ó ¿por qué el icetex no deja de funcionar y los 1,5 billones de pesos vayan a las universidades publicas para aumentar un poco el presupuesto y evitar lo de la Universidad de Antioquia?, quien realmente quiera una Colombia educada debe aumentar la inversión de la misma a un mínimo del 5% del PIB generando una presencia del estado por medio de sus instituciones en aquellos lugares más remotos del país pensando políticas públicas que hagan realidad el sueño de ver a Colombia con una educación que nos enseñe a pensar y no a obedecer. Una nación que poco a poco empieza a construir la paz no debe dejar de lado la cuestión social y las desigualdades educativas que llevan a que la primera se acrescente, debemos pensarnos una gran Colombia que tenga acceso libre a una educación crítica, superadora, liberadora y sobre todo transformadora, una educación que este ligada a un plan de desarrollo e integración no solo nacional si no regional con bases comunitarias y conciencia fuertemente integra, una educación que forme hombres y mujeres como una espala moral que corte definitivamente con la corrupción, formarlos con una honradez de acero que sea capaz de soportar y continuar realizando el cambio de ideal porque para combatir realmente la corrupción de se dar un acceso real a la educación.