Nace el Albertismo en la Argentina
Por Víctor Ramos*
(Artículo publicado en el año 2019, seguramente muy prematuro, pero no por ello disparador de un debate muy actual. V.R.) El domingo 11 de Agosto de 2019 a las 22.30 nació “El Albertismo”. Fecha que será inolvidable para la memoria popular. El Albertismo, de Alberto Fernández, es la síntesis histórica que supo reunir a todas las fuerzas nacionales de la inmensa mayoría del pueblo argentino. Varias de estas corrientes serían contradictorias entre sí de no contar con un proyecto nacional que las unifique.
En su momento, los líderes capaces de construir semejante amalgama social fueron Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Néstor Kirchner y Cristina Fernández. En todos los casos, los gobiernos populares (no populistas como lo denominan peyorativamente ciertos “académicos”) debieron afrontar las profundas crisis que generó el sistema oligárquico comercial porteño asociado al capital financiero internacional. Cada presidente, en su momento y contexto histórico determinado, llevó adelante esta batalla. Ganaron cuando se apoyaron en la amplia base obrera y popular; y perdieron cuando se encerraron en si mismos. La oligarquía parásita y el imperialismo financiero son implacables, con golpes militares, judiciales o económicos.
El renunciamiento de Cristina Fernández con Alberto, posibilitó que amplios sectores populares encontraran su espacio de expresión. El acuerdo de Alberto Fernández con Sergio Massa puso punto final a la discusión y la autocrítica implícita de Cristina garantizó el inmenso triunfo popular.
“Con Cristina no alcanza y sin Cristina no se llega” resultó una verdad comprobada. El triunfo por tan alto margen de diferencia, le permite a Alberto Fernández mayor distancia tanto de sus adversarios, como de sus aliados, convirtiéndose en el referente totalizador.
La Argentina de la especulación, de la renta fácil, de la bicicleta financiera, de los salarios de los trabajadores a los bancos y a las empresas monopólicas que sólo aumentaron sus ganancias, sin cumplir siquiera con el mínimo de inversiones a las que están obligadas, fue sepultada. La avalancha de votos reconstruyó y fortalece el gran frente nacional, cerrando sólidamente la grieta que dividía a los argentinos.
Las estadísticas oficiales no dejan lugar a dudas. Nunca estuvimos peor. El pueblo argentino deposita hoy en Alberto Fernández la responsabilidad de sacar al país del abismo más profundo que se recuerde. Ni las crisis de 1930, 1989, 2001 o 2003 llegaron a producir tanto dolor y pobreza extrema. El desafío es inmenso.
Los argentinos dejaron claro que se debe retomar la senda de la producción y el trabajo; en democracia y paz social.
Alberto Fernández se consolidará con los gobernadores e intendentes de todo el país, de todos los partidos políticos, incluso del PRO o radicales que respiraron aliviados con el triunfo del 11 de Agosto. Con los trabajadores, sus delegados y dirigentes gremiales -que deberán recuperar el rol protagónico de la columna vertebral del movimiento- los industriales, empresarios chicos, medianos y grandes, los jubilados, los desocupados, los desamparados, los discriminados, los inmigrantes, los productores y trabajadores rurales. Los científicos. Los villeros. Los sin techo. Los estudiantes.
Los argentinos que aún no votaron al Frente de Todos, pueden sumarse en Octubre. Alberto Fernández necesita más. Ya no para ganar, sino para asumir con la mayor fuerza posible al gobierno nacional. Las dificultades son enormes y los especuladores acechan. La fuerza de Alberto, será la de la República Argentina. Se trata de asegurar la justicia social con empleos, la integración urbana, viviendas para cada familia, en democracia, con pluralismo e independencia económica.
El FMI se asoció conscientemente a un gobierno que trabajó en beneficio de unos pocos banqueros y financistas. Ya no condicionarán el funcionamiento democrático apoyando a un sector político, como lo hizo hasta ahora. Los argentinos debemos estar unidos y fuertes ante los usureros que vienen por su “libra de carne”.
Son los cambistas de la City y sus socios de los paraísos fiscales, los estafadores de guante blanco, los corruptos: jueces, funcionarios, o seudo empresarios que vacían inescrupulosamente las arcas del Estado, sean éstos, radicales, macristas, socialistas o peronistas. Los fondos especulativos del “amigo del alma” como los Caputo o los Dujovne. Los genocidas, los racistas, xenófobos y discriminadores de toda laya no tienen trabajo en una Patria soberana.
La izquierda, que logró un 3% con la candidatura de Nicolás Del Caño y la que promueve el voto en banco, deberá replantearse si va a ser funcional al imperialismo y a la oligarquía macrista que dicen combatir, o se suman a una Izquierda Nacional junto a los trabajadores y el pueblo. Votar por Alberto Fernández, con sus propios legisladores los acercaría a esta posición. Un debate que se deben a sí mismos
La unidad Latinoamericana, más allá de coincidencias o diferencias con nuestros vecinos, es la gran herramienta que planteaba el General Perón, en su tesis del A B C (Argentina Brasil y Chile). Muchos critican, pero nadie sale del Mercosur. ¿Será que es mas conveniente negociar unidos, que separados?
La integración o confederación son los postulados de nuestros Libertadores. Ellos no pudieron completar la tarea y fueron condenados al exilio. En los tiempos de la globalización debemos integrarnos en la región para salir con fuerza competitiva al mercado mundial.
Imaginamos una Argentina con todos y todas y como decía el gran caudillo José Artigas: “Naides más que naides”.
Alberto Fernández podrá dirigir la difícil tarea que tiene por delante. Cuenta desde tiempo atrás con el “Grupo Callao”, un equipo de jóvenes profesionales y dirigentes para la elaboración de proyectos nacionales, entre ellos se destaca, el politólogo, Santiago Cafiero.
Como dijo un destacado filósofo “un hombre es tan fuerte como la ola que ruje bajo sus pies”. Esa ola, es el pueblo argentino, que lo lleva a la conducción del país para acompañarlo en la gran aventura de recuperar y lograr nuevas conquistas sociales empezando por los más desposeídos. En ese caso el Albertismo será una fuerza imbatible.
*Coordinador de Patria Grande