El día que se rompió Montoneros

Por Aldo Duzdevich*

El Congreso de Baradero fue el detonante o puntapié inicial de otras fracturas en distintas partes del país.

El domingo 3 de Febrero de 1974, en el Club Sportivo Baradero, a las 11 hs, se convocó a un Congreso de la JP de la Segunda Sección Electoral. Era el primer acto para hacer pública la fractura en las JP Regionales y Montoneros.

En su transcurso, un grupo de militantes que respondían a Firmenich, provenientes de la localidad de Campana y Escobar se hizo presente para intentar romper la reunión. Cuando intentaron forzar su ingreso, se produjo un forcejeo, dos disparos al aire, y la exhibición de armas de quienes custodiaban la escalera de acceso, lo que generó la retirada del grupo.

Superado el incidente, se inicio el Congreso con un “voto de aplauso” para el Diputado Nicolás Giménez por “su conducta de no renunciar a la banca y permanecer leal a Perón”. Luego se designaron autoridades y pasadas las 16 hs., en prevención de nuevos incidentes, los asistentes se trasladaron a San Pedro, donde terminaron la redacción del documento de desconocimiento de la Conducción Nacional de Montoneros.

El documento que “fue entregado en propias manos del General Perón” expresaba:

  • La aparición del peronismo en la historia política del país responde a la necesidad de gestar la lucha contra el imperialismo colonizante. Una característica de ese imperialismo ha sido siempre negarnos la posibilidad de crear originalmente nuestro propio desarrollo histórico. Para ello se valió de todos los resortes de la dependencia económica política y cultural
  • Esta reiterada conducta ha procurado el vaciamiento del Movimiento de sus propias y originales banderas de liberación y se ha insertado en el, en un supremo intento de destrozarlo.
  • La ultra izquierda y la ultraderecha han coincidido siempre en una misma posición con respecto al peronismo, sirviendo a aquellos intereses, y han intentado operar dentro del Movimiento. Ahora se pretende alejar a la Juventud Peronista del General Perón, en sucesivas etapas, culminando con un enfrentamiento con nuestro Conductor en momentos en que es preciso unirse con mas fuerza a su alrededor.
  • El equivoco de nuestra conducción de JP, en esta emergencia, ha sido claro: se confundieron los tiempos de su poder movilizador. Una cosa fue movilizar con las banderas del peronismo, leal a Perón y su conducción y otra (muy distinta) darse un proyecto propio y pretender una misma respuesta movilizadora, al margen del proyecto estratégico de Perón. Se olvida que la representatividad de la conducción de Juventud Peronista no es autónoma sino que deviene del poder político de Peron.
  • Ante los hechos que día a día se consuman con mayor nitidez, los jóvenes peronistas de la Segunda Sección Electoral lanzamos la consigna: “Recuperar la JP para Peron” que es recuperarla para el pueblo que la apoya. Queremos una Juventud Peronista representativa pero que al mismo tiempo se integre al proceso de cambio con los métodos de la revolución nacional peronista, sin subalternos lideres presuntuosos que pretendan substituir al único elegido por el pueblo argentino.
  • Nuestras diferencias no son con la Juventud Peronista de las Regionales (a la que pertenecemos) sino con la Conducción. No lo es tampoco con la línea política que recibió el apoyo del pueblo argentino, sino con las desviaciones que a nivel de conducción se ha pretendido imponer en los últimos meses.
  • Ante todo esto, la Juventud Peronista de la Segunda Sección decide desconocer la conducción nacional de la misma y elegir directamente sus propias autoridades durante este congreso.

Firma Juventud Peronista de la Segunda Sección Electoral de la Pcia de Bs As.

Las autoridades designadas fueron: Nicolás Giménez, de Baradero; Jorge Tellería, de Ramallo; Luis Perak, de San Antonio de Areco; Jorge Orlandi, de Zarate; Mario Luchéssi, de San Pedro y Alcides Sequeiros de Pergamino.

Entre los firmantes y participantes del Congreso estuvieron: Guillermo Cappadoro y Roberto Karaman de San Nicolas; Raul Comolli de Ramallo, Nestor “Cascote” Gonzales de San Pedro, Roberto Azpeitia y Aldo Duzdevich de Pergamino; Mario Cisneros y Ruben Sarna de Campana; Domingo Contin, Oscar Morano, Jose Victor Suarez y Pancho Orlandi de Zarate; Roque Capuccio y Alfredo Cossi de Baradero. Patricio Jeanmaire, el Padre Jorge Galli; Eduardo Moreno; Pepe Ledesma; Quique Padilla, entre otros nombres .

El Congreso de Baradero fue el detonante o puntapié inicial de otras fracturas en distintas partes del país. El Cura Jorge Galli y Patricio Jeanmaire emprendieron una vertiginosa recorrida de ciudades y provincias buscando adhesiones a fractura, tratando de rescatar la mayor cantidad de compañeros posibles Unos días después salió un comunicado de la “Columna Jose Gervasio Artigas” de Montoneros, anunciando su desconocimiento a la conducción nacional de la Organizacion.

Los montoneros que se quedaron con Perón

La Organización Montoneros tuvo tres desgajamientos importantes: “La Columna Sabino Navarro”, a principios del 72; “JP Lealtad”, en febrero-marzo de 1974. Y, el grupo Galimberti-Gelman, ya en el exilio, en 1979. Pero, el más numeroso fue el de La Lealtad. 

El recientemente fallecido, militante y escritor Teodoro Boot, escribió “La Lealtad tal vez tuvo como único gran merito salvar muchas vidas…entre ellas la de dos compañeros que años después tendrían gran protagonismo: Néstor y Cristina” . En ese momento “salvar vidas” no era algo que se asociara al merito. Parecía que la Revolución exigía la mayor entrega de sangre que fuese posible. Como si cada militante muerto, comprometiera a muchísimos más a seguir su camino.

Acerca de la dimensión del sector disidente, José ‘Pepe’ Amorín, militante de Montoneros aporta una mirada en su libro “Montoneros: La buena historia”, considerando a la JP Lealtad “una fractura significativa en términos de calidad, por la veteranía político-militar de los disidentes. Y peligrosa por su potencial extensión a partir de la coincidencia de pensamiento que existía entre los disidentes, gran parte de los veteranos de la Organización y la mayoría de los responsables de los frentes de masas”

Por su parte, Roberto Perdía, otro de los cuadros que formó parte de la conducción de Montoneros, la consideró “la escisión más importante que tuvo Montoneros”.

En su libro “Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona” escribe: “El debate que se suscito entre Montoneros y esta corriente haría que en nosotros se fortalecieran las tendencias más clasistas e ideologistas. Esa imposibilidad de alcanzar una síntesis interna reflejo una de las mayores debilidades de esta etapa e influyó negativamente sobre el futuro. El tratamiento que le dimos a la disidencia contribuiría a fortalecer una tendencia equivocada.[…] De esta forma nos fuimos construyendo una trampa sin salida. Por un lado, tendencias como la impulsada por los compañeros de esta disidencia, que llevaban a la disolución, el desgranamiento dentro del conjunto del movimiento. Por el otro, nuestra política, que tendía a fortalecer la organización pero que, en realidad, fortificaba un sólido esqueleto. El debilitamiento de su raíz, en el propio movimiento, la iba alejando de su base de sustentación. Así se multiplicaban las condiciones para la decadencia. El tiempo demostraría que por este camino, estábamos transitando una etapa con más errores que aciertos.”

Los orígenes de la disidencia

Hasta el 25 de mayo de 1973 (o hasta el triunfo de Cámpora el 11 de marzo) la violencia revolucionaria tenia legalidad, legitimidad y era acompañada por la simpatía de gran parte de la sociedad.

Al asumir Cámpora la llamada Tendencia Revolucionaria que englobaba a FAR, FAP, Montoneros y otros grupos afines tenia una importante cuota de poder. El ministerio del Interior, el de Educación, el gabinete de la Provincia de BsAs, participaciones importantes en Córdoba, Mendoza, Salta, Santa Cruz, Formosa y San Luis. Ademas el 25% de los cargos legislativos en todos los niveles, intendencias, etc..

Aqui aparecen las primeras contradicciones entre quienes tenían funciones en las distintas áreas de gobierno y los cuadros de conducción de las organizaciones armadas, que se mantenían en la clandestinidad y ocupados en tareas militares.

Los primeros, asumían los desafíos de comenzar las grandes transformaciones de gobierno y ocupaban su tiempo y esfuerzo en nuevas leyes, planes, presupuestos, control de gestión, etc. Mientras los cuadros de conducción, se enfocaban en la organización del aparato militar y reorientaban la estrategia y acción hacia los nuevos “enemigos” que veían dentro del peronismo y del mismo gobierno.

Para muchos habia llegado el momento de “dejar las armas y tomar los arados” como preconizaba Carlos Mugica. Y otros, como Mario Firmenich declaraban que: “El poder político brota de la boca de un fusil. Si hemos llegado hasta aquí ha sido en gran medida porque tuvimos fusiles y los usamos; si abandonáramos las armas retrocederíamos en las posiciones políticas.”

El otro aspecto era las contradicciones de Montoneros con la conduccion de Peron y con su pensamiento y propuesta doctrinaria. En un documento conocido internamente como “El Mamotreto” elaborado a fines de 1973, la unidad de FAR y Montoneros definía la linea política de la organización.

Firmenich “charla a los Frentes”, explica el Mamotreto

No se puede debatir seriamente sobre Montoneros sin tomar en cuenta el documento que publicó Roberto Baschetti, en su recopilación Documentos 73-76. Lleva por título “Charla a los Frentes” . Se trata de la desgrabación de una reunión con responsables de los distintos frentes, donde Firmenich explica la nueva linea política de Montoneros.

Firmenich define al peronismo como un movimiento de liberación nacional con contradicciones internas, en cuyo seno existen componentes que no deberían formar parte de él, esencialmente, la burocracia sindical.

Montoneros había convivido con la “burocracia sindical” bajo la jefatura del líder del movimiento, que desde el exilio canalizaba sus expectativas revolucionarias. Esa distancia, considera Firmenich, determinó la autoconstrucción del imaginario de un Perón que no era el real. Ahora Perón estaba en el país y dice Firmenich :“Perón es Perón y no lo que nosotros queremos”.

Hace poco, Mariano Grondona en un articulo dijo que los jóvenes peronistas recién se estaban haciendo peronistas ahora, porque recién estaban conociendo a Perón…cosa que es objetivamente cierta” …con Perón teníamos una serie de coincidencias en la época de la Resistencia”…”Hoy Perón está aquí, Perón es Perón y no lo que nosotros queremos”.

Firmenich, en un arrebato de sinceridad reconoce “hay que profundizar su pensamiento, cosa que en rigor generalmente no conocemos (…) está escrito en una cantidad de libros, discursos, cartas(…)incluso un libro que la mayoría de nosotros no ha leído: “La Comunidad Organizada” que fija el pensamiento filosófico de Perón, es la ideología de Perón”

“La tercera posición es ideológica que esta equidistante entre el demo liberalismo capitalista y el socialismo internacional marxista, eso es la tercera posición. Eso se expresa a través de un estado que sea económicamente libre y políticamente soberano,(…)donde impere la justicia social garantizada por un estado fuerte; un estado poderoso que estatiza una serie de resortes de la economía, que la planifica de tal modo de recortarle la expansión al capital; es decir humanizar el capital(…)y constituir un estado en el que participen organizadamente los distintos sectores sociales(…) eso es el Justicialismo.(…)En rigor lo que Perón define como socialismo nacional es el Justicialismo.”

“Hay que tener claro que es la ideología. Es un proyecto socio-económico-político que representa en forma cabal los intereses de una clase determinada. Resulta de ello que nuestra ideología es el socialismo, porque el socialismo es el estado que mejor representa los intereses de la clase obrera”

“La ideología de Perón es contradictoria con nuestra ideología porque nosotros somos socialistas (…)para nosotros la Comunidad Organizada, la alianza de clases es un proceso de transición al socialismo”.

Dicho esto, Firmenich concluye este pasaje de su discurso dejando la pelota del lado de Peron. La contradicción esta planteada. Ahora, es Perón quien debe decidir cómo la resuelve: “La contradicción con Peron es insalvable. Su solución ideal seria que Peron optara por admitir que la historia va mas allá de su proyecto ideológico y que nosotros somos los hijos objetivos del Movimiento Justicialista; y que entonces resignara su proyecto ideológico adecuándose a esa realidad.”

“Peron sabe que nuestra posición ideológica no es la misma que la de él, y de ahí que tiene una contradicción que vaya a saber como la resolverá.”

Este desafío abierto hacia Perón, colocándolo ante una disyuntiva cuya resolución ideal sería ni más ni menos que le resignación de su proyecto ideológico por el proyecto montonero, tenía como agregado fundamental la disputa por la conducción del movimiento y su destino.

“La conducción estratégica para Peron (…)es unipersonal, es el conductor y los cuadros auxiliares. Eso es contradictorio con un proyecto de vanguardia, en donde la conducción la ejerce una organización, no un hombre, no hay conductor. A partir de allí, del desarrollo de nuestro proyecto, y de nuestra intención tal vez “desmedida”, de ser conducción estratégica, surgen confrontaciones o competencias de conducción.”

El asesinato de Rucci para “apretar” a Peron

El 25 de septiembre, dos días después del triunfo electoral de Perón, un comando de FAR-Montoneros, asesinó de 23 balazos al Secretario General de la CGT. Un dirigente de total lealtad y confianza de Perón y un pilar clave en el proyecto del Pacto Social que llevaba adelante el gobierno. Ninguna organización guerrillera reinvindicó el atentado. Recién en junio de 1975 en la revista oficial Evita Montonera, la organización asumió la autoría. Pero, en ese momento la frase mas repetida entre la militancia de JP era “fue la CIA”.

Al día siguiente de la ejecución de Rucci, en el departamento de Pedro Del Piero, estaban reunidos un grupo del Comando Tecnológico: Norberto Raffoul, Miguel Saiegh, Hernán Patiño Mayer y Edgardo Margiotta a la espera del jefe montonero, Horacio Mendizábal, para analizar su posible incorporación a la organización.

Hernan Patiño Mayer cuenta “Bajamos Pedro y yo para ir a buscarlo a Mendizábal. Y en el ascensor le dije: ‘¡qué hijos de puta los del ERP 22 que lo hicieron boleta a Rucci!’. Mendizábal nos miró, casi diría como si fuéramos –tal vez lo éramos- unos pelotudos y nos dijo ‘fuimos nosotros’….Obvio que esa reunion fue debut y despedida, nunca mas volvimos a tener contacto con Montoneros.”

Del “fue la CIA” al “fuimos nosotros” son las frases repetidas en todos los testimonios de quiénes recuerdan el desconcierto que les produjo la noticia.

El poeta Juan Gelman en ese entonces militante montonero años después dirá: “Lo de Rucci no se hizo para despertar la conciencia de la clase obrera; se hizo en la concepción de tirarle un cadáver a Peron sobre la mesa para que equilibrase su juego político entre la derecha y la izquierda.Cuando se produce lo de Rucci en septiembre de 1973 y lo de Mor Roig después, hay gente de distinta procedencia que no esta de acuerdo. Como conclusión, lo de Rucci iba a cercenar el apoyo de la clase obrera y lo de Mor Roig los apoyos de la clase media”

Este hecho trascendente no sólo marcó un punto de difícil retorno en la relación Montoneros – Perón, sino que también fue determinante para que, muchos militantes críticos, (o autocríticos) del rumbo que venía adoptando la organización y su conducción, rompieran con ella.

Se multiplican los disidentes

Los primeros en reaccionar fueron los veteranos militantes Jose Luis Nell y Lucia Cullen, quienes le trasmitieron la información a su amigo y confesor el padre Carlos Mugica, quien diría a quien quiera escuchar: :“¿Quien mato a Rucci? Los Montoneros. No es lo que yo opino. Lo se. Los montoneros lo hicieron saber directamente. Le quitaron la alegría tremenda de experimentar a Peron dos días después de ser elegido Presidente…Le castraron la alegría y eso es imperdonable. No importa la autocrítica…¡la cagada que hicieron !Un error tremendo de la burocracia montonera la nueva burocracia.”

A partir de allí, creció el estado de deliberación interno en los distintos grupos de JP-Montoneros . Enterado Peron recibió varias veces a los disidentes alentándolos a dejar las armas y sumarse al proceso de reconstrucción nacional.

Luego del Congreso de Baradero se fueron encadenando los pronunciamientos públicos de distintas columnas montoneras. El 9 de Febrero rompe la Columna Oeste, uno de los pocos grupos montoneros conformado por obreros y militantes sindicales. En una conferencia de prensa dada en la Asociación Obrera Textil de Moreno dirigentes de diferentes agrupaciones anunciaban : “Desconocemos a Quieto y Firmenich como conductores de Montoneros, pues desvirtúan aquellas banderas alzadas por el pueblo peronista cuando gritábamos que Montoneros son soldados de Peron, afirmamos que no tenemos ninguna diferencia, ni ideológica, ni política, con el General Peron y ponemos a disposición del General estas agrupaciones, que nos seguimos llamando Juventud Peronista y que seguimos perteneciendo a la Tendencia Revolucionaria Peronista.” Los firmantes eran: Lolo Gomez, Roberto Fiore, Jorge Martinez, Juan Carlos Gomez, Jorge Veliz, Gustavo Ascar y Luisa Pereyra

Casi en simultaneo al Congreso de Baradero, Roberto Bustos –Diputado Nacional y Secretario Gral de la UOCRA en Bahia Blanca y Alberto Coudouy –Secretario Gral de los Viales—difundían un comunicado de la Juventud Trabajadora Peronista JTP (frente sindical de Montoneros) , encuadrándola “bajo la conducción de Peron”. Peron, recibió inmediatamente a Bustos y Coudouy para protegerlos y darles aire.

En el gobierno de Bidegain fueron varios los funcionarios que rompieron con Montoneros, entre otros Alejandro Peyrou, Oscar Balestieri y Alcira Argumedo

En La Plata Carlos Negri (electo Diputado Provincial en 1973) lideraba un grupo de JP con trayectoria y militancia en los barrios y la universidad. Cuenta Negri: “cuando se producen las disidencias nos vinculamos con Patricio Jeanmaire de Baradero, con el cura Galli; con el Negro Eduardo Moreno y Horacio González. Nuestro grupo creció mucho, sin nombre. En esa etapa de absorción continua y dinámica de compañeros, a nuestro criterio, ponerle un nombre era cerrar la puerta. En el grupo estaba Néstor Kirchner, Lupín, que nunca había ingresado a la “Orga”, y venía con su novia Cristina (por esa época se casaron)”.

Aunque el grupo de Negri no adopto el nombre de JP Lealtad, conceptualmente, se inscribio en el universo de ideas y el espíritu de la fractura. Cristina, por caso, hizo pública en reiteradas ocasiones su opción por Perón en el marco de la ruptura con Montoneros. Tambien Alberto Fernandez que era muy jovencito, estuvo vinculado al grupo de la UES Lealtad, que encabezaba Mario Moldovan.

En la Capital Federal Eduardo Rollano recuerda el grupo de la zona centro: “El jefe era Raúl Blanco, Rulo (Teodoro Boot) , en ese ámbito estaba Tito Pandolfi; Horacio González, el colorado Tomás, Coco y Coca; la negra Irma Parentella.

Entre otros militantes que participaron de la ruptura podemos mencionar: Leopoldo Halperin, Rodolfo Briozzo, Dante Oberlin, Jorge Rachid, Artemio Lopez, Ariel Kogan, Jorge Gaggero, Fito Rimedio, Alberto Iribarne, Marcela Darrieu, “Pato” Galmarini, Susana Ratti, Paulo Chinchilla, “Carancho” Ramirez, Heriberto Jauregui Lorda.Y muchos mas, que en la etapa previa al 73 participaron de la lucha armada, y aun prefieren mantener el anonimato.

En la Universidad de Bs As se dio la paradoja de que aquellos profesores y decanos que rompieron con Montoneros y declararon su lealtad al Presidente Peron, fuero cesanteados por el Vicerrector Ernesto Villanueva, que permanecía fiel a la Organizacion.

Marcelo Kohan lo recuerda asi: “Cuando renuncia Puiggros y asume Solano Lima es cuando se plantea la famosa “crisis de los decanos de la Lealtad”. Donde el poder de la Tendencia en la Universidad pone en jaque a todos los decanos que estaban alineados con la Lealtad: Oscar Sbarra Mitre en Económicas; Lugo en Exactas; Enrique Martínez en Ingeniería; Horacio Pericoli en Agronomía; e Ibarlucía -que trataba de tener alguna participación distintiva que no pudo- en Arquitectura.Y lo que se reclama, por parte de Montoneros, es que eche a los docentes de la ADUP Lealtad de los cargos de conducción que tenían en la facultad, como Jorge Urriza y el Chango Da Rocha. Los compañeros de Lealtad tenían predominio en la agrupación de docentes; en tanto que, la mayoría estudiantil era de la JUP oficial y la minoría era de la JUP Lealtad; entre los últimos estaban Alberto Iribarne, Juan Pablo Cafiero, el “cabezón” Donohe, Norberto Ivancich, Quico Marafiotti . A estos enfrentamientos yo los vivía como una pelea entre hermanos, que definitivamente lo eran.”

En un comunicado referido al 1° de Mayo, la JUP Lealtad, expresaba: “A partir de ahora ya no caben interpretaciones capciosas: o se avala el Proceso de Unidad y Reconstruccion Nacional, o se pasa a ser el agente que de una forma u otra sirve de base de maniobra a los imperialismos” .Firmaban: Norberto Ivancich, Jose Lapetina, Osvaldo Riera y Luis Marchisio.

Amigo inseparable de Carlos Mugica, el “Negro” Vidal Giménez llegó a ser el principal dirigente del Movimiento Villero Peronista. Con la ruptura de la Lealtad, el “Negro” eligió mantenerse leal a Perón, dando nacimiento del Movimiento Villero Peronista Lealtad (MVPL)

En Rosario la disidencia la encabezo el dirigente barrial de JP, Roberto “Chino” Hyon. En Corrientes, Chaco y Misiones, Victor Espinoza, Walter Kuntz y Rodolfo Gago.

El 8 de abril, el Jefe de la Regional II, Jorge Obeid junto con los Diputados Juan Lucero, Domingo Pocchettino y Hector Pizarro, rompen con Montoneros. Obeid es reemplazado por Gustavo Mechetti. Tambien en la Universidad por diferencias con Montoneros, renuncian los decanos de Ciencias de la Educacion Henry Trevignani; de Ingenieria, Raul Alberto Churruarin; y de Bioquimica, Angel Piaggio. De la JTP, renuncia Hugo Miretti de bancarios.

Solicitada. La Conducción de Montoneros es Perón

El 14 de marzo de 1974, se da a conocer públicamente el grupo “Montoneros “Soldados de Perón”” a través de una solicitada de página entera en varios diarios. Estaba dirigida “Al pueblo peronista” y llevaba por titulo “La conducción de Montoneros es Perón”. En el titulo se resumía de manera simple la disyuntiva planteada en el seno de la Tendencia: se seguía aceptando la Conducción de Perón o se apostaba a una nueva conducción del peronismo dirigida por Quieto-Firmenich.

En la solicitada podía leerse:

“(…) nuestro Líder el Teniente General Juan Domingo Perón, ha dado los primeros pasos seguros hacia la Liberación Nacional. Sin embargo, retardatarios y apresurados, desde adentro y desde fuera del Movimiento Peronista y en función de proyectos propios, persisten en torcer el rumbo marcado por nuestro Conductor y sabotean sistemáticamente el proceso de Reconstrucción Nacional, haciéndole el juego a nuestros enemigos históricos, replegados pero alertas.Los retardatarios, escudados tras una falsa ortodoxia. Los apresurados, pretendiendo instrumentar un falso monopolio de la lucha y el sacrificio.”

“El retorno a la Patria y al gobierno del general Perón son el resultado de 18 años de guerra integral del pueblo peronista, bajo su conducción estratégica y no solo de la lucha de los últimos años o de las acciones heroicas de un conjunto de militantes.”

“Es en este contexto, con el aramburazo, en el que nace la Organizacion Montoneros, como fruto de la historia de lucha de nuestro Movimiento asumiendo en su plenitud una doctrina y una lealtad incondicional y a la Conduccion (…) expresada en la consigna (…) Peron o Muerte.”

(…) “A partir del 25 de mayo de 1973, recuperado el gobierno para el pueblo y planteada por el General Perón una etapa de Reconstrucción Nacional en el camino hacia la Liberación, ésta nos debió haber encontrado como sus más leales y activos soldados. Sin embargo, la conducción nacional de la Organización fue asumiendo una concepción ideológica que nos llevó a la incomprensión y al enfrentamiento del proyecto fijado por el Conductor del pueblo argentino”

“Los firmantes: Columna Oeste del Gran Buenos Aires, Columna Capital Federal, Columna Nordeste de la Provincia de Buenos Aires -ex columna Artigas-, Unidades de la Columna Sur de Gran Buenos Aires y Unidades de la Columna Norte de Gran Buenos Aires, resuelven: “

“1°) Desconocer a la actual conducción nacional de la organización por ser la responsable directa de las modificaciones inconsultas de nuestra linea politica-militar, apoyada sobre sectores recién incorporados al movimiento y a la organización.

2°) Reafirmar la nunca desmentida conducción del General Perón, como Líder de la clase trabajadora argentina y de la Revolución Justicialista.

3°) Convocar a todos los peronistas a ampliar su organización en la lealtad y su participación activa en la defensa del gobierno del pueblo”.

Firmaban: “Montoneros “Soldados de Peron”, acompañado por el tradicional “Perón o Muerte. Viva la Patria”.

Carlos Mugica manifiesta su apoyo a la Lealtad

El 19 de marzo, en el diario Mayoría Mugica publicó una columna titulada “La encrucijada de la juventud: de la alineación ideologista al realismo cristiano.” En el texto, expresaba su apoyo a la JP Lealtad y reforzaba los argumentos de la solicitada de los “Montoneros Soldados de Perón”.

Carlos Mugica: “Es reconfortante advertir en una reciente solicitada de los sectores mas combativos de nuestra juventud el rechazo categórico al socialismo dogmático y la afirmación rotunda de la doctrina justicialista”(…)En estos días hubo dos manifestaciones publicas. Una en el estadio de Atlanta. Muchos jóvenes, pocos obreros. Allí prevaleció la ideología por sobre la realidad.( se refiere al acto de Atlanta donde hablo Firmenich). Otra en Plaza de Mayo. Esos trabajadores auténticos cabecitas no especulaban cuando gritaban” Peron –Zorilla un solo corazón”. Estaban reclamando condiciones dignas de trabajo y carne barata para el pueblo”

“La encrucijada de la juventud es dramática. Y nos envuelve a todos. Porque sin ella no vamos ni a la esquina. Y la responsabilidad de nosotros, sacerdotes, educadores, es enorme.”

“Si la juventud renuncia a buscar la revolución en los libros (con el peligro de morirse en un error de imprenta) y asciende al pueblo asumiendo sus problemas reales y su lucha por acabar con el gran pecado de nuestro tiempo, la explotación del hombre por el hombre, el destino de la revolución justicialista quedara asegurado.”

El diario Noticias dirigido por Miguel Bonasso, en un pequeño recuadro de su pagina central le respondió a Carlos Mugica con el título: “Nuevas ideas del Padre Mugica”. El breve comentario concluía con una frase de clara intención descalificatoria: “Durante la campaña electoral… Mugica solía ser aclamado al grito de “Mugica Montonero”, calificativo que una vez desestimó diciendo, “No me da el cuero”. Era una obvia acusación de cobarde, la chicana preferida de la organizacion contra los que disentían con su Conducción. Un Carlos Mugica que no se cansaba de repetir su convicción de: “estoy dispuesto a que me maten pero no a matar”. Una convicción y valor que pago con su propia vida.

Amenazas y castigos a los disidentes

En 1974 cuando se produce la fractura de la Lealtad, Montoneros saca un documento titulado “Tratamiento a los disidentes”. Alli se preveían sanciones incluida la “pena de muerte” para los disidentes y quienes colaborasen con ellos. Salvo el caso del “Checo” Armua en Corrientes, hasta donde sabemos, no se produjo otra ejecucion por esta causa. Esto suponemos se debió: primero, a que el militarismo todavía no estaba tan exacerbado. Segundo, que los disidentes que se iban, eran muchos. Y tercero, que una ejecución hubiese desatado una matanza interna, atento a que muchos de los disidentes eran veteranos cuadros militares.

Por ello los disidentes sufrían otro tipo de castigo, basicamente una campaña pública de desprestigio, acusándolos de “romper por derecha”,de ser “oportunistas,” “lopezrregistas” “Isabelistas”, etc.

Por lo bajo estaban los “juicios por traición”, las “condenas a muerte” y las “detenciones de compañeros”. En general la mayor atención estaba centrada en la “no devolución de las armas”. Parecían más preocupados por perder armas, que por perder militantes. Pero, este tipo de amenazas, para cuadros que quedaban marginados y desprotegidos, produjo el efecto político de retraer su militancia o directamente, abandonar la actividad política.

Ademas los “Lealtad” cargaban con otra mochila. En una Argentina progresivamente polarizada entre la izquierda y la derecha, además de la amenaza de Montoneros, los “Leales” tenían la amenaza de la derecha. Para los montoneros eran “traidores” y para la derecha eran “montoneros”, porque de hecho, poco tiempo antes lo eran. Por lo tanto las balas podrían venir de cualquiera de los dos lados. El mas claro de estos ejemplos, fue el asesinato de Carlos Mugica.

La Lealtad no tuvo tiempo de estructurarse como nueva organización política. A los cuatro meses muere Perón que era su único paraguas político. Y los cuadros de La Lealtad, virtualmente se dispersan dentro del Movimiento Peronista, algunos van a trabajar en grupos barriales y sindicales, otros directamente van al exilio interno o externo.

En cambio Montoneros amplia su base de militantes incorporando al aparato militar a cientos de jóvenes estudiantes secundarios (UES) y universitarios (JUP). Lo que siguió ya es parte de otra historia.


(*) El columnista es autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón

Fuente: lmneuquen.com

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