Estudian el pensamiento de Perón en la Universidad de Stanford
“Sorprende que no haya aquí un instituto que guarde el archivo de la historia de Perón y del peronismo.” Herbert S. Klein y José C. Chiaramonte son los compiladores de un libro de ensayos basados en cartas y documentos escritos o recibidos por el general durante su exilio, que están en el Instituto Hoover, en California.
Por Claudia Peiró
La dispersión de los papeles de Perón es tan grande que a veces se encuentra más y mejor material en el exterior que en nuestro propio país. Es en parte el caso de la biblioteca de la Hoover Institution (Universidad de Stanford, California) que ha venido adquiriendo desde la década del 80, de manos de coleccionistas privados, una gran cantidad de la correspondencia que durante su largo exilio Perón intercambió con un muy amplio espectro de corresponsales: militantes, políticos, intelectuales.
Como explican los historiadores e investigadores Klein y Chiaramonte en esta entrevista con Infobae, el archivo Hoover es de consulta abierta a todo interesado de cualquier país, y puede ser consultado tanto presencialmente como a distancia, gracias a un servicio de microfilmado y documentación.
El libro El exilio de Perón. Los papeles del Archivo Hoover, que acaba de editar Sudamericana, es una compilación de ensayos realizados en base a esas cartas y documentos y a la vez incluye, a modo de muestra, un importante anexo documental que reproduce parte de esa correspondencia.
Una compilación de ensayos basados en las cartas y papers del Archivo Hoover. El anexo documental reproduce varios de estos documentos
Este libro tiene un doble mérito: en primer lugar, poner en evidencia, por contraste, la gran asignatura pendiente que tiene el Estado argentino -entendido en sentido amplio: gobiernos, academia, instituciones…- en reunir, sistematizar y poner a disposición del público la memoria histórica de nuestro país. En segundo lugar, El exilio de Perón es una muestra de un fenómeno relativamente nuevo: el estudio académico del pensamiento de quien fue, en palabras de Herbert Klein, “una gran figura del siglo XX”; si bien existen numerosos trabajos sobre el peronismo, no ha sido tan estudiada la gran producción escrita de Perón.
Los ensayos compilados son de temática y enfoque variados: el lugar de la economía en el pensamiento de Perón, las modalidades organizativas de la Resistencia, el vínculo del líder con los grupos más radicalizados o el punto de vista de sus interlocutores, representantes de un muy amplio abanico de pensamientos (de Rodolfo Puiggrós a Marcelo Sánchez Sorondo). Y hay también un original ensayo sobre la relación del General con el revisionismo histórico: Perón no era rosista, concluye.
En el libro Perón y la guerra sucia, Carlos Chango Funes,colaborador de Perón en los años 70, lamentaba “el prejuicio academicista” que descalificaba al justicialismo “como materia no digna de estudio” y “la censura antiperonista (que) habían privado a toda una generación de estudiantes universitarios, políticos y militares, de un acceso sistemático a la doctrina justicialista”. Funes se refería a los años anteriores al regreso de Perón.
Hoy la censura ya no existe. El prejuicio academicista empieza a ser despejado con el aporte de libros como esta compilación de Klein y Chiaramonte.
El Instituto Hoover (Universidad de Stanford) ha adquirido parte de la correspondencia de Perón con sus numerosos interlocutores en el país
Herbert Klein es curador de la colección América Latina de la Hoover Institution Library and Archives. Fue profesor de historia y director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford.
José Carlos Chiaramonte es profesor honorario de la UBA e investigador emérito del Conicet. Fue director del Instituto de Historia Argentina y Americana entre 1986 y 2013. Es autor de varios ensayos sobre los orígenes la Nación y el Estado argentinos. Su último libro es Raíces históricas del Federalismo Latinoamericano (Sudamericana, 2016).
— Sobre el peronismo existe mucha bibliografía, pero a Perón como figura, sus escritos, su pensamiento, ¿creen que se lo ha estudiado lo suficiente en el ámbito académico?
HK: — Sí, siempre se puede añadir más material sobre una personalidad tan importante como lo fue Perón en aquella época. Fue una gran figura durante casi la mitad del siglo XX y entonces es fundamental coleccionar el material que da una visión de él y de su visión del país. Las fuentes que estamos usando en este libro son realmente originales y consisten especialmente en su extensa correspondencia y en documentos que reflejan su pensamiento sobre la situación internacional durante la época en que él estaba en el exilio.
— Estos trabajos, de los que ustedes son los compiladores, ¿son los primeros que se han hecho en base a ese archivo
HK: — No, hay otros, varios estudiantes argentinos han pasado por California, han visitado esta colección, y ya había varios estudios basados en ella. Pero este es el primer esfuerzo común de un grupo grande de expertos en Perón por reunir el material. Lo interesante es que casi la mitad de este volumen son documentos originales escritos por Perón o dirigidos a Perón en la época, seleccionado para mostrar la riqueza del archivo.
— Sí, porque se trata de cartas de muy diversos corresponsales…
HK: — Sí, de personalidades. Además hay una serie de ensayos de Perón sobre el Tercer Mundo, una carta al presidente Kennedy analizando la política internacional de la época, y muy bien escrita, que muestra que él tenía muy claro qué quería hacer en relación al movimiento peronista en la Argentina y al mismo tiempo trata de aclarar su posición entre todos los nuevos movimientos nacionalistas, del Tercer Mundo, que estaban apareciendo en esta época.
— ¿A usted como extranjero le sorprende la vigencia que todavía tiene el peronismo -y el antiperonismo- en este país?
HK: — No (Risas)
— No le sorprende.
HK: — No, no, es parte de la cultura argentina y todavía hay gobiernos que se declaran peronistas o pro peronistas o neo peronistas. Entonces es un asunto continuo hasta hoy. Más de medio siglo con la cuestión de la incorporación de clases populares en el gobierno, con los derechos civiles, con la seguridad social, con todo el debate del Estado y el pueblo; el peronismo todavía es fundamental en este país en el sentido de que todo el mundo reacciona al peronismo o está vinculado con debates que fueron planteados en la primera época de Perón.
— ¿Cree que el libro responde a la pregunta de por qué logró Perón volver? Un hecho bastante inédito en la historia, incluso universal.
HK: — Sí, en parte. Muestra su creciente interés y concentración en esta cuestión del regreso. En toda su actitud, en todas sus ideas, en numerosas cartas y discusiones que él tiene con todo el mundo, queda claro que estaba pensando en el regreso y en mantener al peronismo como una fuerza importantísima. Y realmente es un caso excepcional en la historia, que un gran líder expulsado del país, supuestamente destruida su carrera, pudiera mantener su movimiento y regresar eventualmente.
JCC — Con respecto a esa pregunta, este archivo es una parte de una documentación cuya magnitud desconocemos, que está dispersa por todas partes. Pero tiene bastante material para ver cómo Perón va tejiendo los hilos, con las instrucciones que va dando a la gente que tiene en Argentina, para ir movilizando e inclusive para ir preparando un movimiento insurreccional. Como el aliento que da justamente a la lucha, digamos, revolucionaria. Eso está claro. Asimismo cómo van cambiando sus juicios sobre los políticos argentinos, por ejemplo sobre Frondizi, hasta llegar a manifestaciones no sólo de crítica por no cumplir el compromiso asumido sino de desprecio personal a esa figura gobernante. Entonces, si bien es una documentación no completa, tiene bastante riqueza en este sentido.
Durante su largo exilio, Perón intercambió correspondencia con numerosas personas en la Argentina. Aquí en su residencia de Puerta de Hierro (Madrid) con Isabel
— El margen de maniobra que podía tener el líder exiliado de un país periférico, que además no quería alinearse, abiertamente, ni con los rusos ni con los norteamericanos, era muy estrecho. ¿Está contemplado en estos análisis el marco geopolítico, el condicionamiento externo?
JCC: — De la documentación del archivo lo que surgen son los análisis internacionales de Perón -hay varios documentos sobre esto-, donde expresa lo que uno ya conocía bastante de él, la tercera posición. En qué medida esa tercera posición es discursiva, o solamente discursiva, porque después se ve desmentida por algunos compromisos formales que durante su gobierno ha tenido que tomar, desde Chapultepec en adelante, bueno….
HK: — Pero no hay duda de que el gobierno americano estaba en contra de él y de su movimiento. Y en la documentación no vi ningún esfuerzo formal de él por negociar con los Estados Unidos o buscar espacios especiales. Estaba completamente concentrado en cuestiones nacionales de Argentina y en cuestiones internacionales en relación al Tercer Mundo que él pensaba era un movimiento con el cual él podía identificarse y combinar apoyo internacional para su posición una vez que estaba de nuevo en Argentina.
— Si bien Perón en algún momento alentó o bendijo algunos grupos armados, el peronismo obturó la posibilidad de una revolución de tinte marxista, que posiblemente de todos modos hubiera fracasado. Desde la perspectiva presente, ¿ese hecho es visto como positivo o negativo?
HK — Está claro que Perón usaba todos los instrumentos posibles para regresar. Si había posibilidad de usar movimientos estudiantiles y revolucionarios para presionar al gobierno, él estaba dispuesto a hacerlo. Y su actitud frente a estos grupos una vez que él regresó al poder fue completamente diferente. Pero fue obvio que estaba usando a los sindicatos, a los movimientos estudiantiles, a los movimientos revolucionarios, todo, para regresar. Entonces no importaba en el momento cuál instrumento era más importante porque estaba usando todo para presionar al gobierno nacional aquí.
JCC: — Hay documentación que, puesta en contacto con otra que uno conoce, permite observar una evolución de la forma en que Perón pensaba la organización del movimiento durante la llamada resistencia. Es evidente que el incumplimiento de Frondizi del compromiso de levantar la veda electoral al peronismo durante su gobierno, y durante los gobiernos posteriores, acentúa la fase violenta del mensaje de Perón, el llamado a la lucha insurreccional. Pero en función de lo que uno conoce, y ahí en el archivo no hay mucho, falta… porque debe haber habido más documentos en los que Perón les decía a los Montoneros, por ejemplo, “bueno muchachos, eso estuvo bien antes, pero ahora por favor modérense un poco”. Que es lo que los Montoneros no aceptaron.
— Estas cartas, al leerlas, ¿tienen la impresión de que son privadas o son cartas que Perón escribía sabiendo que un día ustedes las iban a publicar? (Risas) … que se podían publicar en cualquier momento.
HK — Escribía con conciencia histórica. Escribía privadamente, entre él y un grupo, pero siempre con la idea de que todo el mundo quería conocer su pensamiento.
JCC: — Evidentemente, un líder político todo lo que escribe, inclusive lo más personal, va a estar pensado en función de la posibilidad de que algún día trascienda. Pero hay algunas cartas mucho más de fondo. Hay una carta muy bien escrita en la que le dice a uno de sus representantes en el país: “Bueno, usted se excedió demasiado, bórrese, no aparezca, deje pasar el tiempo y un día de estos se viene a tomar un café conmigo.” Lo saca del medio con toda elegancia y sin herirlo…
Perón, durante su exilio en Caracas
— ¿Les sorprende el desorden y la dispersión de los archivos de Perón?
HK: — En el tema de la calidad de la documentación sobre Perón en el país, la cuestión fundamental es que obviamente el Estado no está preservando, organizando y poniendo en orden este material. Estoy bastante sorprendido que no haya un instituto peronista que guarde el archivo de la historia de Perón y del peronismo; sería fundamental. Porque tenemos pedacitos, es decir, una pequeña parte de la enorme correspondencia y actividad de Perón.
— ¿Cuántas cartas en total tienen en el Archivo Hoover?
HK — Bueno, 12 cajas, que deben contener más de mil cartas y documentos.
JCC — Hay mucho más material sobre Argentina. Yo digo en broma que es hora de que, después de hacer tantos congresos sobre el peronismo, hagamos uno sobre los pobres gorilas que no tienen representación. Pero, hablando en serio, de opositores a Perón, por ejemplo, hay archivo de (Nicolás) Repetto, de Américo Ghioldi… Hay una lista de todos los archivos sobre Argentina que están en el Instituto Hoover, de 4 páginas y media….
HK — Sí, hemos comprado bastante.
JCC — …de políticos, de historiadores, de periodistas.
— ¿Desde cuándo están esas cartas disponibles para los investigadores?
HK: — Desde fines de los años 80 y para cualquier investigador nacional o extranjero, vinculado con la universidad o independiente. Este material está completamente abierto al público.
— ¿Cómo surgió este interés por la Argentina en Stanford?
HK — El archivo fue fundado por Herbert Hoover [1874-1964], el presidente, que se graduó en Stanford. Él estaba muy interesado en temas internacionales, porque había estado vinculado en varias épocas con esa realidad, primera guerra mundial, post guerra, Rusia, y fundó primero una biblioteca sobre guerra y paz en general y en particular sobre movimientos políticos del siglo XIX y XX. Luego creó un archivo dentro del Instituto que lleva su nombre. Así empezó a comprar y actualmente somos el tercer archivo en tamaño de los Estados Unidos, siendo el primero el Archivo Nacional. Tenemos 6 mil colecciones; probablemente el mejor archivo fuera de Rusia sobre política y cultura de Rusia. Comenzó primero con material de anticomunistas, después de comunistas, y luego material de figuras de la cultura, novelistas, poetas, etcétera. Ahora también tenemos colecciones de Europa oriental y estamos coleccionando de China. La idea es reunir material de todo el mundo sobre movimientos políticos y sociales. Quince mil personas vienen cada año para investigar. Además disponemos de un servicio de preparación de documentos en microfilms o en reproducciones para los investigadores que no pueden venir a Stanford.
Fuente: Infobae