¿Del Gibraltar del Plata al Guantánamo del Cono Sur?
Por Luis Vignolo*
La aprobación en el Parlamento del ingreso del más moderno buque de la Guardia Costera estadounidense, el rechazo a la adquisición de patrullas marinas chinas tras presiones norteamericanas, y el Acuerdo militar con Estados Unidos que prevé “apoyo a operaciones en bases (y la construcción correspondiente a ese apoyo)”, constituyen señales inequívocas del creciente alineamiento automático del gobierno conservador uruguayo con Washington.
Sin los votos del Frente Amplio, tanto la cámara de Diputados como el Senado aprobaron, con los votos de la coalición multiconservadora, el ingreso del buque US Coast Guard Cutter (USCGC) Stone.
La oposición del Frente Amplio al proyecto fue una muy importante señal política, cambiando su postura del 2021.
La vocera de la bancada del FA en diputados fue Micaela Melgar (PCU). Expresó el rechazo al ingreso del buque comenzando por reclamos de mayor información, cuestionó que los nuevos objetivos plantean temas como el narcotráfico, cuestiones doctrinales, y las declaraciones del Comando Sur de los Estados Unidos sobre la importancia que los recursos naturales estratégicos de América Latina tienen para la “seguridad nacional” norteamericana. Reclamó reflexionar sobre las reales hipotesis de conflicto de nuestro país. Recordó Melgar que en la anterior visita del buque, fue la misma Armada Nacional la que se plantó frente a la Guardia Costera yanqui, diciéndoles que no patrullaran en las aguas uruguayas. Continuó afirmando con énfasis apasionado: “cuando nos están diciendo que vienen por nuestros recursos, sinceramente no entiendo cómo se pueden defender después los valores de la soberanía… y los valores artiguistas… porque los valores artiguistas… es plantarse contra los intereses extranjeros… contra los intereses yanquis en primer lugar, porque nos han tratado como su patio trasero toda la vida y nos lo están diciendo en la cara”. Culminó su alegato preguntando: “¿Con todos los intereses que tiene el imperialismo yanqui en nuestro territorio le estamos diciendo vengan?… Nos unen los valores artiguistas… tenemos que apelar al corazón que tenemos todos los uruguayos y uruguayas para decirle a los yanquis que acá no van a entrar”.
Mientras que la vocera de la bancada del FA en el Senado fue Sandra Lazo (MPP). La sendora Lazo fundamentó el rechazo al proyecto diciendo: “No podemos dejar de observar como antecedente… por lo menos el temerario análisis estratégico de la general jefa del Comando Sur, Laura Richardson, sobre la visión y pretensiones de los Estados Unidos en Latinoamérica. Toda una advertencia que podría resumirse en: vendrán por nuestros recursos naturales”. Luego recordó que la Armada Nacional no aceptó en la ocasión anterior tripular este mismo barco. Completó su intervención diciendo: “Este guardacosta cumple no solo la tarea de inspeccionar las aguas de este territorio marítimo sino mantiene relevados los recursos naturales. La estrategia naval de los Estados Unidos declara abiertamente como su principal misión el negar la expansión marítima de China y asegurar el dominio de las vías de navegación por parte de Estados Unidos. No compartimos que nuestro país tenga que estar en medio de esta definición”. Luego señaló que estas actividades no parecen ser casuales sino causales de “las intensas gestiones, presiones y sugerencias… por parte de Estados Unidos en pos de ofrecer equipo militar norteamericano o de países aliados a su estrategia”. En una obvia alusión al rechazo de las patrullas marinas chinas.
Recientemente Juián González Guyer publicó un profundo artículo sobre el mismo tema titulado “¿Uruguay se suma a la “disuasión integrada” de Estados Unidos?” (semanario Brecha, 3 de febrero de 2023). Allí González destaca que con las novedades estratégicas de Washington, la Guardia Costera “ha adquirido una jurisdicción global”. Esa transformación hay que analizarla en el marco de la Estrategia de Defensa 2022 de Estados Unidos, y en particlular el concepto de “disuación integrada”, nueva versión de la doctrina de la seguridad nacional.
El objetivo es enfrentar principalmente a China y Rusia, sin depender exclusivamente de las fuerzas convencionales y nucleares. Se propone integrar los “dominios, militares (terrestres, aéreos, marítimos, cibernéticos y espaciales) y no militares (económicos, tecnológicos y de información; integración entre regiones; integración en todo el espectro del conflicto para evitar que los competidores alteren el statu quo de manera que perjudiquen nuestros intereses vitales mientras se mantienen por debajo del umbral del conflicto armado. Integración de todo el gobierno de los EE.UU. para aprovechar toda la gama de ventajas estadounidenses, desde la diplomacia, la inteligencia y las herramientas económicas hasta la asistencia de seguridad y las decisiones sobre la postura de la fuerza. Integración con aliados y socios a través de inversiones en interoperabilidad y desarrollo de capacidades conjuntas, planificación cooperativa conjunta en todas sus etapas y enfoques diplomáticos y económicos coordinados” (The White House, National Security Strategy, Washington D.C., October, 2022, p.22).
Desde esa perspectiva es necesario interpretar la presencia del Cutter Stone en el puerto de Montevideo y las aguas territoriales uruguayas.
Al mismo tiempo que se procesaba en el Poder Legislativo el tema del buque de la Guardia Costera, el Ministro de Defensa, Javier García, anunció que el llamado internacional por el que se habían seleccionado las patrullas chinas OPV fue declarado desierto. A la vez comunicó que se iniciaron negociaciones para adquirir tres viejos buques noruegos.
Diversos medios de prensa, nacionales e internacionales, han estado informando desde el año pasado acerca de las presiones norteamericanas, como lo señaló tácitamente la senadora Lazo, contra la adquisición de los buques chinos.
Según versiones de prensa, habría sido el senador nacionalista Carlos Camy quien trasmitió los cuestionamientos de la Embajada de Estados Unidos en Uruguay.
Aparentemente las presiones norteamericanas iban acompañadas de la oferta de buques estadounidenses o de Noruega, fiel aliado de Washington en la OTAN.
En medios gubernamentales, si bien han descartado las por demás obvias presiones yanquis, especulan con que la adquisición de los viejos navíos noruegos abrirían las puertas a otras adquisiciones a través de la OTAN.
A la vez las autoridades no han dejado de señalar el “valor” de Noruega, por su cercanía geográfica a Rusia y a la guerra de Ucrania, en otro guiño preocupante del gobierno conservador uruguayo hacia la OTAN.
Mientras tanto permanece en la Comisión de Defensa del Senado el proyecto para la aprobación del denominado:”Acuerdo para la Adquisición de Suministros y la Prestación Recíproca de Servicios (US – UY – 02) entre el Ministerio de Defensa Nacional de la República Oriental del Uruguay y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos de América”, que abre las puertas a la instalación de bases militares norteamericanas en Uruguay.
En el artículo II de dicho acuerdo, la lista de las definiciones incluye en el literal “e.” sobre “Apoyo
Logístico, Suministros y Servicios”, la siguiente explícita referencia a Bases militares: “apoyo a operaciones en bases (y la construcción correspondiente a ese apoyo)”.
Consultado por CLARIDAD el senador del FA, José Nunes (PS), señaló con caracter general que los socialistas han definido no apoyar ningún acuerdo o tratado que implique la posibilidad de la instalación de Bases militares extranjeras en el Uruguay. Eso en el marco de una discusión más general, impulsada por su partido, sobre las relaciones exteriores en materia militar de nuestro país.
La suma de estos hechos y proyectos, en el marco de la guerra de Ucrania que enfrenta a la OTAN y Rusia, así como, en sentido opuesto, el intento de relanzar la integración latinoamericana por parte de los nuevos gobiernos progresistas de la región, como se evidenció en la reciente Cumbre de la CELAC en Buenos Aires, ubican la extrema importancia de la pregunta formulada por Julián González Guyer sobre Uruguay y la “disuasión integrada” de Estados Unidos.
Esa interrogante se suma a las planteadas en CLARIDAD desde el año pasado, acerca del coqueteo gubernamental con la posibilidad de que Uruguay sea declarado “socio gobal de la OTAN” y/o “aliado extra OTAN de Estados Unidos”.
Es de la mayor gravedad imaginable que el Uruguay se cristalice como la “pieza axial de la balcanización del cono austral”, al decir de Vivian Trías.
*Director general de la Fundación Vivian Trías (Montevideo, Uruguay)
Fuente: periodicoclaridad.com