Carta abierta de la hija de Pedro Castillo

Mi mente tiene muchos momentos grabados que en realidad quisiera olvidar. Me refiero el día 7 de diciembre. No sé por dónde empezar, pero lo que más recuerdo es que a las 11 de la mañana, después de haber escuchado el menaje de la tv, bajé a ver a mi madre, que como lo imaginaba estaba orando y tenía los ojos llenos de lagrimas y no sabia que hacer más que pedir a Dios su ayuda.

En eso llegó mi papá diciendo nos tenemos que ir porque los de la marina van a venir a sacarnos. Me asusté y corrí al segundo piso donde estaban Arnol y mi pequeña Alondra a los cuales les dije “tenemos que salir”. Solo llevamos las cosas personales y la ropa que teníamos puesta, bajamos corriendo y teníamos el corazón acelerado pero los carros donde siempre nos transportábamos estaban afuera listos para salir y cada carro con su respectiva seguridad.

Mi papá se aseguró que Arnol y yo estemos en el carro segundo y en el primero subieron mi mamá, Alondra mi papá ( yo sentí algo raro porque Alondra, Arnol y yo siempre vamos juntos en el mismo carro pero estaba vez mi papá se aseguró de llevar Alondra con él, creo que tenía miedo ) y el Doctor Aníbal junto a ellos.

Mi papá mencionó a la seguridad que teníamos que partir y partimos a toda velocidad. Avanzamos unas cuantas cuadras. Todos estábamos muy nerviosos, tensos. No puedo explicar ese momento. La verdad es que ni siquiera sabíamos a dónde íbamos, solo seguíamos al carro donde estaba mi papá. Por un momento me sentí segura porque al final estábamos todos: me refiero a mi familia. Mi mirada estaba fija hacia el frente. nunca dejé de ver hacia al frente.

Sentí alivio de salir del palacio y de pronto veo que se detienen y la verdad pensé que era solo una coordinación. Como siempre la seguridad hablaba por teléfono pero los minutos pasaban y no sé, las personas empezaron a decir “está huyendo a la embajada”.

Este es el momento que más me duele describir, el más doloroso. Vi a dos efectivos de la policía que llevaban pasamontañas que nos apuntaban con armas a mí y Arnol. Pidieron que avancemos. La verdad no entendía nada. Ya la seguridad no decía nada y yo no conocía Lima. Al ver que llegamos a la prefectura sentí miedo y solo quería llorar.

Llegamos y nadie decía nada. Luego vi bajar a mi papá y el alma se me rompió. Sabía que era la última vez que lo veía. Lo supe porque él que estaba a cargo de ese operativo antes me había detenido a mí y sé cómo trabajan. Temía que le hicieran algo a mi papá. Solo puedo decir que en mi mente decía “él es fuerte”.

Luego nos fuimos a refugiarnos en una casa de unos amigos. Luego de todo llegamos y mi madre estaba en otra dimensión, estaba un poco pálida y no quería decir nada. Mi sorpresa era habar con Alondra. No sabía qué decir. Ella es una niña muy inteligente pero también sentía mi dolor… quiero olvidar ese día… pasaron algunas horas y en momento Alondra nos comenta que vio que nos amenazaron con un arma, que ella se aferraba a mi papá. Dice que al momento que mi papá vio eso de la amenaza del arma es donde menciona “está bien pero sin violencia”. Antes de bajar del carro mi papá menciona lo siguiente: “Yo nunca voy a traicionar a mi pueblo y si es por ellos a la cárcel tendré que ir”.

Al volver a hablar con Alondra siento su dolor con cada palabra que menciona. Llevamos mucho dolor por dentro, me siento culpable de tanto dolor hacia mi familia. Soy la mayor y no los pude defender. Es difícil vivir pensando en mi pequeña Alondra. Está muy mal mentalmente. No entiendo por qué el poder puede violar todos los derechos humanos de una niña de 11 años.

Quiero justicia para mi hermanita. Yo puedo hablar de todo lo ilegal que fue la detención. Quiero decirle al mundo todo lo que nos hicieron y es nuestra fe en Dios y ver libre a mi papá lo que nos levanta cada día y no hace seguir. No puedo explicar lo que se siente ser una familia unida y de repente quedarte totalmente sola. Tengo a mis hermanos y mi mamá en México y a mi papa en Barbadillo. Hay días que no quiero seguir. Las fuerzas se me van pero recuerdo que mi papá lleva dos meses sin hablar con mis hermanos (sin comunicación telefónica porque no le permiten tener llamada, cuando aquí en el Perú sí se tiene derecho a una llamada diaria). Extrañamos mucho a mi papá.

Mi papá el es un hombre muy bueno que luchaba por su pueblo todos los días y sacrificó muchas cosas por el bien del país. Mi familia y yo suplicamos por ayuda internacional, estaremos eternamente agradecidos.

Bendiciones.

* Hija de Pedro Castillo,

presidente del Perú.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *