Envío de armamento de EEUU a Ucrania incluye bombas de racimo, prohibidas por 108 países en convención internacional
Las bombas de racimo son un método de dispersión de un gran número de minúsculas bombetas procedentes de un cohete, misil o proyectil de artillería que las dispersa en pleno vuelo sobre una amplia zona. Están concebidas para explotar en el momento del impacto, pero una proporción significativa de ellas son “inútiles”. No explotan inicialmente, sobre todo si caen sobre suelo húmedo o blando. Pueden explotar después al ser recogidas o pisadas, matando o mutilando a la víctima.
En virtud de la Convención de Oslo de 2008, firmada por 108 países, se prohíbe el uso, producción y transferencia de este tipo de armamento “bajo cualquier circunstancia”.
Más de 100 países, entre ellos el Reino Unido, Francia y Alemania, han firmado un tratado internacional -la Convención sobre Municiones en Racimo- que prohíbe el uso o almacenamiento de estas armas debido a su efecto indiscriminado sobre la población civil. Los niños son propensos a sufrir lesiones, ya que las bombetas pueden parecerse a un pequeño juguete abandonado en una zona residencial o agrícola y a menudo se recogen por curiosidad.
“Fue una decisión muy difícil para mí. Y, por cierto, lo hablé con nuestros aliados, lo hablé con nuestros amigos en el Capitolio”, dijo el presidente Joe Biden al justificar la medida, y añadió: “Los ucranianos se están quedando sin munición.”
“Esta es una guerra relacionada con las municiones. Y ellos se están quedando sin esa munición, y a nosotros nos queda poca”, dijo el mandatario en una entrevista con la cadena CNN. El último cargamento de armas de la administración Biden para Ucrania tiene un valor de $800 millones. Incluye vehículos de combate Bradley y Stryker, misiles de defensa antiaérea y equipos antiminas.
El Pentágono señaló que Rusia ya ha utilizado bombas de racimo en Ucrania y una investigación de Naciones Unidas descubrió que Ucrania probablemente también las ha utilizado, aunque el país lo ha negado. Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, dijo que para su país rige el tratado de Oslo.