La “libertad” de los brutos, segunda parte. Por Horacio Paccazochi
La primera apareció en tiempos de la pandemia y se refería entre otros a dirigentes como Patricia Bullrich que organizaban manifestaciones para oponerse a las medidas de restricción para impedir el contagio, o a las vacunas rusas (las únicas que podíamos acceder), pidiendo la norteamericana Pfizer, a cambio de entregar las Malvinas.
Hoy aparte de esta candidata a presidente ha surgido otro, Milei, que también en aras de la “libertad” propone disolver todo lo que puede regular la vida nacional empezando por el Estado.
Bastó que este gobierno intentara tímidamente poner freno a la actitud prepotente y monopólica de acopiadores de granos como Vicentín, para que salieran nuevamente a la calle estos militantes de la “libertad” con la consigna “todos somos Vicentín”. Que sepamos los argentinos no le pedimos créditos millonarios al Banco Nación para después no pagarlos, como tampoco estafar a productores que confiaron en ellos, ni dejar en la calle a cientos de empleados.
Hoy a caballo de una mala situación de la economía nacional en parte por situaciones no deseadas como pandemia, guerra y sequía, pero también por una mala gestión política de un gobierno enfrentado internamente, aparecen nuevamente los salvadores de la republica enarbolando su eterna bandera de la “libertad”.
Entonces cuando la “libertad” comprende sacar regulaciones en un mercado interno donde predominan las posiciones monopólicas, en donde dos o tres empresas (en algunos casos una sola), manejan los precios de un producto, es dejar al consumidor a expensas de pagar lo que se les pida o nada. Lo mismo trasladado al campo de la salud, la educación y todo lo que permita que el ciudadano común no quede desguarnecido y a merced de los que deciden que debemos consumir y a qué precio.
Entonces que un argentino de a pie desconozca, por falta de información, instrucción o lo que sea, los mecanismos del mercado, y el papel fundamental del estado, no lo hace menos, pero que un candidato a Presidente de la Nación proponga estas barbaridades que no son aplicadas en ninguna sociedad organizada del mundo en donde desde sus inicios hasta su funcionamiento de nuestros días el Estado cumple el papel de regular y posibilitar un trato más igualitario entre los distintos sectores económicos y sociales no lo hace menos inteligente sino simplemente un bruto.
Los argentinos podemos estar hoy enojados, mal económicamente, desesperanzados, pero no nos merecemos que nos traten como tontos con promesas mágicas, ya mil veces intentadas aplicar en el país y mil veces fracasadas. Y menos por un par de brutos que se hacen pasar por inteligentes.
Se abren buenas perspectivas para Argentina en los años venideros, no las desperdiciemos y exijamos a este y al gobierno venidero que el Estado Nacional cumpla su función de resguardar a la población de posiciones monopólicas, en todas las áreas, que nos conviertan en ciudadanos de segunda en nuestro propio país.
Por último, recuerdo una frase de un argentino inteligente y patriota que supo sacar a la argentina del pozo a la cual la habían llevado políticas como las que ahora se proponen y hacer cumplir al estado nacional su función de posibilitar la vida en comunidad de todos sus habitantes: “UN MALO PUEDE VOLVERSE BUENO, PERO NUNCA VI A UN BRUTO VOLVERSE INTELIGENTE”. (Juan Domingo Perón)