Una breve carta de la Foreign Office que torció el rumbo de la historia en Medio Oriente
En noviembre de 1917, el gobierno británico emitió una declaración que cambiaría para siempre la historia de Medio Oriente. La Declaración Balfour, como se conoce, expresaba el apoyo del Reino Unido al establecimiento de un “hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina. La Primera Guerra Mundial había comenzado en 1914, y el Reino Unido estaba luchando contra las potencias centrales, entre las que se encontraba el Imperio Otomano, que controlaba Palestina.
La declaración fue escrita por el canciller británico Arthur Balfour y fue dirigida a Lord Rothschild, el líder de la comunidad judía británica:
Estimado Lord Rothschild
Tengo gran placer en enviarle a usted, en nombre del gobierno de su Majestad, la siguiente declaración de apoyo a las aspiraciones de los judíos sionistas que ha sido remitida al gabinete y aprobada por el mismo.
‘El gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y usará sus mejores esfuerzos para facilitar el logro de este objetivo, quedando claramente entendido que no debe hacerse nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político que disfrutan los judíos en cualquier otro país’.
Estaré agradecido si usted hace esta declaración del conocimiento de la Federación Sionista.
El político británico dirigió la histórica carta al barón Lionel Walter Rothschild en su casa del 148 de la calle Piccadilly, quien era el jefe de la rama inglesa de una poderosa familia banquera y uno de los líderes de la comunidad judía británica.
La acaudalada familia de banqueros internacionales Rothschild fue uno de los mayores patrocinadores de la creación de una patria judía en Palestina.
Uno de sus miembros, Edmond Rothschild, firme creyente en el sionismo, realizó masivas compras de tierras en Palestina y financió asentamientos judíos en Palestina hacia finales del siglo XIX.
En aquella época la familia Rothschild poseía una de las mayores fortunas privadas del mundo. Sus donaciones a la causa sionista eran consideradas tan significativas que Edmond Rothschild se ganó el apodo de “El Benefactor”.
El gobierno británico esperaba que la declaración ayudara a poner a los judíos, especialmente a los residentes en Estados Unidos, a favor de las potencias aliadas durante la I Guerra Mundial (1914-1918).
Los líderes británicos, sostienen algunos historiadores, consideraban que la comunidad judía tenía suficiente poder económico e influencia en las finanzas internacionales como para ayudarlos a ganar el conflicto bélico.
Otros expertos argumentan que Gran Bretaña también buscaba un punto de apoyo firme en Medio Oriente para cuando acabara la guerra.
Independientemente de las motivaciones específicas que llevaron a la redacción de la carta, su influencia ha sido fundamental en el desarrollo de los acontecimientos que llevaron a la creación del Estado de Israel en 1948 y el posterior desplazamiento de cientos de miles de palestinos de la región.