La democracia y la “Gente de Bien”. Por Gabriel Sanchez
El partido menos votado y los candidatos menos elegidos por la gente son los que ahora toman las decisiones del país. El presidente que desfilaba por los canales explicando los problemas económicos del país y aportando sus esquizofrénicas soluciones, ahora está en silencio, como un niño en jardín de infantes que es arrastrado por sus padres todas las mañanas de su casa a la rosada.
La actual ministra de seguridad que sale por los canales a prometer palos y represión, es la misma persona que en las elecciones generales de octubre sacó un triste 23 por ciento. Una democracia anémica, vapuleada por esos mismos que la mayoría no eligió. Milei que prometía el fin de la casta y años de prosperidad, ahora está tironeado por un montón de promesas ridículas que hizo y por el otro, los padres enojados y vengativos que son Macri y Bullrich.
El presidente que se presentaba como experto en economía fue apartado por Caputo, ese mismo que endeudó a 100 años al país. El mayor tomador de deuda de la historia del país agarró al actual presidente y lo dejó a un costado como un insoportable leproso.
Mientras suena la campana del recreo para Milei y lo sueltan en el patio para que juegue un rato con sus perros, mientras el vocero presidencial Adorni hace anuncios de los anuncios que van a anunciar. Bullrich prepara la represión contra los movimientos sociales.
Por el otro lado la gente de bien, perfectamente lobotomizada, después de horas y horas de noticieros y videos virales, que allanaron el camino para que Macri y sus secuaces vacíen el país y si a alguien se les ocurre protestar, la lluvia de gases y balas están listos. No puede haber una represión salvaje (como la que se está preparando) sin antes alcanzar un consenso social y ese camino lo pavimentaron los noticieros amigos. Mientras esa gente de bien cuenta las monedas para comprar un poco de comida, en los noticieros hablan de orden, de respeto por las leyes, de la democracia… Esa misma democracia que usaron de inodoro.
No se confundan, Milei es el resultado de un sistema que venía pudriéndose desde hace mucho tiempo, el resultado de una militancia kirchnerista/progresista que está aturdida, que tambalea entre el morboso placer de ver que todo lo que anunciaron es verdad y el rencor contra los que votaron a Milei, miran a vecinos y amigos con un deseo oscuro: que todo explote.
El kirchnerismo recluido en provincia de Buenos Aires, con el cadáver de Unión por la Patria largando olor, ninguno se anima a realizar una autopsia, para por lo menos tratar de dilucidar la enfermedad que llevó a su propia muerte… Están tan abstraídos en ver cómo Milei y Macri destruyen todo, que no tienen ni siquiera el valor de darle un velorio apropiado a su partido, enterrar el cuerpo y despedir a los padres de la derrota.
Como una parodia de 2015, piensan que en 4 años pueden volver con las mismas banderas que fueron derrotados. Como huérfanos miran las viejas fotos de Cristina esperando una señal… Pero esa señal no llega, todavía no pueden entender como todas esa devoción y esas oraciones que depositaron en el kirchnerismo no fueron escuchados por el 54 por ciento que eligió a Milei. Y ahora que su dios fue pisoteado, muy en el fondo quieren que el resto del país sea igualmente pisoteado.