La primera santa argentina en el país de hoy. Por Sara Liponezky
La canonización de la primera mujer argentina merecedora de esta distinción se concretó ayer en el Vaticano con la intervención del Papa Francisco. Un hecho importante en la historia de la iglesia latinoamericana y del reconocimiento social de las mujeres.
Interesante el mensaje del arzobispo de Buenos Aires al exponer sobre el significado del acto, atendiendo a la historia de María Antonia de Paz y Figueroa, popularmente conocida como Mama Antula, Según sus palabras, se trató de una mujer inquieta y audaz que se animó en un tiempo de mucha dificultad (habían sido expulsados los jesuitas de las colonias españolas por Carlos III y, por tanto, del virreinato del Río de La Plata) a proponer los ejercicios espirituales justamente de jesuitas. Por lo tanto, parecía una eterna inconformista. Mama Antula nos enseña a dejar de lado las diferencias y vivir la fraternidad, que es tan necesaria entre nosotros. Una Iglesia hospital de campaña que recibe a los heridos de la vida que tanto necesitan de esta buena noticia.
Por su parte el Papa Francisco en el encuentro con los peregrinos argentinos realizado en la Sala Clementina del Vaticano, exhortó a tomar el ejemplo de la santa en cuanto a su “opción por los últimos”. Y afirmó que “la caridad de Mama Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone con gran fuerza, en medio de una sociedad que corre el riesgo de olvidar que el individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones”
Muy emocionante además el escenario de esa sala plena de compatriotas en una celebración recreada con la música propia de nuestra cultural nacional. No pude evitar sin embargo pensar en las paradojas de la historia, como en las grandezas y miserias de los humanos. Que le haya tocado asistir a ese verdadero privilegio a un presidente misógino, adorador de individualismo y negador de la comunidad. Absolutamente incompatible con la inspiración y trayectoria de la santa consagrada, como ostensiblemente con la del Papa Francisco.
Grandeza extraordinaria la de Mama Antula y admirable la del Papa argentino. Denostado, demonizado y expuesto a toda clase de calificaciones ofensivas por parte de Milei. Que en su talla de estadista y jefe espiritual de la iglesia, cual gigante ante un pigmeo, destina una hora de su valioso tiempo para atender- mal que nos pese- al personaje que fue electo por la mayoría de nuestro pueblo.