Secuestros, asesinatos y extorsión: así operan las bandas criminales que controlan Puerto Príncipe
De las aproximadamente 300 bandas criminales que operan en Haití, las más conocidas son aquellas identificadas por las siglas que representan a asociaciones de varias bandas. La más destacada es la G9 Familia y Aliados (G9 Fanmi e Alye – G9 en criollo haitiano), una federación compuesta por nueve bandas criminales que se formó en junio de 2020.
Su fundador y líder es el ex policía Jimmy Chérizier, conocido como “Barbacoa”. La principal fuente de ingresos de la G9 es la extorsión en sus diversas formas. La federación cobra “pagos de protección” a comercios locales, vendedores ambulantes y conductores de transporte público, además de supervisar el secuestro de civiles con fines extorsivos. La G9 incluso ha tomado el control total de servicios públicos como la electricidad y el suministro de agua.
“Barbacoa” es sospechoso (quizás de manera errónea) de estar implicado en el asesinato del presidente Jovenel Moïse, quien había sido su líder político preferido. La formación de la G9 surgió precisamente para respaldar a Moïse cuando enfrentaba la hostilidad de la población debido a la crisis económica del país, la corrupción desenfrenada, la escasez de combustible y el aumento de la violencia. “Barbacoa” y su banda de policías (conocidos como los 6 de Delmas) fueron expulsados de la policía por las ejecuciones extrajudiciales que llevaron a cabo, pero continuaron recibiendo dinero, armas, uniformes policiales y vehículos gubernamentales del gobierno de Moïse.
Así, cuando Barbacoa anunció la formación de la alianza G9, muchos creyeron que se trataba de una formación para apoyar a Moïse, siguiendo la tradición de los políticos haitianos de utilizar bandas para reprimir a los opositores y mantener el orden social en los barrios pobres.
Barbacoa prometió que la G9 restablecería la paz en Puerto Príncipe. Pero los secuestros se han recrudecido dramáticamente y los enfrentamientos internos en el seno de la federación de la G9 han provocado más violencia.
Poco antes del asesinato del Presidente, la G9 había roto lazos con el PHTK (Parti Haïtien Tèt Kale, el partido de Moïse) debido a que su control sobre una gran parte de Puerto Príncipe le permitía influir en un número significativo de colegios electorales, especialmente en áreas como Martissant y Bajo Delmas. Por lo tanto, la G9 tenía la capacidad de ofrecer sus votos a otros patrocinadores políticos. De hecho, la muerte de Moïse no parece haber afectado mucho a la G9. En cambio, las bandas asociadas a la G9 aprovecharon la inestabilidad generalizada después de la muerte de Moïse para expandir su territorio y consolidar su control sobre infraestructuras clave, como la Terminal Varreux, la mayor terminal petrolera de Haití. Además, la G9 se ha unido a otras 11 bandas delictivas para formar lo que se conoce como la G20.
El principal rival de la G9 es la G-PEP, una federación de bandas creada específicamente para contrarrestar la influencia de la G9 y que cuenta con un amplio respaldo de los opositores políticos del PHTK. La banda G-PEP, liderada por Gabriel Jean-Pierre, alias “Ti Gabriel”, se enfrenta frecuentemente a la G9 por el control de territorios clave en Puerto Príncipe, especialmente en la comuna norteña de Cité Soleil, que ha sido durante mucho tiempo un bastión de la G-PEP. Desde 2022, los habitantes de Cité Soleil han sido rehenes de los enfrentamientos entre bandas, obligados a vivir en condiciones inhumanas y sin acceso a servicios básicos como agua, electricidad y atención médica.
Una de las bandas que finalmente se afilió a la G-PEP es la de los 400 Mawozo (400 Lame Men), la mayor banda individual de Haití, conocida por el secuestro de 17 misioneros protestantes estadounidenses y canadienses en 2021. Como resultado, el segundo al mando de la banda, Germine Joly, fue arrestado y extraditado a Estados Unidos en 2022, donde enfrenta cargos no solo por el secuestro de ciudadanos estadounidenses, sino también por tráfico de armas. El FBI continúa buscando al líder de los 400 Mawozo, Joseph Wilson, alias “Lanmò San Jou” (“la muerte no tiene hora señalada”). La banda de los 400 Mawozo se dedica principalmente al secuestro en masa, incluidos algunos sacerdotes y misioneros católicos.
Una de las bandas no afiliadas a ninguna federación delictiva específica es la Fantom 509. Se trata de un grupo bien armado compuesto por ex policías y agentes en servicio activo que han llevado a cabo ataques contra edificios e instalaciones gubernamentales para demandar mejores salarios y condiciones laborales para los policías.
Las siglas “Fantom 509” surgieron por primera vez en 2018, durante protestas organizadas por el sindicato de la policía nacional de Haití (Syndicat de la Police nationale d’Haïti – SPNH) para exigir mejoras salariales y condiciones de trabajo. Sin embargo, según reportes de los medios locales más recientes, el sindicato policial se ha distanciado del grupo Fantom 509.
Ante la incapacidad de las fuerzas policiales para contener la situación, han surgido formaciones parapoliciales conocidas como “Bwa Kale” (“madera pelada”), compuestas principalmente por grupos de civiles armados con armas improvisadas. Estos grupos persiguen y ejecutan a presuntos miembros de las bandas criminales, a menudo quemando sus cuerpos, en un acto de “justicia por mano propia”. Sin embargo, esta práctica conlleva el riesgo de generar nuevas bandas criminales, como ha sucedido en otras partes del mundo. En México, por ejemplo, los grupos de autodefensa han surgido para enfrentar a las organizaciones criminales, a menudo con el respaldo popular y debido a la falta de capacidad institucional. Sin embargo, algunos de estos grupos han evolucionado hacia actividades criminales, como la extorsión, el tráfico de armas y drogas, y los asesinatos por encargo.
(L.M.) (Agencia Fides)