Milei y la era de la depresión. Por Gabriel Sanchez

El presidente Milei está quemando las naves demasiado rápido, está a dos cadenas nacionales de inaugurar una estatua suya en alguna placita libertaria en vaya uno a saber qué provincia, por los menos los kirchneristas tuvieron la decencia de dejar pasar unos años para la primera plaza “Nestor Kirchner”.

El fracaso de la cadena nacional hizo sonar la primera alarma peronista, un pueblo que le dio la espalda al presidente en el senado y al mismo tiempo a abuelos gaseados. Ese mismo pueblo que se abalanzaba sobre el auto de Milei en Diciembre de 2023, ahora está escarbando en sus bolsillos para cargar la sube. El viejo Ancap se desmorona, su serie se acaba de estrenar y a nadie le importa.

La soberbia peronista está en creer que el pueblo hundido en la pobreza y la desolación va a salir a pedir peronismo en las calles. Porque esa gente que salió a festejar a las calles era un pueblo esperanzado de verdad y lo que no entiende el peronismo es que la esperanza no se gesta en lo conocido. La esperanza como motor del futuro está en lo desconocido.

El peronismo está atravesando el síndrome de la “Camanchaca”.

La Camanchaca es una especie de neblina que cubre el desierto de Atacama y cuando llega no queda otra que detenerse, no podes avanzar hacía ningún lado. En esa confusión el peronismo se encuentra consigo mismo y empieza a cuestionarse. Y la primera lectura que se hizo fue que “fueron demasiados progresistas” y rápidamente salieron a cazarlos en sus propias filas.

El peronismo tiene la particularidad que es el único movimiento revolucionario que eligió el tiempo a la confrontación. Bueno, ese tiempo se está acabando. Los que conocieron al peronismo y a sus grandes líderes, se están muriendo, pero paradójicamente, está sobreviviendo por ese progresismo, un peronismo edulcorado, pero peronismo al fin.

El dilema progresista me gusta como está representado en una pintura del artistas peronista Daniel Santoro, que es una Eva Perón comiendo la carne de un Che Guevara, incorporando eso a cuerpo.

Ese primer dilema, sólo el primero de lo muchos que tiene el peronismo.

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