Jorge Abelardo Ramos. A 30 años de su muerte (2 de octubre de 1994)
Por Carlos A. Del Campo
Recuerdo la noche en que estaba viendo por TV los resultados del plebiscito electoral de la provincia de Buenos Aires -reelección del gobernador Duhalde- cuando irrumpió en la pantalla una placa anunciando la triste noticia.
Murió Ramos, siempre me interesó su personalidad de político, sin menoscabo de sus méritos como pensador, historiador, autor, gran orador, editor, notable pluma literaria y hombre de enorme cultura. En 1973, irrumpió en el escenario inmenso, y difícil, del electorado nacional con impactante protagonismo en sendos comicios. El 11 de marzo, con fórmula propia, sin integrar el FREJULI (error que luego reconociera) (*) ; el 23 de septiembre, votando Perón-Perón por pedido personal del jefe del Justicialismo que propuso el acompañamiento del FIP con su propia boleta. Fue un empujón político que resultó de estricta justicia con Abelardo y grupo de dirigentes que luchaban en defensa del gobierno de Perón desde el origen del Movimiento Nacional. En 1952 había integrado el Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN) y en 1955 arriesgado el pellejo en los tiempos “gorilas” de fusilamientos a militares leales y bombardeo a civiles.
JAR decía de Jauretche “fue ante todo un político, condición desacreditada en nuestro país por la vacuidad doctoral, la estudiada reserva y la banalidad verbalizada de tantos Fidel Pintos que pululan en la República Argentina” (“Adiós al Coronel”, Época, junio de 1976). Lo mismo podemos decir hoy de la figura política que recordamos.
A costa de su propio aislamiento y el del partido, no dudó en señalar las consecuencias de la lucha armada debilitando al gobierno popular. O sea, favoreciendo los intentos de una nueva restauración oligárquica. El 24 de marzo motivó a los adherentes a fortalecer una militancia, en todo el país, para salir a convocar la reconstrucción del Frente Nacional Revolucionario. Militancia que merece el reconocimiento mayor. No optó por el exilio, en más de una oportunidad la dictadura le negó el pasaporte para cumplir con conferencias a que había sido convocado en Perú y Bolivia. El 2 de abril apoyó decididamente la defensa de la recuperación de Malvinas tras la usurpación centenaria. Visitó Puerto Argentino; denunció la “desmalvinización” que sobrevino posteriormente del mismo gobierno militar (se lo dijo de frente al presidente Reynaldo Bignone cuando fuimos recibidos en la Residencia de Olivos para requerir la puesta en vigencia de la Constitución de 1949 derogada por la proclama militar de 1957). De la misma forma el FIP rechazó la acción desmalvinizadora del presidente Alfonsín. En 1987 se creó el MPL, Movimiento Patriótico de Liberación (*). Ese mismo año se publicó el folleto explicando las razones de la crisis militar de la Escuela de Infantería. Se apoyó el Documento de Puebla de la Conferencia Episcopal Latinoamericana. En 1989, Ramos integró la mesa nacional del FREJUPO. Aceptó ser embajador en México en el gobierno de Menem (único cargo político que ocupó) donde desempeñó importantes funciones diplomáticas por la Patria latinoamericana, estratégica cuestión que había sustentado cuarenta años antes en “América Latina, un país” el 2 de noviembre de 1949. Al morir Perón advirtió que sobrevendría “el desamparo del peronismo”. Fue común oír más de una vez a militantes de barrios o provincias decir “Ramos es más peronista que nuestra dirigencia”; fue reconocido por militares patriotas de Malvinas al ser el dirigente político que con mayor vigor político apoyó la Gesta.
No fue afecto al dinero ni a trampas financieras, trascendió solo con sus ideales expresados en libros, conferencias y actos públicos con la agudeza de un eficaz polemista que proyectó su nombre en las repúblicas, aún desunidas, de la gran Nación Latinoamericana.
Córdoba, 2 de octubre de 2024
(*) Nota del director: No hay constancia alguna que Ramos se haya arrepentido de no haber votado por Cámpora. Si bien el debate fue permanente nunca lo explicitó. Siempre fue crítico al gobierno de Cámpora y la tendencia de Montoneros.