Una abuelita montonera, la acompañante terapéutica de Milei y el hombre de Estado. Por Alberto Lettieri
Hacía falta que saliera el capitán al campo de batalla. Tras la aparición de Sergio Massa en la señal de TN, los melones comenzaron a dar las primeras señales de estar comenzando a acomodarse sobre la marcha. Ayudó, sin lugar a dudas, la comparación con las intervenciones de los otros dos invitados precedentes: una Patricia Bullrich cuyo mayor mérito parece consistir en ser “abuela” –porque su precariedad conceptual desespera- y un desquiciado fanático como Javier Milei, acompañado por su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, que pareció encargada de desempeñar un rol de acompañante terapéutica para tratar de ponerle límites a sus afirmaciones apocalípticas, pero que terminó disintiendo con él y demostrando que su salud psíquica es equivalente a la de su candidato a presidente.
Frente a las afirmaciones absurdas y sin sustento alguno en la realidad –como, por ejemplo, su comparación entre la NASA y el CONICET-, su promesa de destrucción de la educación y la salud pública, la dolarización o el superávit para el próximo año de un 15% en caso de ser presidente, Massa demostró ser el único político racional de los tres para afrontar los graves desafíos que impone el futuro. Los otros dos son la Armada Brancaleone. Si llegaran a imponerse, los argentinos haríamos una inversión que garantizaría el inicio de la guerra civil a partir del 10 de diciembre. O tal vez el día después de las elecciones generales.
Por donde se lo mire, Sergio Massa “la descosió”, apelando a una metáfora futbolística. Desenmascaró el ocultamiento de Milei sobre la responsabilidad de Mauricio Macri en el endeudamiento, explicó que el libertario anunció un Plan Bonex con dolarización anexa que se apropiaría de los depósitos, alertó sobre sus graves errores en los argumentos vertidos sobre salud, educación e investigación.
Y, sobre todo, demostró su estatura como líder político y hombre de Estado: dos virtudes de las que sus antagonistas carecen. Supo combinar su condición de Ministro de Economía del gobierno actual distribuyendo responsabilidades: fue crítico con la gestión de Martín Guzmán y un sólido defensor de la propia, recordando que la Patria estaba en peligro entonces, pero con trabajo y dedicación fue acomodando el barco, y explicó la devaluación del pasado lunes atribuyéndola al endeudamiento de Macri, los nefastos acuerdos firmados por el discípulo de Stiglitz y la presión injustificada del FMI.
Sobre todo, supo dejar en claro que en esta etapa, con un presidente y una vice desaparecidos sin acción, tuvo que hacerse cargo del incendio. Y frente a las operaciones de propios y ajenos, aseguró que no dejaría el ministerio para ser candidato.
Anticipó que en las próximas dos semanas se dedicará exclusivamente a la economía, y que el proselitismo deberá esperar. Y no sólo eso: prometió medidas para beneficio de los trabajadores, los jubilados y la asistencia social; control de precios para tratar de frenar la escalada inflacionaria, y la llegada de casi U$D a las arcas de nuestro país, procedentes del FMI, para la semana próxima.
Ante tantas fugas que registra el oficialismo, con intendentes y gobernadores que, por acción u omisión, contribuyeron a la victoria de Javier Milei, una dupla ejecutiva que hace rato que renunció a la responsabilidad que le confirió el pueblo argentino, y varios ultraísmos internos que parecen empecinados en abonar la derrota, Sergio Massa dio garantías de compromiso con la gestión. “No le sacó el culo a la jeringa”, fue la conclusión que sintetizó las opiniones de la, hasta ahora, desalentada base social de UxP.
Mientras el progresismo se lamenta, se esconde bajo la almohada y consulta a sus terapeutas, el peronismo salió a bancar la parada. La Ministra de Trabajo, Kelly Olmos, quien tendrá en su órbita la dura tarea de supervisar las paritarias en un contexto complejísimo, estuvo presente en el acto de la CGE en celebración del Día de la industria. En la provincia, Axel Kicillof entendió claramente por dónde viene la mano y prometió la construcción de una importantísima cantidad de establecimientos educativos públicos contra reloj. Y este jueves, después de la energizante reaparición del candidato tras las PASO, el “Cuervo” Larroque salió a advertir sobre la catástrofe que implicaría una victoria de Milei y reclamó salir a militar el voto y a encolumnarse sólidamente detrás de la candidatura presidencial de UxP.
Los mercados también vieron TN, y este jueves el dólar blue bajó de golpe $ 20 por unidad.
Son sólo algunas señales, pero muy alentadoras. No es sencillo lo que vendrá, pero al menos comienza a dibujarse una luz al final del túnel, que permite abrigar que la Argentina puede tener futuro. Claro está que también las pésimas señales y decisiones que vino adoptando la política republicana pueden convertir esa luz en un tren que se nos viene encima a máxima velocidad.
En un nuevo aniversario del deceso de nuestro Libertador, el General José de San Martín, resulta muy apropiado recurrir a su ejemplo y a sus enseñanzas. En particular a aquella sentencia que enfatizaba que «Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla».
Hoy, nuevamente, la Patria está en peligro. Cada cual sabe qué responsabilidad le cabe en esta hora decisiva.
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