La bomba de Oppenheimer y el anticapitalismo de Milei. Por Pablo Sartirana
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El padre de la criatura fue Federico Sturzenegger, inventor de las Lebacs (Letras del Banco Central) para financiar el déficit con deuda. La diferencia con la Leliqs (Letras de liquidez) consiste básicamente en que las primeras podían ser adquiridas por cualquier cristiano; mientras que las segundas, por los bancos. La masa acumulada de dinero involucrada en Leliqs y pases representa hoy la friolera de 20 billones de pesos. Se calcula que tres de cada cuatro pesos emitidos por el BCRA son para pagar intereses a los bancos y luego sacarlos de circulación.
Frente al actual escenario el gobierno tiene al menos tres opciones:
- Cancelar pases y leliqs que tendría como consecuencia inyectar en el mercado el equivalente a casi cuatro veces la base monetaria. En términos económicos sería como detonar la bomba de Oppenheimer.
- Bajar las tasas de rentabilidad con la posibilidad de una corrida hacia el dólar y posterior devaluación.
- Mantener tasas de rentabilidad atractivas para los especuladores por encima del nivel de inflación y el ritmo de devaluación.
Ninguna de las tres alternativas parece deseable. Es aquí donde aparece Javier Milei con su propuesta de desactivar la bomba con ingeniería financiera y bajar la inflación en 18 meses. Su propuesta de dolarización no es un fin en sí mismo, sino un medio para liquidar el Banco Central. Sin la prerrogativa de ejercer política monetaria, el país quedaría enajenado a los vaivenes de la Reserva Federal de Estados Unidos.
El argumento principal de Javier Milei para dolarizar es que la emisión monetaria y la inflación son un robo de la casta política (señoreaje) y que se trata de elegir al ladrón menos malo. Pero los riesgos de exponer una economía semicolonial dolarizada a, por ejemplo, un nuevo Plan Bonex, una devaluación del real brasileño como ocurrió en 1999 o una crisis financiera mundial como la de 2008, son enormes. En este sentido, el candidato de la Libertad Avanza sería como un médico que recomienda anular los anticuerpos del paciente para bajarle la fiebre.
“Estar a favor del banco central es como defender la esclavitud en 1813”, sostiene Milei. Este argumento no sólo resulta pueril, sino que además revela ciertas verdades esenciales en su marco teórico que lo acercan a posiciones dogmáticas. Tampoco dice el candidato de la Libertad Avanza de qué manera afrontaría en un eventual gobierno los compromisos en dólares con el FMI más allá del Plan Motosierra que tampoco sirve para acumular divisas.
Por último, la dolarización implicaría atarse a una economía como la de Estados Unidos que además de su industria militar, tecnológica, etc., produce alimentos y energía. El planteo de Milei ignora que el comercio mundial entre países se constituye entre economías complementarias, no competitivas. Es por eso que su programa de gobierno, abundante en planteos filosóficos sobre la libertad individual, carece de capitalismo en los hechos concretos.