Liberalismo y proteccionismo, ¿contradicción? Por Eduardo Sánchez
En un reciente reportaje, publicado en INFOBAE (03 de Marzo del 2024), Jorge Fernández Díaz, periodista lúcido y escritor talentoso despliega su pensamiento con soltura, lo verbaliza con facilidad, lo que hace amena su lectura. Deja mucha tela para cortar pero me detendré solo en algunos aspectos de sus declaraciones, dice: “De hecho, yo a los 20 años, estaba en la izquierda nacional, estuve con el peronismo, después cambié. El nacionalismo se cura viajando y leyendo, así que me curé. Tuve un cambio fundamentado, leído”. La capacidad de cambiar es sin duda una virtud, ya lo dice la canción de Julio Numhauser e inmortalizado, entre otros, en la voz de nuestra Mercedes Sosa, “cambia, todo cambia” así es que la decisión de cambio es irreprochable. Sin embargo, Si los viajes y la lectura lo alejaron de las ideas que hoy cuestiona, debe saberse que el mayor inspirador de esa agrupación y en mi concepto el mayor intelectual que diera la América Criolla del siglo XX, viajó mucho, por América Latina, incluyendo su función como embajador en Méjico sin obviar sus visitas a Europa incluyendo un exilio en Italia, su pasión por la lectura era tal que resultaba obsesiva, “el médico me recomienda caminar pero si camino no puedo leer”, supo afirmar. Es así que mientras J. A. Ramos confrontaba la realidad y evolucionaba sobre sus propias ideas, F. Díaz tomaba un rumbo distinto y decidía transitar caminos opuestos al que abrasara en sus años jóvenes. Sin dudas que el viajar te hace ver cosas nuevas pero debe saberse con que ojos se mira, mientras Ramos siempre miró el mundo con ojos y corazón latinoamericano, (para comprobarlo basta con leer su “Historia de la Nación Latinoamericana” o “La Nación Inconclusa”), J. F. Días en cambio, fue adquiriendo una visión “norteña” para analizar y describir nuestra realidad. No es el viajar o el leer el que define un pensamiento, es el con que ojos miras cuando viajas y el como asimilas lo que lees lo que lo determina.
Lo de “norteño” tiene su explicación, en otra nota de INFOBAE, (05 de marzo de 2024) recuerda donde se encontraba cuando se inspiró para escribir su última novela. “Estaba en París, y Verónica (su esposa) y yo teníamos otros planes, pero el asunto nos tomó por completo y la novela comenzó a escribirse sola.” …. “Cuando llegamos a Buenos Aires, otros asuntos de la actualidad política y después de la pandemia ralentizaron aquella escritura, hasta enfriarla y detenerla en seco.” Así fue que París lo inspiraba y en Bs As. se le diluía tal inspiración. Se lo excusa porque ha tenido inspiración para escribir desde Bs. As. pero sin dudas París lo motivaba a escribir con fervor. En verdad eso resultaría solo anecdótico sino se complementara con otros comentarios vertidos en la entrevista. Referido al gobierno de Milei, al que reconozco, no le retacea cuestionamientos pero al que termina apoyando, expresa en una parte: ”Hay que entender que este barco iba hacia el sur, escorado y a punto de naufragar. Para hablar de una cosa buena de Milei, él lo dobla, lo pone hacia el norte y trata de enderezarlo. No sabemos cómo le va a ir. Íbamos al témpano, a un naufragio, ahora giró, esperemos.” Es así, para F. Días la tragedia está en el sur, el témpano, el hundimiento seguro, el norte es la salvación, pero el norte es EE UU, es Europa, es el lugar de los países cuyo desarrollo se ha logrado por los siglos de saqueo y destrucción de los países del sur, de América Latina, de África, de los países de Medio Oriente y de todos los que poseyeran recursos vitales y no tuvieran la fuerza ni el poder para resistir. Por el contrario nuestro norte se encuentra en el Sur, en los países donde millones de personas hoy buscan un refugio en las tierras del norte geográfico para poder sobrevivir, el norte que arrasó con los recursos de su suelo y no dejó a su paso mas que atraso y miseria. F D coincide con Milei en su admiración por ese norte, su progreso y sus héroes. Al actual presidente lo obnubilan personajes tales como Ronald Reagan, Winston Churchill o Margaret Thatcher, no encuentra en nuestra sufrida América, regada con sangre de tantos héroes, a nadie que despierte su admiración. Venera los estados imperialistas de EE UU e Inglaterra y se conmueve hasta las lágrimas en las tierras ocupadas por el genocida estado de Israel.
El caso de J. F. Díaz luego de su conversión al liberalismo encuentra muchas similitudes con otros conversos que, habiendo estado en o cerca del peronismo, luego de abandonar sus filas, ideales y sueños juveniles les dan la espalda con rencor, lo responsabilizan de todos los males del país y solo encuentran tranquilidad para el espíritu en toda opción que se le oponga. Con seguridad que en el peronismo se han sucedido una cadena de errores que explican su situación actual, sin embargo tanto odio y tanto desprecio dolo se explica por ser este sentimiento proporcional a la idealización que tuvieron antes por él. No ignoran los males de las variantes que se le cruzan al paso pero todo es válido si ayuda a bloquear el retorno de la maldición populista. Por caso, saben que hasta el último peso que posee Mauricio Macri es el resultado del saqueo al Estado Argentino, que si tuviera que devolver lo que le debe quedaría muy probablemente en la indigencia, pero igual lo votan y lo defienden. No sirve que argumenten que los K hayan hecho su fortuna de igual manera. No condenan a ambos, solo a uno de ellos. Es casi la viga en el ojo.
Otra particularidad observada en los liberales conversos es su insensibilidad frente al drama del dolor ajeno. El enorme retroceso del poder adquisitivo operado desde la asunción del actual presidente no ha merecido ni siquiera comentarios al respecto, no los conmueve. Es el dolor necesario para superar “la peor herencia de la historia” argumento esgrimido por todos los gobiernos surgidos con posteriores a uno de cuño nacional o popular, desde 1930 hasta la fecha. No es que éste gobierno haya inventado la pobreza, solo que la agravó notoriamente y es a todas luces una certeza el hecho que por la senda elegida, tales condiciones se agravarán. Gran parte de nuestra burguesía comercial e industrial se maneja con la avaricia de banqueros, el propio Domingo Cavallo, gran referente del liberalismo, ha señalado los sobre precios establecidos por las empresas alimenticias y los laboratorios medicinales pero su receta es ingenua (o no tanto), pide al gobierno que los convoque “para conversar”. Sabemos la respuesta, será la misma que alguna ves mereciera el ácido comentario del ex ministro Pugliesse, frase que aún se recuerda ya que hizo historia, “les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo”. Esa es la libre competencia a la que se inclinan nuestros liberales, pretendiendo ignorar que gran parte de la burguesía comercial e industrial argentina no se rige por esas leyes. Solo un Estado soberano puede regular, limitar, y controlar los excesos tan frecuentes en nuestra economía. Se entiende que haya poderosas fuerzas tratando de reducirlo a la impotencia y la inacción.
Si los liberales no se conmueven con el drama de las familias argentinas mas necesitadas nada podemos esperar de tragedias o dramas lejanos. El genocidio del pueblo palestino, ejercido por un estado a todas luces terrorista, bajo la presidencia de un criminal de guerra, tampoco los conmueve. De nada sirve observar que en ese teatro actúan como respaldo y protección la misma potencia que ocupa nuestro suelo y nuestro mar, o que quien lo cubre con un manto de impunidad es la misma potencia que respaldó al Reino Unido en la batalla de Malvinas. Esos son los países que toman como modelo a seguir los liberales argentinos y son los que despiertan la admiración de nuestro presidente.
Así como los liberales abominan de términos tales como nacionalismo, proteccionismo o defensa del estado, al mismo tiempo han olvidado la palabra imperialismo, palabra que trae malos recuerdos, mejor hablar de globalización que es una variable llena de virtudes. Para ellos con la globalización todas los países se encuentran en un pie de igualdad, no hay dominadores ni dominados, no existe el poderoso y el débil, el mercado libre terminó con las desigualdades por lo tanto la palabra imperialismo es una antigualla.
Ya derrotado el peronismo y concluida esa etapa, el barco perdió el rumbo, no va a ese norte soñado, ni a ningún lado, se encuentra a la deriva, sin rumbo ni timonel y con un capitán cuya cordura mental se encuentra severamente cuestionada. F. Díaz no lo reconoce pero es evidente, al peronismo no lo puede aceptar en ninguna de sus versiones, ni progresista (estilo, sistema o principios que no comparto) ni popular ni liberal. Lamenta la disolución del Frepaso, estructura política surgida sin programa ni capacidades, que se formó con el único objetivo de confrontar al peronismo en ese momento bajo una política liberal ejercida por el presidente Menen, “Mucha gente que había votado al Frepaso, un espacio donde se creía en las instituciones…“ Es decir, como muchos que manifiestan adherir a las virtudes del liberalismo, en realidad son solo antiperonistas que han encontrado en el liberalismo el lugar que los protege de mezclarse con los humildes que son (o fueron?) la base social histórica del peronismo.
No dejo de reconocer que los millones que votaron a Milei, tuvieron el mérito de dar por concluido un ciclo, el de los K. Si el peronismo logra recuperarse en el futuro sera historia por ver, yo abogo por algo distinto, la confluencia de todas las fuerzas nacionales, tan dispersas y tan desorientadas hoy. No puede culparse a las nuevas generaciones no sentirse identificadas con el 17 de octubre hecho acaecido hace casi 80 años, el pueblo necesita nuevas gestas y nuevas victorias. El cordobazo y aquellas puebladas solo son recordadas por grupos minúsculos de la izquierda. La gesta de Malvinas, la patriada mas cercana, sucedió hace mas de 40 años.
Retomando el tema cito: “El nacionalismo se cura viajando”. Que nacionalismo? J. F. Días no puede ignorar que a lo largo de la historia han existido y existen distintos tipos de nacionalismos, unos agresivos, de quienes quieren avasallar, dominar y someter, y otros de carácter defensivo de aquellos que resisten la dominación y el vasallaje. Con pretensiones dominantes fue la destrucción de Irak, la de Libia, la de Inglaterra sobre Malvinas y lo es la de Israel sobre Palestina, solo por citar los mas recientes. De no existir tal antinomia la paz reinaría sobre el mundo, sin embargo las grandes potencias arrasan países y pueblos siempre con el argumento de ser actos defensivos. EE UU posee el arsenal mas grande del mundo y lo incrementa cada año aumentando su presupuesto de “defensa”. La política militar que EE UU despliega por el mundo no es defensiva, es abiertamente agresiva. Gran parte de la economía estadounidense descansa en la industria bélica, necesitan del conflicto armado permanente. De la “ayuda” económica declarada a Ucrania, el 90% de la misma quedó en EE UU, en la industria bélica o la logística que lo respalda. El desarrollo tecnológico mas avanzado alcanzado por EE UU es defendido con extrema firmeza. Y no practica el proteccionismo? Para ello nunca faltan ideólogos e intelectuales que contribuyen con las teorías que desacreditan las ideas y los actos defensivos de los pueblos sometidos. La tragedia se completa con nuestros intelectuales, los mas formados pensadores, los que debieran elaborar políticas defensivas se suman a la visión de las ideas generadas por y para beneficio de los países dominantes, los del “norte”, esto es, EE UU y Europa. Por caso, existen en nuestro país economistas que desnuden los riesgos de someterse acríticamente a las teorías de la globalización? Los hay que elaboren programas de industrialización? Quienes se benefician instrumentando sin regulación alguna las leyes de la libertad absoluta del mercado? Se ignora que en la instrumentación de la tan mentada globalización hay quienes globalizan y quienes son globalizados? Quien puede afirmar que en el comercio mundial rigen las mismas reglas para todos? Hace años ya EE UU advirtió que nadie va a modificar las leyes del comercio mundial. Cual sería el motivo?. El último intelectual que intentó elaborar teorías económicas desde la periferia, que yo conozca, fue el egipcio Samir Amín, sin dudas escritas para otra realidad y otros tiempos. Alguien después de él?
Lo que puede observarse en el presente del país es la carencia de una dirigencia política que tenga capacidad y decisión para sacar al país de la crisis actual, ponerse el país al hombro y llevar a sus habitantes a un destino de esperanzado futuro. Las opciones despiertan acalorados debates, los defensores del liberalismo resisten las políticas proteccionistas y éstos abominan del liberalismo, los partidarios de lo privado nada quieren del Estado y no son pocos los que defienden a éste a capa y espada. Será que la solución está en los extremos? No participo de tal idea.
Mal que les pese a los liberales partidarios de la globalización, tales principios no rigen en absoluto para el mundo actual, los conflictos comerciales entre EE UU y China son de una gravedad preocupante al punto tal que nadie puede pronosticar cual será el desenlace final, el conflicto por Taiwan es solo una mascarada que pretende ocultar las disputas económicas que lo alimentan. En el conflicto bélico entre Rusia y la OTAN sucede exactamente lo mismo, lo diferencia el hecho que a EE UU no solo le ha permitido aislar a Rusia de Europa, también a logrado subordinar a Europa a sus intereses geopolíticos con evidente y graves consecuencias para estos últimos, sin mencionar las ventajas económicas obtenidas por EE UU en esta confrontación.
Es así que al proteccionismo lo ejercen las potencias mundiales a contramano de lo que sostienen los liberales criollos defensores del mercado globalizador. No obstante, cerrar el país a toda competencia comercial con el mundo sería tan grave como abrirlo sin restricción alguna. La competencia enriquece ya que actúa como acicate que impulsa la necesaria y virtuosa superación constante, obliga a la mejora permanente de los productos a comerciar. El proteccionismo en cambio debe ser administrado desde el Estado, ayudando a crear industria propia, desarrollo autónomo de nuevas tecnologías y financiando la investigación. Tales políticas deben ser reguladas y controladas para evitar despilfarro. Los industriales que no reinviertan y no adopten nuevas tecnologías no deben ser ayudados ni protegidos por el Estado pero éste debe establecer que tecnologías y que industrias le resultan estratégicamente indispensables de proteger y fomentar. Allí donde la actividad privada no encuentre interés para invertir pero sea una necesidad, el estado deberá asumir la inversión que corresponda y dotar al país de los recursos que le resulten vitales. Se habla con liviandad sobre que el estado es por sí mal administrador, y lo es si los directivos designados para administrarlo son incompetentes o tienen intereses que los lleven a facilitar negociados en perjuicio de las mismas empresas que deben protejer. La antinomia entre ambos, sostenida y alimentada por el actual gobierno, es una antigualla que debe ser desechada por completo. Tal como sostiene Juan Schiaretti, “Tanto privado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”. El Estado Argentino posee sobrada experiencia en administración eficiente de empresas que son motivo de orgullo frente al mundo, tales como el desarrollo nuclear o la industria satelital, solo por mencionar algunas, a lo que debiera incorporarse la industria naviera, el país necesita con urgencia una flota comercial, otra de defensa para proteger nuestros recursos marítimos, asi mismo debe encarar la construcción de submarinos de propulsión nuclear avanzar en el desarrollo de esas tecnologías tan necesarias para la defensa de nuestra soberanía marítima y, mas importanta, lograr el respeto que la potencia ocupante en el Atlántico Sur nos ha perdido pasando a considerarnos como simples vasallos.
Todo esto quedará en un texto de buenas intenciones si no se asume que tales políticas solo pueden tener visos de realidad sino tomamos conciencia que Argentina es débil para encarar por si sola tamaños desafíos y que con seguridad encontrará grandes trabas para realizarlas. La marea y contramarea seguirá repitiéndose por siempre en nuestra historia. Solo la confluencia de esfuerzos comunes con el resto de los países de la América criolla puede dotar de fuerza la instrumentación de esas tareas. Retomar el fortalecimiento del Mercosur resulta perentorio, descreo que tal cosa pueda ser asumida por el actual gobierno, si permite calladamente la expansión británica sobre el mar austral tampoco debe sorprender que la palabra Mercosur casi no sea pronunciada en el lenguaje oficial. Por otra parte, la incontinencia verbal de nuestro presidente, descalificando irresponsablemente a nuestros principales clientes comerciales demuestra que su fanatismo ideológico se encuentra por encima de todo tacto diplomático e ignora elementales criterios en todo lo referido a nuestros intereses comerciales y geopolíticos.