¡Alerta al pueblo argentino y sus fuerzas armadas! Por Horacio Paccazochi
Mientras el presidente argentino oficia de bufón de la nueva administración norteamericana, y se implica en maniobras financieras fraudulentas, la soberanía económica y territorial del País peligra.
Mientras esto sucede, y parece acaparar toda la atención de la política argentina, suceden hechos que por su implicancia en la economía tienen efectos devastadores sobre la capacidad del Estado Nacional para proteger los intereses argentinos. Veamos.
La conversión del estatuto del Banco Nación de sociedad autárquica del estado, a Sociedad Anónima, obedeciendo a los dictados del FMI, como primer paso a su privatización, y lo que ello implica en cuanto a privar al estado de una herramienta financiera fundamental para promover el desarrollo del País.
Los intentos de privatización de empresas que, como IMPSA y DIOTEX, son fundamentales para el Plan Nuclear Argentino, por más que se alardee con planes de reconversión del mismo.
El otorgamiento sin ton ni son de derechos de explotación y extranjerización de nuestros recursos naturales, sobre todo minerales, sin tener en cuenta una metalurgia nacional. Lo que da por tierra además con el cuento de que con Vaca Muerta y los minerales nos “salvamos”. Si no hay inversión en la industrialización del País como motor del desarrollo, no hay fórmulas mágicas.
Si a esto le sumamos el RIGI, (Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones), con sus excesivos beneficios tributarios y cambiarios, dejamos expuesto al empresariado nacional a una competencia desigual con el capital extranjero. Solo por nombrar algunos aspectos de la política económica del Gobierno Nacional, que a partir del DNU, deja abiertas las puertas a la indefensión del País al limitar la acción del Estado Nacional como promotor del desarrollo.
Si esto sucede en la economía, lo que pasa con respecto a la soberanía territorial no es menos preocupante.
Ya es desembozado el puente aéreo y naval entre Malvinas y Punta Arenas en Chile, en donde acaba de aterrizar un avión de exploración antártica inglés para realizar tareas conjuntas con el país trasandino. Debería ser Argentina quien le tendría que proponer al país hermano realizar tareas conjuntas sobre una región antártica que se superpone, en ambos casos, con las pretensiones británicas.
Sigue operando, a pocos kilómetros de Tolhuin, en Tierra del Fuego un radar inglés, que, si bien había sido autorizado por el anterior gobierno, tras innumerables pedidos para su desmantelamiento, ha sido ratificado por el actual.
Se desestiman pedidos de informe sobre la actividad de militares israelíes que haciéndose pasar por turistas rastrillan la Patagonia, de igual manera que se mantiene en la nebulosa la operación y reciente venta del aeropuerto, de similares dimensiones que Aeroparque, del magnate británico Joe Lewis en Rio Negro a 1.000 metros del mar.
Permitir, pecado compartido por ambas administraciones nacionales, que 10 provincias argentinas pongan el manejo del agua en manos de una empresa extranjera, Mekorot israelí, condenada por Naciones Unidas por discriminación en el uso del recurso para con el pueblo palestino.
Ante todas estas situaciones, y muchas más que afectan nuestra soberanía territorial, se baja el presupuesto de defensa, en términos reales, con la salvedad de un lote de aviones F-16 que, si bien servirían para mantener volando a nuestros pilotos, distan mucho de dar superioridad aérea a nuestra aviación. Esto sin contar con el deterioro salarial de nuestras Fuerzas Armadas que golpea en lo más importante que es el capital humano.
Al cuestionar la acción del gobierno no estamos proponiendo volver a lo anterior. Como podría decir alguien si no va Milei, querés que vuelva Cristina. De ninguna manera. Varios de los problemas que afectan a nuestra economía y soberanía territorial son compartidos en menor o mayor medida por ambas administraciones. Solo tratamos de marcar los peligros que para el País encierra persistir en el mismo camino.
EL FRACASO DE LA ARGENTINA DEMOCRATICA
En 1977 el ministro de Economía de entonces, Martínez de Hoz, propuso la Ley de Entidades Financieras, que “debía modelar el País por los próximos treinta años”. Y vaya si lo logro, rige hasta el día de hoy. Se constituyó en una traba para que el Estado regule el sector financiero en favor del crédito para el desarrollo económico. Esto que marcó a fuego la economía argentina, y latinoamericana, con la escuela de Chicago y el Consenso de Washington, no pudo ser revertido por cuarenta años de democracia por más que se lo demonizara.
Vivimos presos de una deuda externa que se retroalimenta con la pérdida del control del Estado de la economía y de las finanzas. Gran parte de lo que produce el País se evade. Casi un PBI argentino, ($USD 631.000 millones del año 2022), de los cuales se calculan escondidos en cuentas offshore $USD 550.000 millones, que luego faltan en la economía nacional para reiniciar el circulo vicioso de más endeudamiento externo…
En cuanto a la soberanía territorial se ha perdido de vista por la política argentina la identificación del enemigo. Como explicara el General Juan Martin Paleo en el Congreso de la Nación, a partir de señalar a Inglaterra como nuestro enemigo podremos diseñar nuestro accionar diplomático y nuestra política de defensa nacional.