Globalización, ¿el fin de una era? Por Horacio Paccazochi
Para responder a esta pregunta seria necesario remontarnos unos años atrás para entender la génesis de este modelo destructor de las economías nacionales
Terminada la Segunda Guerra Mundial y a partir de Bretton Woods,(1944), la economía mundial se organiza a partir del patrón dólar-oro, ( 35 dólares la onza), con una banca nacionalizada dependiente del poder político se restringía la libre circulación de capitales, ya que esto había causado la debacle de Wall Street de 1929, y la gran depresión de 1930. Se crean el FMI, el Banco Mundial, y el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio). Todo este andamiaje posibilito en los países centrales un modelo de crecimiento y acumulación basado en la producción de bienes de consumo duraderos. Pero lo fundamental que queremos significar con todo esto es que en este periodo la política se imponía sobre las finanzas.
En 1971 el gobierno de Richard Nixon acaba con la vinculación dólar-oro. ¿Qué había pasado? Al empezar esta relación EEUU tenia el 80 % de sus reservas en oro, pero al haberse extendido el dólar como moneda de cambio a nivel mundial ya no podía mantener la paridad. Y en 1973 salta por los aires otro de los elementos centrales del acuerdo de Bretton Woods: el sistema de cambios fijos, y así comienza la era del “dólar-Wall Street”.
Estados Unidos embretado en sus aventuras militares por el mundo, (Vietnam, centenares de bases, etc.), emite dólares para pagarlas y pasa de ser el acreedor del mundo a ser el mayor deudor del planeta. Allí comienza una carrera por atraer capitales hacia EEUU primero pagando altas tasas de interés y luego para que los capitales sigan llegando y no pagar tanto arbitra, a través de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), con los países centrales la abolición de los controles sobre la libre circulación de capitales. Así entonces se posibilito la emancipación de los capitales de toda atadura que los mantenían sujetos a sus territorios nacionales para construir hasta hoy un régimen de acumulación financiero-especulativo. Es lo que conocemos en nuestra cotidianidad como Fondos de Pensiones y Fondos de Inversión verdaderas terminales de los conglomerados financieros que actúan como una gigantesca aspiradora de divisas del trabajo hacia la especulación. Hoy entre las diez principales “gestoras de riesgos de inversión”, con Black Rock a la cabeza, controlan en su conjunto 44 billones de dólares, que es la suma de los Productos Brutos de EEUU, China, Japón y Alemania. Su estrategia para mayores beneficios comprende disciplinamiento laboral, evasión fiscal, y estrategias para absorber fondos públicos mientras se plantan como defensores de la democracia, el medio ambiente y la transculturización. Y toda esta simbiosis económica-cultural, (Agenda 2030), es impulsada desde el Banco Mundial, y las directrices del G-20 para convertir las estructuras en activos financieros. Esta entente entre la usurera City de Londres, la Reserva Federal, y las ONG de George Soros, es a lo que enfrenta Trump para recuperar para el estado americano el control de las finanzas y de la economía…
T R U M P
Tanto en su primer mandato como en este que está transcurriendo, representa una reacción nacional norteamericana a la desindustrialización y a la perdida de una posición dominante en el mundo por parte de EEUU
Es una necesidad, como decíamos antes, de que la política vuelva a recuperar el manejo del Estado. Tarea no muy fácil en un EEUU que tiene secuestrada, desde 1913, la Reserva Federal por la banca privada donde Goldman Sachs y JP Morgan, a la cabeza, deciden a su antojo sobre la emisión, tasas de interés y todo el manejo financiero de la economía norteamericana.
Una economía condicionada por la deuda, como la mayoría de Occidente, y que este año debe levantar la friolera de 9 billones de dólares, y en los próximos cuatro años 28 billones más. Aquí se encuentra la explicación de la desesperación de la administración Trump por conseguir dólares, ya sea presionando con aranceles, bajar tasas de interés, etc. Y para ello solo tiene un año y medio hasta la próxima elección de medio termino que podría sepultar sus intenciones.
Esta es la importancia que para Argentina y el resto de Occidente reviste esta lucha interna en los EEUU. De su definición dependerá en buena parte la reorganización del mundo en los próximos años.
Por supuesto de nada servirá si nuestra dirigencia sigue despreciando el papel del Estado, (MIlei), y sobre todo el papel de este en el manejo y el control de las finanzas nacionales. Como ya hemos explicado en anteriores artículos, una de las deudas de nuestra democracia es haber mantenido la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz entregando el manejo del crédito a la banca privada.
CONCLUSIONES
No sabemos cómo terminara esta disputa, pero algunas enseñanzas ya podemos ir sacando: el Estado jamás debe relegar su papel como conductor de las finanzas nacionales, que la deuda interminable y mil veces refinanciada es el cáncer de cualquier economía cuando esta desindustrializada y se mueve fundamentalmente al compás del negocio financiero, y no menor, como venimos insistiendo desde hace tiempo, repensar el papel de las democracias occidentales que se han demostrado demasiado vulnerables a los intereses del capital privado.
No hay ejemplos en Occidente para seguir o copiar como pretenden algunos. En las llamadas democracias occidentales la política esta secuestrada por las elites financieras que las van conduciendo a la desindustrialización y a la perdida de los niveles de vida de otras épocas, mientras los países sancionados por tener gobiernos autoritarios y antidemocráticos crecen exponencialmente, y elevan el nivel de vida de su población.
Debemos los argentinos repensar nuestra democracia, si no queremos perecer en una lenta agonía, A nada nos conduce el sistema actual solo a repetir errores del pasado.
Debemos imponer desde el seno de nuestras comunidades formas más participativas que permitan reflejar en las leyes y actos de gobierno las necesidades reales de la población y de la Patria