El desborde por los samaritanos colectivos

POR LUCAS SCHAERER

Los Hogares de Cristo, el dispositivo de los curas villeros para adictos y descartados, festejó 14 años de vida en el predio de los Hermanos Maristas. Hubo cumbia de Jimmy Su Combo Negro y cierre con misa estilo cancha en la Basílica de Luján.

“La cancha es la cancha”, largó contenta una madre agarrada del carrito de su bebé, mientras su familia estaba el domingo 27 de marzo en la entrada de la Basílica de la Virgen de Luján. Recién ingresados a la casa de la Virgen patrona de la Argentina, sintieron el canto y cómo se agitaban decenas de brazos en medio de la solemnidad del inmenso templo.

Un rato antes habían desbordado de alegría cientos de jóvenes con sus estandartes, bombos y redoblantes, después de caminar desde el predio de los Hermanos Maristas, del otro lado del río Luján, donde se celebraron los 14 años de vida de los Hogares de Cristo, el dispositivo que Jorge Mario Bergoglio inició en la Semana Santa de 2008, en la Villa 21-24 de Barracas, lavando los pies a personas que intentaban sanar de las adicciones y la cultura del descarte.

Para la celebración de los Hogares de Cristo de todo el país, viajaron desde Santiago del Estero, Tierra del Fuego, Mar del Plata, el Conurbano bonaerense y villas porteñas. A ellos se sumaron los representantes de la Unión de Clubes Parroquiales (UCP), sus primos hermanos, que realizaron un encuentro nacional alrededor de las parrillas y canchas de fútbol.

En el predio campero de la calle Champagnat 55, al lado de la Casita de la Virgen donde estuvo el presidente Alberto Fernández con los Misioneros de Francisco, hubo juegos para los niños y una muestra de los trabajos realizados en los distintos Hogares de Cristo: los productos textiles de la cooperativa de San Cayetano, las artesanías de las chicas trans de la Casa Aními, las producciones del equipo comunicacional de Mar del Plata y los trabajos de los distintos centros barriales.

El encuentro desbordó. Se trata de un concepto que el Papa Francisco retomó en su último libro “Soñemos Juntos”, donde compara el desborde “con los grandes ríos que crecen gradualmente, que es casi imperceptible, pero cuando el momento llega, se desbordan y derraman sus aguas”.

Jimmy Su Combo Negro tocó su contagiosa cumbia bajo el sol radiante. Luego, el sacerdote Damián Reynoso guitarra en mano desplegó algunos temas del cancionero de los Hogares de Cristo, cerrando con “La vida como viene”, el tema más popular que nació en la radio “La Milagrosa” de Ciudad Oculta, en Mataderos. “Acá ni River, ni Boca, somos hinchas de la familia grande de los Hogares de Cristo”, clamó el joven sacerdote que hoy busca la unidad en Villa Soldati..

No circuló nada de alcohol, sí los choripanes que se distribuyeron como panes y peces en el desierto dos mil años atrás. Al escenario llegaron trans, mujeres, adolescentes y pibes con la canción “Curar, Cuidar y Compartir”. “Esto es un quilombo organizado”, soltó Gabriela Salicio, la presidenta de la ONG “No Seas Pavote”, que en Lomas de Zamora cuenta con la casa de mujeres “Teresita” y el hogar “Tinku” para hombres.

Desde el altar de la Basílica, el Padre “Pepe” Di Paola, de la parroquia San Juan Bosco, anticipó que se viene una nueva etapa de los Hogares de Cristo. “Somos ejemplo para toda América Latina”, afirmó al anunciar que este modelo de desborde de misericordia será difundido como una copia actualizada del buen samaritano. “Cada uno es misionero cuando va en busca del hermano perdido, que está tirado en la calle o en un pasillo de la villa. Somos una iglesia que nace desde abajo, desde el territorio, la periferia, como quiere el Papa Francisco”, destacó el padre Pepe, para luego pedir un rezo por el recientemente fallecido obispo Fernando Maletti y el cura villero Bachi.

La misa fue celebrada por Gustavo Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires y titular del Equipo de Curas de las Villas. A su alrededor se colocaron banderas de los Hogares de Cristo e imágenes de San Cayetano y la Virgen de Luján que peregrinaron con los samaritanos colectivos del Conurbano bonaerense (Matanza, San Martín, Moreno) y de las villas de CABA (31 de Retiro, Bajo Flores, Barracas 21/24).

En los Hogares de Cristo, los rechazados de la sociedad de consumo no reciben migajas, sino que forman parte de la mesa. Los profesionales que acompañan este desborde de amor eclesial-social los impacta de tal manera que los convierte en creyentes. Muchos de ellos se han bautizado y toman la comunión. Otros que se formaron en colegios católicos dejan atrás su ateísmo adolescente nacido del Dios castigador. Porque al ponerse al servicio en la periferia se cumple la palabra del apóstol Santiago: “la misericordia se ríe del juicio”.

Los micros escolares y parroquiales regresan a la periferia urbana con los descartados totalmente agotados de celebrar la vida y agradecer a la madrecita.

“Algo irrumpe un acontecimiento, algo que late y viene desde adentro, una buena que es nueva y desbordante. Sobreabunda un sueño caminante”, suena en el podcast de Modo Poliédrico. “Escuchar sin ansiedad. La realidad es más importante que las ideas que juegan a matarse, en el conflicto se nos pierden las partes, en la unidad volvemos a encontrarte. Por desborde…por desborde…por desborde”, suena la voz de Alejandro Fernández.


Fuente: Telam.com.ar

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