La guerra por la historia
Por Victor Ramos
Desde el Instituto de Revisionismo Histórico Jorge Abelardo Ramos, que reivindica muchos aspectos del Instituto Dorrego, se abordarán todos los temas que permanecen ocultos o silenciados por la cultura dominante progresista o conservadora pero siempre euro centrista.
A muchos personajes de la política nacional no les importa la historia. Están preocupados por el presente constante y sonante; no quieren mirar atrás. Pero Clío la musa de la historia es cruel y sale a cada paso mostrándonos la estela imborrable de nuestros actos. Algunos pretenden borrarla, otros más audaces tergiversarla, pero los hechos, son los hechos. La única diferencia es desde donde se los observa. No es la misma mirada la del soldado en la trinchera que la del general en el escritorio. No será el mismo relato el del vencido que el del vencedor.
En el mundo periodístico suele decirse que nadie resiste un archivo En la era digital esta aseveración es implacable ya que en muchos casos vemos a los mismos protagonistas decir una cosa hoy y al día siguiente todo lo contrario.
En la historia más lejana suele ocurrir lo mismo. Muchos de nuestros prohombres cambiaron de opinión ante acontecimientos políticos de su época. Y debe ser motivo de análisis.
Vivimos el tiempo de la “cancelación”. Una nueva era “de eso no se habla, eso no se dice”. De censura al crítico, si lo que creemos es una verdad absoluta. Un autoritarismo, en nombre de vaya uno a saber que principios, que cierra toda posibilidad al debate y pensamiento crítico.
La última experiencia de análisis y debate de nuestra historia nacional fue el fallido Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego cerrado con un decreto del presidente Mauricio Macri.
Para el ex presidente Macri la historia parece ser cosa perniciosa. Tal es así que durante su gestión en la jefatura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires propuso quitar del programa de los colegios secundarios la materia de Historia. Su rechazo a esta ciencia lo llevó durante su presidencia a “cancelar” a los más destacados referentes de nuestra historia de los billetes de la moneda nacional. Héroes o villanos (de acuerdo desde donde se mire) fueron cambiados por figuras de animalitos.
Si no estudiamos nuestra historia difícilmente podamos entender las diferencias políticas actuales. Desde la agitada “grieta”, hasta el conflicto entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta por los fondos de la Ciudad de Buenos Aires. Tema que no podría ser entendido si no conocemos la guerra entre unitarios y federales o de porteños y provincianos en el Siglo XIX.
Nada podremos entender hoy si desconocemos que la nacionalización de la Aduana, el Puerto de Buenos Aires y la federalización de la ciudad fue determinada por la guerra civil de 1880. Una guerra que alcanzó tres mil muertos. A la crisis actual podremos darle significado a la luz del proceso histórico.
No es obligatorio tomar posturas, pero es necesario conocer todos los hechos. Bartolomé Mitre, político y escritor triunfante en la guerra civil sentó la doctrina histórica de su partido porteño para todos los argentinos. La mirada de los comerciantes y terratenientes de Buenos Aires asociados al liberalismo inglés prevalece oficiosamente desde el triunfo mitrista en todas las escuelas. Quien atente contra esa doctrina será un “maldito” para el sistema cultural dominante. Por eso el sistema universitario rechaza a Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortíz, José María Rosa o Jorge Abelardo Ramos.
La creación del Instituto Dorrego en el año 2011 por la presidenta Cristina Fernández fue demonizada por Beatriz Sarlo, Tulio Halperín Donghi, Luis Alberto Romero y varios editoriales de la prensa porteña con el argumento que se pretendía “cambiar la cabeza a los chicos”.
Luis Alberto Romero dijo sobre el Instituto de historia: “Hay que revisarlo, y urgentemente. No por razones científicas, pues se puede ignorar esta literatura menor y pasquinesca. Son razones políticas, y serias: el revisionismo, convertido en la verdadera “historia oficial”, alimenta lo peor y más enfermo de la cultura política argentina”. Y Sarlo: “El Instituto de Doctrina podría convertirse en un rincón arcaico y polvoriento. Pero también podría ser un centro que irradie su “historia” a la escuela. Allí se convertiría en algo más peligroso”. Desde la tribuna de Bartolomé Mitre un editorial decía: “lo que se busca desde el Poder Ejecutivo Nacional es falsear los hechos del pasado para servir al discurso oficial (…), una historia sesgada y falsa que a la postre no servirá ni al propio gobierno, pues la ciudadanía sabe cuándo se la quiere engañar”.
Por otro lado desde la izquierda liberal Eliseo Verón y Martín Caparros atacaron al revisionismo histórico poniendo en un pie de igualdad a las tesis mitristas con las nacionales; al mitrismo y su historia oficial contrapuesto a las pocas voces que se levantaron para cuestionar el centralismo porteño. Caparrós: los “militantes” (en referencia a los revisionistas) despliegan su obcecación para imponer sus relatos sin discusiones ni intercambios, sin el menor lugar para la duda”. Poco argumento pero fija su posición crítica.
El miedo al revisionismo histórico del Siglo XIX no supera al terror de estudiar al Siglo XX. El estudio riguroso de la historia contemporánea salpica de crímenes a muchos personajes y partidos políticos vigentes.
Desde el Instituto de Revisionismo Histórico Jorge Abelardo Ramos, que reivindica muchos aspectos del Instituto Dorrego, se abordarán todos los temas que permanecen ocultos o silenciados por la cultura dominante progresista o conservadora pero siempre euro centrista.
Tantos años de dictaduras impidieron tomarnos el tiempo de analizar que las ellas no eran solamente militares, sino cívico-militares. En este revisionismo contemporáneo desde la izquierda a la derecha estarán en cuestión. Se deberá debatir el papel de los sectores sociales y sus representantes en cada momento histórico.
Constituimos el Instituto de Revisionismo Histórico Jorge Abelardo Ramos hombres y mujeres que nos sentimos parte de la tradición del pensamiento nacional y latinoamericano y decidimos poner en marcha la recuperación, el cuidado y la divulgación de la obra de quienes fueran los máximos exponentes de esta tradición. Desde Jorge Abelardo Ramos y Alberto Methol Ferré a José Vasconcelos y todos los pensadores latinoamericanistas.
Desde este lugar y con la mirada puesta en la Patria Grande de San Martín y Bolívar convocamos a compañeros y compañeras de diferentes espacios del campo nacional a ser parte del debate y de la reflexión colectiva que posibiliten discutir la realidad y reafirmar nuestra identidad latinoamericana.
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El Instituto de Revisionismo Histórico Jorge Abelardo Ramos se presenta el miércoles 6 a las 18 horas en la sede de la Unión Obrera Metalúrgica UOM -Hipólito Yirigoyen 4167- con la presencia del Padre Pepe José María Di Paola, Roberto Bonetti de la UOM, Omar Autón, de UPCN, Alberto Lettieri de la UBA, Francisco Pestanha de la Universidad de Lanús, Miguel Barrios de la Universidad del Salvador, el escritor Aldo Duzdevich, Marcos Methol del Uruguay, Martín Ponce del Perú, Norma Andia de Bolivia y profesores de distintas universidades del interior del país.
* Víctor Ramos. Periodista, documentalista. Autor de Historia política de la Unión Obrera Metalúrgica. Hombres de acero. Coordinador del Instituto de Revisionismo Histórico Jorge Abelardo Ramos.
Fuente: Perfil.com