¿Cómo se gestó el peronismo?

A propósito de la publicación del libro de Damián Descalzo ¿Cómo se gestó el peronismo? editado en 2021 por Biblos, 292 páginas.

Por Miguel Ángel Barrios

El libro ¿Cómo se gestó el Peronismo? Dios, Patria y Justicia Social (1943-1944) de Damián Descalzo aparece en un momento oportuno de la historia política argentina y latinoamericana. El COVID-19, como toda pandemia en la historia, ha generado un lento cambio de “orden mundial”. Todavía no están claras sus características, pero sí, absolutamente, el sistema mundial no volverá a ser el que existía previamente. En este punto queremos ser precisos: toda plaga, peste, epidemia o pandemia ha traído cambios de órdenes regionales y mundiales.

Antes de entrar a presentar en líneas generales esta importante obra, no puedo disociarla de la figura de su autor, Damián Descalzo. Es un hombre, en mi opinión, de profundas convicciones en el compromiso del destino de la Patria y de su sujeto central, el Pueblo. Y podríamos denominarlo, sin dudar, un militante de lo que llamamos el campo nacional y popular, al cual rescatamos como identidad de la Patria, más allá de las permanentes campañas de difamación. Pero Damián Descalzo no se limita únicamente a la importantísima tarea de entender que la praxis política es herramienta de transformación de los sistemas, sino que basa ese compromiso con profundos estudios académicos de grado y posgrado en la Argentina y en el exterior en el campo de las ciencias sociales, lo que lo hace original porque combina praxis con conocimiento científico. Y por último –en esta rápida conceptualización del autor del libro– no puedo dejar de reconocer sus profundas convicciones católicas en la línea de la doctrina social de la Iglesia, en un escenario local e internacional de relativismo cultural que atraviesa todos los sectores, o lo que se denomina en forma cotidiana pensamiento “light”. Esto para mí se torna fundamental, porque una obra no es hija única del autor, pero sí lleva su dimensión genética. Conociendo el compromiso político y social de su autor, se puede entender la importancia de esta obra.

Podríamos decir que el texto recorre todos los andariveles de las ciencias sociales y es una obra que articula historia, ciencia política, pensamiento social, doctrina, economía, y en el fondo, todo ello subordinado a la búsqueda incesante de una Argentina fuerte y soberana.

La Revolución del 4 de junio de 1943 tiene como originalidad que es un movimiento militar –dado por los coroneles del GOU, sintetizado en la figura de Juan Domingo Perón– que tiene una doble dimensión estratégica: culmina con la década infame y abre los cauces para el 17 de octubre y el nacimiento del mayor movimiento nacional y popular de América Latina y el Mundo: el peronismo. En un momento de crisis de los ismos, ya sea por la implosión del comunismo y la caída del Muro de Berlín en 1989, o la defunción de la fase del neoliberalismo en la globalización con la pandemia, emerge con fuerza estratégica la Doctrina Nacional que creara Juan Domingo Perón. Y es justamente aquí que está la importancia fundamental de este libro, porque indaga en forma minuciosa –como nadie lo había hecho antes– desde un punto de vista integral orígenes, actores, tensiones, documentos y corrientes interpretativas de la Revolución del 4 de junio de 1943 y su proyección.

Damián Descalzo destaca desde un principio la premisa del filósofo católico –de gran influencia en Perón– Jacques Maritain: las personas en la historia actúan en base a la voluntad y la libertad humanas en las distintas circunstancias: desde el principio, su comprensión de la historia se aleja del determinismo histórico, para hacerla desde una concepción cristiana. Para Damián Descalzo la Revolución de Junio es original, nacional, argentina, humanista y cristiana, y desde estos parámetros va analizando la figura de Perón y el nuevo proceso histórico, político y social que se abre en la Argentina. Es muy interesante el modo en que describe e interpreta desde el punto de vista estratégico el rol de la Iglesia, el Ejército y los sindicatos, y lo novedoso es que lo realiza desde antes y después del 43. Ello enriquece profundamente su investigación, porque es un tema que ha sido abordado en compartimentos estancos, pero es original el enfoque unificador en el germen de lo que luego sería el peronismo. Además, trata con nitidez –en la línea de Fermín Chávez– la constitución del GOU, sus documentos fundacionales y sus objetivos, que no eran ni más ni menos que defender las instituciones y alejar todo peligro interno y externo que ocurriese en la Patria. Esta parte podríamos considerarla enriquecedora. La figura de Perón se encuentra omnipresente. Asimismo, se agregan en la obra documentos de investigaciones recientes que son originales y que ratifican el carácter del estadista argentino.

Pero Descalzo no se agota en el GOU, sino que se hunde en las raíces del peronismo. Allí indaga a la Doctrina Social de la Iglesia en forma profunda, a las diferentes vertientes del pensamiento nacional y la concepción estratégica del GOU, con respecto a la neutralidad ante la guerra y el interés nacional. Aquí demuestra que para la organización militar el Estado es un regulador de la riqueza, director de la política y armonizador social, demostrando la contemporaneidad del peronismo. También queda en evidencia, debido a las referencias históricas del GOU sobre las figuras de José de San Martín y Manuel Belgrano, y también sobre un concepto eje necesario para rescatarlo hoy: el Ejército es el pueblo mismo en su dimensión soberana.

El autor también demuestra que el movimiento emergente tiene como aliado más importante a la Iglesia Católica, por su carácter popular. Es imposible divorciar lo popular de lo católico en nuestros pueblos, y con el peronismo esto es evidente. Este hecho nos interpela hoy, en este mundo de relativismo: la necesaria articulación de una doctrina justicialista con la doctrina social de la Iglesia, enriquecida en la figura del Papa Francisco. Este tema es central para el futuro del justicialismo, y Descalzo lo deja en claro al demostrar su origen.

También rescata la importancia de la organización como imperativo de la época en la concepción estratégica de Perón. El siglo XXI es el siglo de las organizaciones. De ahí por añadidura ya se desprende la enseñanza religiosa católica en las escuelas, la política educativa, la era de lo social, la armonía de un sindicalismo que se equilibraba entre patrones y obreros, el papel de las asociaciones organizadas, la creación de la Secretaría Nacional de Cultura, la Defensa Nacional, el Estatuto del Peón, el Instituto Nacional de Previsión y los tribunales del fuero del trabajo. Con esto quiero decir que la Revolución del 4 de junio del 43 no es un simple acontecimiento, sino que es el acto fundacional para la nueva Argentina y la nueva independencia en el siglo XX: la independencia política, la independencia económica y la independencia social. Pero las tres banderas fueron consecuencia de una libre voluntad política imbuida de un patriotismo que hoy hace falta en nuestro sistema político.

Felicitamos doblemente a Descalzo, para que siga investigando y regalándonos obras que enriquecen a la Argentina en esta nueva fase por la independencia y que profundizan la dimensión única del peronismo y de su fundador.

Miguel Ángel Barrios es doctor en Ciencias de la Educación y en Ciencia Política.

Fuente: Revista Movimiento

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