“El Padre Jorge Galli abrazó el peronismo desde la cuna”

Por Juan Borges

Aldo Duzdevich, autor de los libros “JP-La Lealtad, los Montoneros que se quedaron con Perón” y “Salvados por Francisco”, ofreció una reflexión sobre la figura del padre Jorge Galli (ayer se conmemoró un nuevo aniversario de la muerte del sacerdote). A su vez, se refirió a los debates político-religiosos de las décadas del 60 y 70.

El escritor y periodista Aldo Duzdevich, autor de los libros “JP-La Lealtad, los Montoneros que se quedaron con Perón” y “Salvados por Francisco”, en dialogo con AGENCIA PACO URONDO ofreció una reflexión sobre la figura del padre Jorge Galli.  A su vez, el autor habló sobre la Teología del Pueblo y sus diferencias con la Teología de la Liberación.

AGENCIA PACO URONDO: En relación al debate religioso y político de la década de 60 y 70, ¿qué diferencias podemos establecer entre Teología del Pueblo y la Teología de la Liberación?

Aldo Duzdevich: Los debates políticos e ideológicos que sacudían América Latina en los años setenta, tenían su correlato dentro de la Iglesia. Entre los años 69 a 73 nace en Argentina la Teología del Pueblo como una rama autónoma de la Teología de la Liberación. 

La Teología del Pueblo toma la opción preferencial por los pobres de la Teología para la Liberación, pero se diferencia de ésta por no centrarse en la lucha de clases, sino las nociones de pueblo y anti pueblo y las particularidades que toman las luchas populares y la cultura en América Latina. El principal impulsor de la Teología para la Liberación es el peruano Gustavo Gutiérrez; y el gestor de la Teología del Pueblo es el argentino Lucio Gera. Ambas nacen en Latinoamérica a partir del Concilio Vaticano II. Pero, la peculiaridad del pensamiento de Lucio Gera, es que hace base en reconocer al peronismo como cultura esencial del pueblo argentino.  

Quien más escribió sobre el tema es el padre Juan Carlos Scannone, voy a basarme en sus conceptos. Luego del Concilio Vaticano II, el episcopado argentino creó, en 1966, la COEPAL (Comisión Episcopal de Pastoral). Estaba formada por los Monseñores Marengo, Zaspe y Angelelli; los teólogos Lucio Gera, Rafael Tello, Justino O’Farrell y Gerardo Farrell, y el jesuita Fernando Boasso, entre otros. Fue en esta comisión donde nació la Teología del Pueblo, cuya impronta se notó ya en la declaración del episcopado argentino de San Miguel (1969).

Como ya vimos en plena dictadura de Onganía se daba un fenómeno nuevo, la progresiva nacionalización y peronización de intelectuales, docentes y estudiantes universitarios. En ese marco nacieron en la Universidad de Buenos Aires las Cátedras Nacionales de Sociología, con figuras como el ya mencionado Justino O’Farrell, Gonzalo Cárdenas, Alcira Argumedo, José Pablo Feinmann, Horacio Gonzales, Amelia Podetti. O’Farrell, constituía la unión entre la cátedra nacional y la COEPAL. Así es como, distanciándose tanto del liberalismo como del marxismo, encontraron su conceptualización en la historia latinoamericana y argentina (real y escrita) con categorías como “pueblo” y “antipueblo”, “pueblos” e “imperios”, “cultura popular”, “religiosidad popular”, etc.   

La Teología del Pueblo toma la categoría “pueblo” -por un lado- como pueblo-nación y, por otro lado, las clases populares.  Pero, son los pobres quienes, al menos de hecho en América Latina, conservan como estructurante de su vida y convivencia la cultura propia de su pueblo. 

Lo dicho hasta acá incide en la consideración de la religiosidad popular.  Pues, por un lado, se considera la religión como núcleo de la cultura de un pueblo y, por otro, se hace referencia —con Pablo VI— a la piedad “de los pobres y sencillos”, estimando que, de hecho, son estos últimos quienes preservan mejor la cultura común y sus valores y símbolos religiosos.

Según Armando Puente, “para Bergoglio la teología popular no es populismo, sino que considera al pueblo como sujeto de la historia, en contraposición a la teología marxista de la liberación que reserva ese privilegio a una clase social: el proletariado. Confía en la expresión de la fe sencilla, sobre todo del pueblo pobre que no sufre ninguna mediación culta o ilustrada que la desvirtúe.” Jorge Bergoglio, como provincial de los jesuitas enunció, y como arzobispo de Buenos Aires desarrolló, las prioridades del gobierno que conducen al bien común, a saber: 1) de la superioridad del todo sobre la parte; 2) de la realidad sobre la idea; 3) de la unidad sobre el conflicto; 4) del tiempo sobre el espacio. 

APU: ¿Qué críticas se le pueden realizar a la Teología de la Liberación desde una visión peronista?

A.D.: Hubo una crítica desde el peronismo hacia esa vertiente de liberación. Se trata de una publicación del CIAS (Centro de Investigación y Acción Social) de abril de 1974 titulado “Teología de la Liberación”. Su profundización a partir de la experiencia peronista. Firmado por el jesuita Ernesto López Rosasa. Refleja el clima de época, y casi que reproduce, la misma discusión que se daba dentro del peronismo revolucionario, pero, entre teólogos de la Compañía de Jesús.

El texto comienza explicando que existen varios autores y textos sobre la Teología de la Liberación, pero se va a centrar solo en el libro del jesuita peruano Gustavo Gutiérrez “Teología para la liberación”. Dice: “sin bien reconocemos en Gutiérrez, como en otros autores, el intento de una “nueva manera de hacer teología”, creemos sin embargo que no se llega a la cosa iberoamericana. En otras palabras, no se llega a aclarar suficientemente el lugar hermenéutico desde donde se trabaja y por tanto todo el edificio cruje por los cimientos.”

Más adelante avanza en clarificar la idea: “llama la atención que en toda la obra (de Gutiérrez) no haya casi un solo dato de la historia de América. (…) Pareciera- a riesgo de ser irónicos- que nuestra historia comienza con la toma del cuartel de Moncada, porque no se dice nada de Bolívar, Artigas, San Martín, Rosas, Solano López, Hidalgo, etc…(…) ni que haga siquiera mención de ningún líder político, de ningún  caudillo popular presente o pasado, fuera de Fidel Castro” (…) En el caso de los intelectuales cristianos, muchas veces no tienen en cuenta que la revolución no comenzó ni con Medellín ni con Fidel Castro”. Define desde donde hace la crítica: “El punto desde el cual criticamos, es la Doctrina Peronista, que para nosotros es la síntesis verbalizada de la praxis de nuestro pueblo”.

Además, el texto señala: “Si bien el autor (Gutiérrez) no se declara marxista, preconiza un dialogo a lo Garaudy, muy interesante en Europa pero que aquí no tiene más vigencia que en algunos grupos de cristianos”. Roger Garaudy fue un filósofo y político francés, “cristiano y comunista” según su propia definición, impulsor a fines de los sesenta del “dialogo entre marxistas y cristianos.”.

También lo cuestiona a Gutiérrez por su dedicación al análisis de Metz y porque dedica “páginas y páginas” a la polémica de Bloch y Moltmann. Johann Baptist Metz es un teólogo alemán considerado el fundador de la Nueva Teología Política, un marco conceptual de lo que se llamaría Teología de la liberación. Jürgen Moltmann es un teólogo protestante alemán, ha teorizado sobre la Teología de la Liberación. Ernst Bloch filósofo alemán se lo considera uno de los precursores intelectuales del mayo 68 parisino.

Finaliza el texto del CIAS conluye: “La obra cruje por los cimientos porque fallan los instrumentos de análisis de la realidad que no pueden ser las ciencias sociales mediatizadas por un marxismo de importación, sino en la praxis de los pueblos cristalizada en las doctrinas nacionales. (…) La teología de la liberación no la vamos a hacer sin aceptar de adentro los movimientos populares, su doctrina y sus líderes. Allí tenemos que perdernos para encontrarnos como Iglesia-Pueblo de Dios”.

APU: ¿Podemos definir a los caminos del Padre Galli y el de Carlos Múgica como diferentes pero paralelos?

A.D.: Según palabras de Francisco -que comparto- “hemos tenido la experiencia de un manejo no del todo equilibrado de la utopía y que, en algún lugar, en algunos lugares, no en todos, en algún momento nos desbordó.” En ese momento histórico, también hubo un grupo de sacerdotes y laicos quienes pudieron ver con claridad lo que se avecinaba y se lanzaron a intentar modificar el rumbo.

Voy hablar de dos sacerdotes que lo intentaron. No porque sean los únicos, sino porque fueron referentes muy importantes. Carlos Múgica una figura muy pública y otro Jorge Galli de perfil muy bajo, con quien tengo una deuda personal; fue mi jefe y compañero y gracias a él, yo y muchísimos jóvenes más, sobrevivimos para poder contar esta historia.

El padre Carlos Múgica fue un personaje público, por todos conocido. En cambio, el padre Jorge Galli por su bajo perfil y las normas de clandestinidad de la época, no va a figurar nunca en los libros de historia. Ambos tuvieron un sentimiento y acción en común: la lealtad a Perón y su intento de querer modificar el rumbo de la juventud montonera. Por origen y perfil, Galli y Múgica eran imágenes casi contrapuestas. Carlos era de familia oligarca y antiperonista.  Su evolución intelectual fue la que lo llevó al tercermundismo y de allí al peronismo.

Galli, era de una familia muy pobre, y abrazó el peronismo, desde la cuna. Antes de entrar al Seminario trabajaba de albañil, oficio que nunca abandonó. Según sus palabras él no fue un “cura obrero” sino un “obrero que se hizo cura”, y no fue “un cura que se hizo peronista” sino “un peronista que se hizo cura”. Estuvo desde siempre vinculado a la Resistencia Peronista y luego las primeras FAP. Compartió en general el tercermundismo, pero no lo integro activamente.

Jorge Galli, no necesitaba acercarse a los pobres, él era pobre de nacimiento y vida. Su rancho de Villa Pulmón en San Nicolás, no tenía llave, porque decía: “cuando un chico tiene hambre o frio puede meterse adentro”. Su aspecto producía cierto rechazo en las clases medias, pero, despertaba amor entre los pobres, porque era uno de ellos. Carlos nunca se encuadró en Montoneros, su frase era “estoy dispuesto a morir por el pueblo, pero no a matar”. En cambio, Jorge, andaba armado y como cuadro combatiente, comandaba la Columna José Gervasio Artigas de Montoneros en la zona norte de la Provincia de Buenos Aires.

Domingo Bresci recuerda: “Yo lo conocía a Jorge Galli desde el Seminario; cuando se creó el MSTM Jorge nunca participo. El tenía ese pensamiento de peronista a secas y no comulgaba del todo con el MSTM pero si tenía una excelente relación con Carlos Múgica y muchos otros.  En esa posición muy peronista se parecían. “Múgica “es el momento de dejar las armas y tomar los arados”

El padre Rolando Concatti, que convivió con Múgica en París entre 1967/1968, recuerda los primeros posicionamientos políticos de Carlos respecto a Montoneros: “Cuando surgió Montoneros, varios estuvieron muy entusiasmados por el origen católico de casi todos sus líderes. Otros teníamos desconfianza casi por las mismas razones; sabíamos que aquellos jóvenes iluminados venían de un ala más bien extremista y maniquea, de poco diálogo, tan generosa como romántica. Que ya nos había traído problemas en los movimientos de secundarios y sobre todo universitarios”. En muy poco tiempo Carlos Múgica pasó a ser una especie de “hermano mayor” de aquellos jóvenes, en parte su vocero. Su entusiasmo, su carisma.

APU: ¿Cómo fue la vida de Jorge Galli?

A.D.: Hay un documento histórico muy valioso que hace referencia a su vida desde su puño y letra. Escrito a mano en hojas de cuaderno fue conservado por su discípulo Jorge Jater, quien nos dio una copia. Es una especie de breve autobiografía y declaración de fe cristiana y peronista.*

APU: ¿Francisco y Jorge Galli tuvieron alguna relación?

A.D: Francisco no conoció a Jorge Galli. La placa en su tumba se inicia por gestión mía. Francisco había leído por lo que le mande algo de su historia y en particular lee el “testimonio de Jorge Galli” que está arriba. Galli era un típico cura “con olor a oveja” como dice Francisco. Lo del olor a oveja está referido a quien vive y duerme en un rancho de campo, para significar a un sacerdote que está cerca del pueblo, que comparte sus vivencias, sus alegrías y dolores. Eso es lo que traduce Jorge Galli en su texto y creo que es lo que Francisco vio en su personalidad.

ANEXO

Documento autobiográfico del Padre Galli (reproducido de forma textual).

Me ubico como si estuviese pensando en 1978…. O contándole a alguien como he llegado hasta ahora….

1941: Papá albañil, mamá sirvienta en estancias de ingleses……., somos 11 hermanos, católicos practicantes todos.

1943: Papá enfermo…. Todos al asilo porque no se soportaba la pobreza en casa.

1945: Mamá: “Este es el hombre que viene a hacer lo que nosotros pensamos y queremos”

17 de Octubre de 1945: varios hermanos estamos en Plaza de Mayo “hay que defender  al defensor de los pobres….; la Justicia Social es el verdadero cristianismo…”.

1955: En casa no entendemos más nada…”los malos son los que Perón tiene alrededor”… lloramos (yo para entonces era oficial albañil….; en Mataderos)

Estamos en las huelgas de frigorífico Lisandro de la Torre en Buenos Aires…. Entro en los niveles de base de la Resistencia.

1958: Ingreso al Seminario a estudiar para cura. Me quieren cambiar de clase social. Les digo que no, formamos el “grupo de los obreros” entre los estudiantes.

1960: Nos vemos con los Rearte, Vállese, conocemos a Amado Olmos, a Jorge Di Pascuale, la JP de ese entonces…., en el Sindicato de Farmacia a Jorge Rulli, la Bechi…; los gases lacrimógenos, las corridas…; las fugas del seminario por las ventanas para ir a las villas miserias, la de Colegiales, Villa Jardín….: traer a Perón.

Después: Juan XXIII, Cuba, el Che….;  traer a Perón para hacer la Revolución Peronista. Varios muchachos dejan de seminaristas o de curas….; Taco Ralo y cosas por el estilo. “Yo sigo adentro, pecado hay en todas partes un poco… yo seguiré trabajando para la Revolución desde este lado de los pecados de la iglesia ya lo harán desde aquel lado de los pecados de la Revolución”

1965: Conflictos con mi Obispo, el Cardenal Caggiano, por defender el “derecho de los trabajadores organizados a recurrir a la violencia (las ocupaciones de fábricas, con toma de rehenes, durante el plan de lucha de la CGT, y otras cositas) una vez agotadas las vías pacíficas y ante una grave y prolongada situación de injusticia”.

1966: Caggiano no me quiere de cura y me hecha… Me ordena como sacerdote en San Nicolás, otro Obispo: Ponce de León….  Pleno auge de los curas obreros… yo obrero cura… Villa Pulmón (una villa de San Nicolás). Mientras los ex compañeros del seminario, entre otras gente, buscan caminos diferentes al de Taco Ralo; yo trabajo en la villa, en la iglesia y de albañil en SOMISA, vivo en la villa, rezo misa, organizo… En tanto participo en el Movimiento de Curas del Tercer Mundo.

1969: Un gran sector de la iglesia, laicos y curas, desembocan en la última etapa de la Resistencia… La Patria Socialista, las formaciones especiales, las “orgas”, el PB y la JP, la guerra integral…; el 1er retorno, el regocijo de Gaspar Campos, el llanto de Ezeiza, las sillas de ruedas de Nelly…; López Rega, la insubordinación de los Montos… Junto a gente no católicos (también el cura Mujica y otros curas) hacemos el intento de rectificación que fue la “Lealtad”…también los sectores cristianos revolucionarios entran en la generalizada confusión de la clase media… Enterramos a Mujica…. Los Montoneros se enloquecen… todos enloquecen…

1974: Muerto Perón, pido una parroquia en el suburbio de Pergamino y espero… Destrozada la esperanza que habíamos salido a pasear en las “operetas” y por la Plaza de Mayo, volvemos a proteger y alimentarnos con la esperanza que había quedado en la retaguardia: en las villas, en los barrios pobres en los boliches de la periferia.

1976: La jerarquía me saco de la cárcel en Abril, después de tan solo 9 días de preso; pero mucho menos logra para miles que no aparecen más…; la vergüenza de estar vivo… me paso los años a disposición del Poder Ejecutivo y a disposición de que cada día vengan a secuestrarme… pero me “porto bien”, me quedo exiliado en barrio Otero, en las “Tolderías” del Martin Fierro, enseñando a los chicos el catecismo y la marcha, les enseño como pararse en la cancha de futbol, organizados, para no perder por goleada;  que los chicos buenos se vayan a otra iglesia…A los grandes; que el futbol, el vino, los asados, la amistad y los cuartetos cordobeses son un gran invento de DIOS, para que a pesar de la inseguridad, mantengamos la esperanza, a que también a Cristo lo mataron, pero resucito… Que el coya sentado bajo el árbol, haciendo la siesta (dice), con el sombrero que le tapa los ojos (dice), estoy despierto e igual me ve, y está esperando, con astucia…; que pase el tiempo…; que estos hijos de puta se gasten…; que se los lleve el viento….; que los hombres pasan, pero los pueblos permanecen…; y que hay que clandestinizarse en las culturas, en las alegrías de cada día… en el vino, en el futbol bien jugado, en el cariño por los hijitos y en el asado, pero que traigan también a las mujeres y a los chicos porque la cultura se cuida en familia.

Y no importa que yo despierte a los gritos soñando que los militares me vienen a buscar y me corren por los pasillos y los patios de ese enorme convento. No importa (cuando me he despertado) que, en el sueño, me miraban con asombro, inmóviles, los otros curas, porque yo iba con un arma en la mano…; y mama y mis 10 hermanos se quedaban helados, preguntándose “que habrá hecho” (algo habrá hecho).

Y no importa que me digan desde la Jefatura Militar de San Nicolás, que no junte jóvenes en la iglesia, que no junte gente (“yo me hice cura para juntar a la gente”); que yo soy inteligente y se cuál es mi situación…; que les haría correr riesgos a los mismos muchachos…; que más vale cuide que los muchachos no hagan el amor del otro lado del paredón de la iglesia….

Y no importa, porque si el vino viene, viene la vida y porque si creemos en DIOS tenemos que conservar la esperanza…. La esperanza…..la esperanza y tenemos que defender la risa y refugiarnos en lo que no nos puedan quitar, que es nuestra cultura, como Martin Fierro en las Tolderías…; que disimulemos como el coya…que no nos arriesguemos porque nos van a matar…que tenemos el tiempo a nuestro favor…pero si conservamos lo nuestro: la cultura; si conservamos la risa y la esperanza;….que hay que jugar un futbol bien jugado…y que yo soy albañil y les ayudo a levantar la casa porque no pierdan la esperanza…;y a algunas chicas que quedó embarazada, paciencia, que le va hacer, que Vds han hecho un peronista más, y que cada chico que nace es una esperanza nueva….; quien sabe si este negrito no es el tipo que suplante a Perón….; que también Jesús nació pobre en un pesebre…y que Herodes mato a todos los chicos, los Santos Inocentes, pensando que entre ellos estaba Jesús,  pero Jesús había entrado en la clandestinidad y después aunque no lo querían los poderosos se lo tuvieron que aguantar…y que, por eso, ser peronista es no perder la esperanza…; y que después de haberlo visto a Perón en Gaspar Campos la alegría todavía nos dura….porque se la pusimos a la contra…y que si pudiéramos una vez , aunque sea después de 18 años, también vamos a poder ahora; y que por eso, hay que tener esperanza.

1983-1987: Y ahora, los que estamos vivos, y aquí, y enteros, después de habernos muertos de miedo, muertos de vergüenza por no estar muertos, mientras otros morían de verdad…ya que tenemos la vida de “prestado” y nuestra vida no nos pertenece… y no somos simplemente seres vivos, sino que somos resucitados… y que los que resucitan tienen otras responsabilidades… y que saben más de la vida que los que recién están en la primera vida…y sabemos que la esperanza no quedara defraudada.

Y que ya volverá Evita y volveremos a ser millones, todos juntos. DIOS puede, ayudémosle o mejor, “podemos, que DIOS nos ayude”.

Fuente: agenciapacourondo.com.ar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *