El más grande caudillo argentino

Una semblanza del Protector de los Pueblos Libres, José Gervasio Artigas, borrado de la historia oficial por la oligarquía portuaria.

Por Jorge Abelardo Ramos

José Gervasio Artigas pertenecía a una de las siete familias que fundan la ciudad de Montevideo. La suya era la tercera generación de militares que defendieron las fronteras contra las invasiones del Imperio portugués. Desde sus primeras luchas propuso entregar las tierras a los indígenas, los criollos y los negros. El proyecto fracasó a causa de la invasión portuguesa de 1801, pero fue el principio de su enorme apoyo popular.

Artigas se erigió en caudillo apoyándose, al igual que sus pares, en sus triunfos militares. Erigido como Gran Protector del Plata y arquitecto de la unidad de las provincias del sur, defendió la frontera exterior mientras luchaba contra las fronteras interiores. Fue uno de los primeros americanos y el más grande caudillo argentino. En este hecho reside el secreto de su grandeza y de su «entierro histórico», según Mitre.

Cuando Buenos Aires sustituye a España en la hegemonía las provincias, los caudillos se levantan en armas. Entre ellos es Artigas el que más hondo ve los problemas históricos. Escribir su historia significaría reescribir la historia argentina y revisar la falsía de nuestro origen. Víctimas solidarias de la balcanización, hemos balcanizado a Artigas, amputándolo de nuestra existencia. Mitre y Vicente Fidel López, historiadores oficiales, han hecho del Artigas histórico lo que la burguesía porteña hizo con el Artigas vivo[1].

Entre 1810 y 1820 el artiguismo era el poder político dominante sobre la Banda Oriental, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe. Unificadora y pacífica, la convención artiguista establecía que “La Provincia Oriental es una parte integrante del Estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata” y que “queda desde ahora sujeta a la Constitución que organice la Soberana Representación General del Estado”.

La posibilidad de una nación unida que controlara el Río de la Plata significó una amenaza contra los intereses de Inglaterra, que decidió movilizar contra Artigas a sus aliados portugueses en Brasil. Abandonado por el directorio de Buenos Aires, el caudillo fue derrotado por los portugueses en Tacuarembó. En tanto, los bonaerenses sobornarán a los caudillos del litoral para que traicionen a su líder. Por medio del asesinato o el destierro, se evitará el levantamiento de las masas.

Vencido por los portugueses y los bonaerenses, traicionado por sus aliados, Artigas se retira al Paraguay del doctor Francia. Para completar su derrota, los historiadores porteños lo inmortalizarán como un bandolero y un salteador de caminos.


[1] Las Mazas y las Lanzas, página 75. Edición 2012 Ediciones Continente

Selección de textos: Eugenio Arditi Ramos

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