Sobre el indigenismo hipertrofiado

Octubre es un mes de significativos aniversarios. El V Centenario de la llegada de los españoles a estas tierras; la formidable manifestación popular que funda un nuevo movimiento nacional (el peronismo), que cambia la historia del país; la lejana revolución que marcó a varias generaciones de intelectuales latinoamericanos. América Latina, el peronismo, los avatares del Este, fueron algunos de los grandes temas sobre los que La Patria Grande consultó al embajador Jorge Abelardo Ramos, presidente del Movimiento Patriótico de Liberación y uno de los más brillantes observadores de la realidad social y política latinoamericana. Entrevista en 1992.

– ¿Qué opinión le merece el surgimiento de grupos indigenistas que se oponen a los festejos por el V Centenario del Descubrimiento de América y que conmemoran el 11 de octubre como último día de la América Libre?

–En realidad el imperialismo contemporáneo, que es el que sucedió de alguna manera a la influencia española desde las revoluciones de emancipación, tiene múltiples tácticas para perpetuar la división de la América Latina. Una de ellas es la hipertrofia del tema indigenista. Nadie ignora que la Patria Grande, vale decir la herencia hispano-lusitana que hemos recogido los latinoamericanos como propia, ha sido fragmentada por obra de dos factores determinantes: uno de ellos son los intereses extranjerizantes de las oligarquías portuarias de toda América Latina y el otro es la intervención decisiva que han puesto en nuestra impotencia y balcanización las grandes potencias imperialistas. La alianza de las oligarquías internas y de los imperialismos externos procuró desde los tiempos de San Martín y Bolívar separar a las partes territoriales que habíamos heredado de España y Portugal, porque de ese modo las repúblicas insulares podían ser más fácilmente dominadas que una gran entidad confederada como la que tuvo la posibilidad de realizar la sociedad norteamericana. Una y mil veces desde los tiempos de Manuel Ugarte y de Torres Caicedo se afirmó, pero no entró eso en la educación popular ni en las estructuras culturales de las repúblicas latinoamericanas, que si Estados Unidos había logrado su gran progreso material era porque se llamaban, respondiendo al contenido, los Estados Unidos de Norteamérica, y Torres Caicedo y Ugarte reiteraban que nosotros éramos los Estados Desunidos de la América del Sur, entendiendo el sur no en un sentido puramente geográfico sino en el más amplio de lo político, cultural y lingüístico. Para nosotros el sur comienza en México, en el río Bravo.

–Bien…pero, ¿cuál es la causa de la desunión?

–Nosotros, los Estados Desunidos del Sur hemos pagado dolorosamente el haber logrado la independencia de España y Portugal sin haber consumado al mismo tiempo la unidad. No estamos desunidos porque somos subdesarrollados sino que somos subdesarrollados porque no logramos la unidad. En ese sentido la unión es la única estrategia y doctrina revolucionaria de América Latina. El tema del indigenismo nos lleva a preguntar por qué existe en Alemania, en Suecia, en Inglaterra, en Holanda, un interés tan vehemente en proteger a los indígenas de América Latina. Seguramente no se trata de un acto de generosidad pura; sabemos que no han sido Inglaterra, ni los países nórdicos, ni Bélgica, ni Holanda, quienes se han destacado por un amor especial por los indígenas de los continentes marginados. Sabemos que la India fue subyugada por Inglaterra durante 400 años. Como dijo alguna vez un historiador inglés, “las llanuras de la India están blanqueadas con los huesos de los tejedores de algodón”, muertos de hambre a causa del exterminio de las viejas industrias por los tejidos de algodón de Lancashire. Quiere decir que si Inglaterra por medio de las armas y del librecambio impuso su dominio al inmenso continente indio, nos parece raro que ahora esté preocupada por los indígenas de América Latina.

–¿Cómo aparecen las diferentes tesis? Nacen de las preguntas: ¿Esto qué es? ¿Un encuentro de dos culturas? ¿Es un descubrimiento? ¿Es una conquista? ¿Es un genocidio?

– La respuesta es que es un poco de todas esas cosas, pero es sobre todo una fusión. Es un descubrimiento de América por parte de los europeos y es un descubrimiento de Europa por parte de las civilizaciones precolombinas. Es un encuentro sangriento de culturas, como son todos los encuentros de culturas diversas. No es pura y exclusivamente un encuentro, una conquista o una colonización, como tuvo lugar por parte de Inglaterra respecto de la India, donde después que se van los ingleses, ésta mantiene íntegras sus lenguas, sus religiones y su cultura, como si los británicos no hubieran estado nunca allí, salvo en Calcuta, en Bombay o en Madrás, donde las clases altas educadas en Inglaterra y parte de las clases medias “cultas” hablan el inglés y otras lenguas. Salvo esto no hay restos de los ingleses. Lo mismo podríamos decir de Indonesia, del Congo Belga, de Malasia o de Birmania. En cambio aquí no, aquí estamos hablando la lengua de aquellos que vinieron, portugués y español. ¿Por qué? Por razones que no vienen al caso aquí, que son razones teológicas, ellos no tuvieron el menor inconveniente en fusionarse, en hacer el amor con las mujeres indígenas y eso produjo en los primeros treinta o cuarenta años de la llegada de los españoles y los portugueses, la aparición de los hijos de la tierra, de los mancebos de la tierra, como se los llamaba, o sea de los criollos. Y esos criollos, que al principio eran hijos de españoles e indias, poco a poco se fueron mezclando más porque llegó el aporte africano y entonces aparecieron los mulatos, tercerones, como se les llamaba, cuarterones y quinterones, que eran sucesivas mezclas, descendientes de mulatos con descendientes de criollos y mestizos, de indias con mestizos de negros. Así se hizo una especie de Babel racial o sanguínea en que consiste, como dice Vasconcelos, la raza cósmica. Somos una fusión de las razas del mundo originadas por el pueblo más mestizo que había en Europa, que era el pueblo español. Desde fenicios, visigodos, árabes y judíos, todos vinieron con los españoles y mezclaron sus sangres con la nuestra. Decir portugués en la América colonial era sinónimo de judío. De modo que aquí encontramos todas las mezclas, por lo que ser antisemita o antiitaliano o antiespañol es renegar de parte de lo que somos. Se trata de un formidable crisol de razas que ha determinado que el rasgo específico y distintivo de América Latina sea que somos mestizos. Si nosotros hipertrofiamos el rol del indio o el rol del europeo estamos negando lo que somos. Nosotros somos el indio y somos el europeo, somos el inmigrante del siglo XX, el del siglo XIX y el del siglo VXI. Nuestra fuerza es ser lo que somos. Y aquel que quiera quitarnos la evangelización, nos quita una parte esencial de nuestra cultura. Quien pretenda despojarnos de los aportes traídos por los inmigrantes, sean españoles, portugueses, italianos o judíos, nos está quitando en nombre del indigenismo (o sea en nombre de una raza en estado puro, que sin duda resultó vencida), parte de nuestra individualidad nacional y, en consecuencia, es un enemigo de América Latina. El indigenismo por eso es impulsado por el imperialismo contemporáneo hasta transformarse, en muchos de los casos, en uno de sus instrumentos. Es preciso en este momento dejar en claro los derechos de incorporación a la civilización latinoamericana de las minorías indígenas, predominantes sobre todo en Perú y en Bolivia y en el mismo México, donde hay alrededor de 10 millones de aborígenes que conviven en un gran pueblo de 83 millones de habitantes. México, que es esencialmente un país mestizo, ya no es un país indígena. Donde el indígena logra ingresar a la vida económica, inmediatamente absorbe la lengua española o portuguesa. De esta manera se favorece, al romper el aislamiento al que algunos lo quieren someter. Este es uno de los tantos derechos que las oligarquías criollas les han negado. También se los han negado a los gauchos y a los pobres, que junto con los indígenas, forman esa masa explotada por estas oligarquías nativas junto con el imperialismo extranjero.

* “De Bolívar al Mercosur”, entrevista publicada en La Patria Grande, octubre de 1992. Extraído de las conversaciones con Jorge Abelardo Ramos “Entre Pólvora y chimangos”

Un comentario en «Sobre el indigenismo hipertrofiado»

  • el febrero 20, 2023 a las 2:18 pm
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    Mapuche. No eran de nuestro territorio venían de chile.y no olviden que ingresaron .a nuestro territorio armados cos fusiles Remington .todos saben de dónde provenían ..inglant.y fusilaron a 900 casique de nuestras tibus originarias…menoriaaaaa

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