El Papa Ratzinger y América Latina

Alver Metalli

Algunos recuerdos relacionados con el pontificado de Benedicto XVI [la foto lo retrae en México en 2012] me devuelven a Uruguay en abril de 2005. Estaba terminando una larga entrevista con el pensador Methol Ferré, bien conocido por Bergoglio, una conversación ininterrumpida que duró un año y cuyo eje temático era América Latina. Comenzamos cuando Juan Pablo II ya había entrado en el último tramo de su pontificado y estábamos terminando cuando se reunió el cónclave tras la muerte del Papa polaco. Naturalmente la transición se incorporó a las conversaciones de esos días. Mientras redactaba la versión final del que sería también el testamento intelectual de Methol Ferré, una periodista del diario argentino La Nación lo entrevistó sobre el futuro Papa. Era el 6 de abril para ser exactos, por lo tanto, 13 días antes de la fumata blanca que el martes 19 llevó a Ratzinger a la cátedra de Pedro.

Escuché personalmente las consideraciones de Methol Ferré sobre el futuro de la Iglesia y sobre el Papa que debía presidirla, y el filósofo rompió una lanza a favor del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe declarando que era «un gran partidario de Joseph Ratzinger». Más aún. “Creo -añadió- que es el hombre más idóneo para ser Papa en este momento histórico”. Y fundamentaba su convicción de la siguiente manera: «Porque es una de las últimas grandes expresiones de esa generación que ha alcanzado un esplendor intelectual comparable al de los siglos XII y XIII de la Edad Media, comparable incluso a la mejor época de la patrística griega y latina, cuando comenzó la gigantesca epopeya de la evangelización de los pueblos”. Pero cuando hizo estas declaraciones, Methol Ferré, que auspiciaba el pontificado de Benedicto XVI, consideraba sin embargo que todavía no había llegado el momento de un Papa latinoamericano. “La Iglesia -explicó- está saliendo de Europa; pero es un proceso reciente, que todavía tiene que madurar. Europa fue el centro del mundo hasta hace 50 años. Cuando comienza la descolonización empieza a surgir todo un mundo de nuevas iglesias en la India, en Asia, pero son procesos aún incipientes».

Methol Ferré estaba convencido de que la iglesia latinoamericana era la más madura, porque era la más antigua de las no europeas. «Tiene cinco siglos, contra el siglo de las iglesias de África, pero no me parece que las iglesias de la periferia europea estén todavía en condiciones de ejercer el liderazgo mundial». Consideraba que todavía necesitaba tiempo. Pero no mucho, se apresuró a señalar. “Dentro de unos años, sin duda, estarán en condiciones [de asumir el liderazgo de la cristiandad], porque la intensidad de los procesos de globalización y de coparticipación interna en la iglesia son cada vez más fuertes”.

Sabemos que la fumata blanca anunció la elección de Ratzinger, y por tanto la validez de su previsión. No sólo eso, sino que la elección del “Pastor Alemán”, como titulaba al día siguiente el diario italiano Il Manifesto, nos convenció de continuar nuestra reflexión sobre América Latina y añadir un nuevo capítulo al libro, que titulamos “Ratzinger y América Latina”. Methol Ferré dijo estar convencido de que el diálogo del pontífice alemán con la Iglesia del continente serviría para hacer evolucionar lo mejor de la tradición teológica latinoamericana que surgió a partir del Concilio y vincularla estrechamente con lo mejor del magisterio pontificio. “Cuando una tradición de pensamiento, como la latinoamericana, se convierte en el punto de partida de un trabajo de apropiación y asimilación de los aportes de otras Iglesias, es cuando comienza a ser Iglesia fuente”. El pensador uruguayo afirma, en efecto, que «se pueden recoger con provecho los pensamientos que nacen en otras circunstancias y situaciones sólo cuando se es autoconciente». «En una Iglesia-reflejo, -afirmaba Methol Ferré con convicción- pesa más la debilidad de la mera imitación repetitiva que la fuerza del descubrimiento». Y el Papa Benedicto XVI habría ayudado precisamente a este proceso de apropiación.

El libro-entrevista se publicó un año después de la elección de Benedicto XVI y fue presentado en Buenos Aires por quien sucedería a Ratzinger, un latinoamericano, como esperaba Methol Ferré. Su nombre -misterios de la historia- lo conocemos: Jorge Mario Bergoglio.

Para aquellos que deseen leer ese capítulo dedicado al Papa Ratzinger, remitimos a La América Latina del siglo XXI (Edhasa 2006) posteriormente reeditado con un nuevo prólogo en 2013 por Editorial Biblos con el título El Papa y el Filósofo.

Fuente: www.alvermetalli.com

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