JxC atrasa en un mundo que avanza hacia la multipolaridad. Por Horacio Paccazochi

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Gran parte de los países de todos los continentes, exceptuando América del Norte y Europa, comienzan a buscar nuevas formas que les permitan comerciar en paz y se organizan en otras asociaciones que son la antítesis de las que hasta ahora las incluían, o tal vez sería mejor decir las excluían.

Así, en nuestro continente, MERCOSUR y CELAC hacen a un lado viejas alianzas con los EEUU en el plano económico y también en el político, donde la OEA ha demostrado ser una valla para la defensa de la soberanía, como en Malvinas, o inmiscuyéndose en los asuntos internos de los países, como en Bolivia, por mencionar algunos.

En Medio Oriente, arrasado por las intervenciones de EEUU y sus aliados de la OTAN, Arabia Saudita, Irán y Siria hasta hace poco enfrentados deciden dejar de lado sus diferencias, muchas veces provocadas desde afuera, y emprender un camino de comerciar en paz.

En Asia, la Organización para la Cooperación de Shanghái nuclea, aparte de Rusia y China, a gran parte de los países de Asia, el Sudeste Asiático y algunos de Medio Oriente.

Los BRICS; Rusia, China, India, Brasil, Sudáfrica, poseen una lista muy grande de aspirantes a ingresar que encabeza Argentina.

El común denominador de todas estas asociaciones es, por un lado, no depender únicamente del dólar para comerciar, encontrar nuevas formas de financiar obras de infraestructura y de producción para no depender exclusivamente del FMI y la Banca globalizada que no les interesan las inversiones productivas y fomentan solo los movimientos especulativos de dinero. Y por encima de todo, entender que EEUU se ha convertido en un mal socio, pues donde pone un dólar genera endeudamiento y conflictos bélicos.

Esto no quiere decir que el dólar vaya a desaparecer, o el FMI no seguirá actuando, aunque ambos están decayendo en su influencia, se trata de apuntar a relacionarse con países y fuentes de financiación ligadas a la producción y no a la especulación financiera.

Ese es el nuevo camino que empiezan a transitar gran parte de los países del mundo, y al que el gobierno argentino adscribe. Por el contrario, vemos en la oposición de JxC las viejas recetas del FMI y de la banca especulativa: planes de ajuste, reducción del aparato del estado, del déficit fiscal, liberalizar las condiciones laborales y, si con eso no alcanza… tomar más deuda.

El mismo verso de hace 70 años, con la diferencia que en el siglo pasado todavía prestaban para producir, hoy solo lo hacen para especular con el fracaso de los planes económicos que te proponen. Argentina tiene potencialidades enormes para desarrollar, pero solo podrá hacerlo si escapa al círculo vicioso de las políticas dictadas por quienes solo les interesa endeudarnos con fines especulativos.

Cuentan para ello no solo con la presión de los grandes organismos financieros y su prensa adicta, sino también con lacayos internos dispuestos a obedecer por una comisión. Dispuestos a poner trabas en las negociaciones del gobierno que intenta pagar, pero que ello no genere parálisis productiva, como se ha denunciado recientemente por el Ministro Massa.

Son la versión moderna de la vieja “pandilla del barranco” que comerciaba con el imperio británico a espaldas del país. Solo les interesan sus negocios y el resto a remate.

Estamos en un momento del mundo en que, como decíamos arriba, se empiezan a definir nuevas orientaciones, y en donde la multipolaridad resume la nueva forma de relacionarse de los países. Argentina y América Latina, unida como región de enormes potencialidades naturales, humanas y científicas, deberá ser partícipe activa de esta nueva era, dejando de lado las viejas formas del atraso y la dependencia.

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