Milei y el liberalismo argentino. Por Horacio Paccazochi
El ganador de las Paso reivindica como su maestro a Benegas Lynch padre y lleva de candidato en su lista al hijo. Recientemente este último en un reportaje en La Nación reflexiona sobre la división en la política argentina, que hace la izquierda y sectores del oficialismo, entre izquierdas y derechas diciendo que eso no representa a las distintas visiones que se pueden tener de la política nacional. En eso coincidimos, hemos señalado en varias oportunidades que tanto una como otra definición solo aportan confusión ya que hay ideas catalogadas de derecha que sirven al país. Como de izquierda que están en contra y viceversa.
Pero a continuación Alberto Benegas Lynch(h), agrega que lo correcto sería marcar la diferencia entre estatismo y liberalismo. Y ahí sí no coincidimos.
Para abonar a esta posición comienza por catalogar de “estatistas” al Presidente Roca, la generación del 80, el Yrigoyenismo y por supuesto al Peronismo. Curioso porque tanto Roca como la generación del 80 se consideraban liberales, y de hecho lo eran, pero al mismo tiempo eran nacionales y democráticos, y así recogiendo lo mejor de los planteos federales de los caudillos del interior sumado a la visión del ejercito naciente sobre la integralidad territorial pudieron construir las bases de un país hecho y derecho.
Lo que Benegas Lynch considera “estatismo” en realidad fue nacionalismo, y lo que considera “liberalismo” en esa época fue el mitrismo, con sus terratenientes de la de la Pcia. de Bs. As., los mercaderes de la Capital, el Partido Socialista de Juan B. Justo y todo el sistema cultural semicolonial ligado al imperio británico.
Es por eso que para nosotros la divisoria de agua en la historia política del país pasa por ser nacional o antinacional.
Luego del ocaso del roquismo y con el afianzamiento de la oligarquía en la estructura cultural y económica del país sobre todo a partir de la presidencia de Quintana, el abogado del Banco de Inglaterra, ese liberalismo degenera en lo que es hasta nuestros días en una simple máscara del capital financiero.
Es por esta razón que este liberalismo antinacional nunca representó al conjunto de la población. Siempre constituyeron minorías que para alcanzar el poder se valieron de golpes de Estado para introducir funcionarios sobre todo en el área económica.
Les paso lo que a los “nacionalistas oligárquicos” que se metían en cuanto golpe había, pero a diferencia de estos, que a poco eran rajados como rata por tirante, los discípulos del “maestro” Benegas Lynch (padre) contaban con el apoyo del aparato oligárquico, con sus diarios La Nación, La Prensa, y el capital extranjero que siempre ve con buenos ojos a los paisanos que hacen el trabajo por ellos.
Es por eso que hoy reivindican el gobierno de Menem que fue el gobierno, elegido por el voto popular, que instauró una política liberal antinacional gracias a que lo hacía en nombre del peronismo.
El otro fue el de Macri de quien Milei pretende que sea su referente a nivel internacional junto a economistas liberales del menemismo como Carlos Rodríguez y Roque Fernández que suenan para su equipo económico.
Nada distinto a la otra variante opositora a este gobierno, la de Juntos por el Cambio, que propone a otro ex menemista como Carlos Melconian para la cartera económica, hoy bancado por la Fundación Mediterránea, que son empresarios nacionales que en algún momento se olvidaron que si son exitosos y hoy cuentan con cuantiosos activos externos es porque hicieron uso y abuso del mercado interno y del Estado nacional que hoy parecen despreciar.
Como vemos nada nuevo bajo el sol. Mas de lo mismo propone Milei que se reconoce descendiente de una doctrina antinacional tan vieja como el país, que con Rivadavia y la “pandilla del barranco” aliada al imperio británico comenzaron este camino de construir un país para pocos en donde en aras de la “libertad” encadenemos nuestro futuro.