Desafiando al derrotismo y el doble juego, Sergio Massa hace campaña con la realidad. Por Alberto Lettieri
Ya van quedando en claro los lineamientos principales de las campañas presidenciales de cara a las elecciones generales de octubre. Javier Milei insiste en su venta de espejitos de colores, mientras que quienes fueron presentados como sus colaboradores relativizan sus promesas, procrastinándolas para un eventual mandato presidencial. Patricia Bulrrich “no le encuentra el agujero al mate”, por lo que no tuvo más remedio que entregarse de pies y manos a Carlos Melconian, confiando en que su verba llana consiga generar alguna empatía en un electorado que le ha dado la espalda. La izquierda rezonga hacia adentro pasándose facturas por haber terminado englobada en el saco de residuos de la “casta”. Y Sergio Massa, librado a sus propias fuerzas por una coalición que se hace la desentendida y mira para otro lado, recurre al pragmatismo y a la cruda descripción de la realidad.
Desde un principio el candidato de UxP tuvo en claro que, en su doble condición de Ministro de Economía y postulante a la presidencia, la gestión sería la clave principal de su campaña. Después del mazazo que significó el chantaje del FMI imponiendo la devaluación y la disparada de la cotización de todos los dólares que existen en nuestro mercado, si bien las medidas anunciadas por Massa no alcanzaron a compensar el impacto producido en el bolsillo de la mayoría de los argentinos, sí en cambio significó una señal muy clara de su determinación de no defeccionar en la carrera presidencial. Con escaso respaldo de intendentes y gobernadores, el nulo apoyo del cristinismo y con la oposición de las corporaciones empresariales, Massa consiguió frenar el aluvión inflacionario y la disparada de la divisa estadounidense y, pese a todo, subir en las encuestas electorales.
Las medidas de gestión estuvieron acompañadas de un baño de realidad. A los empresarios les recordó los beneficios que significaban para sus intereses el ingreso a los BRICS y qué se encubría detrás de la propuesta de dolarización. Este viernes le habló al pueblo llano en la inauguración de un paso bajo nivel del ferrocarril Roca, donde destacó el rol del tren dentro del crecimiento nacional y prometió seguir invirtiendo en obra pública. “Este es el número 26 que inauguramos”, enfatizó ante la aprobación del gobernador provincial, Axel Kicillof, quien lo acompañó en el evento.
En su alocución Massa sostuvo que, en caso de que la oposición llegue al gobierno, el boleto de tren pasaría a costar $1100.
“Si hay cambio de gobierno el boleto de tren pasa a valer 1100 pesos y el mínimo de colectivo 700 pesos. No solo piensan en privatizar ferrocarriles, también en eliminar la ayuda del Estado en los boletos. Hagan la cuenta, piensen en la vida de cada estudiante, jubilado, laburante, lo que pasa a significar pagar eso por un boleto”, advirtió.
Y en seguida disparó contra la oposición: “Una cosa es escuchar palabritas haciéndose los simpáticos y picantes en canales de TV y otra es bajar eso a la vida de la gente”.
“Unos plantean dolarización, la bandera de Estados Unidos en el Banco Central. Otros una dolarización cobarde, plantean convivir porque no se animan a hacerlo. Nosotros sabemos que es con una moneda fuerte y no depender de nadie. No queremos seguir siendo mendigos del mundo”, enfatizó.
El gobernador bonaerense, por su parte, disparó contra JxC, responsabilizando a la coalición opositora por la gravísima situación que afronta la Argentina. “Con el crédito que tomó (Mauricio) Macri, con toda esa deuda que hoy nos oprime, se podrían haber hecho 9 mil viaductos”, afirmó.
Y concluyó definiendo al FMI como “el organismo que la tomó se cree con derecho para dirigir la obra de nuestro país”.
Tras las medidas de alivio y las acciones de esclarecimiento sobre las consecuencias de una eventual victoria de la oposición, la tercera movida de Massa apuntará a presentar su propio plan de gobierno, que irá adelantando en las próximas semanas.
Desafiando el derrotismo y el doble juego de muchos de los que integran la coalición oficialista, Sergio Massa sigue convencido de que la victoria en las elecciones presidenciales es mucho más que una utopía.