Cierre de campaña de Milei: el regreso de los muertos vivos. Por Horacio Paccazochi

En el acto de clausura de su campaña electoral Milei le cedió la apertura, y contenido ideológico, a quien confeso ser su maestro Alberto Benegas Lynch (padre).

Evidenciaba el hombre en su postura, y en su comentario que estaba sorprendido por la repercusión de las ideas libertarias.  “Necesito pellizcarme para ver si esto es realidad” decía esta persona  que nunca debe haber hablado ante más de diez escuchas, no por su personalidad sino por la repercusión de sus ideas. Algún grupo conspirador de la “Libertadora” en 1955, con algunos militares liberales en los tantos golpes para impedir el regreso de Perón al gobierno, o  algunos devotos alumnos como Milei.

Creo que Lynch confunde el apoyo que hoy concita Milei de un sector de la población con el triunfo de sus ideas. Esta mezcla de frustración, y desconfianza en los políticos que hoy recorre transversalmente la sociedad argentina tiene poco y nada que ver con el ideario libertario. La mayoría, sobre todo de jóvenes, que hoy lo apoyan poco saben o no les importa el contenido del programa de La Libertad Avanza, quieren un cambio y se sienten interpretados por el estilo propagandístico del candidato libertario.

Pero Don Benegas estimulado por una especie de “orgasmo intelectual”, como él mismo lo definió, dio rienda suelta a sus ideas.

Nada nuevo por cierto ya que las viene predicando en el desierto hace varia décadas, y también heredadas de su padre, sobre como deshacerse de un estado opresor. Bien es sabido en la historia de las ideas universales que los extremos se tocan. Mucho antes que los Lynch nos sorprendieran con sus ideas existieron filosofías de izquierda que proponían terminar con el Estado, corrían a socialistas y marxistas por izquierda y eran los anarquistas. Algunos de izquierda, estos de derecha anarquistas al fin. Los de izquierda eran gente de acción, militaban y tuvieron cierta ascendencia entre los trabajadores, estos otros provenían de familias acomodadas y su actividad transcurría en conciliábulos y conspiraciones. En síntesis ninguna de las dos posiciones prosperaron en alguna parte del mundo y tampoco en la Argentina.

Los Lynch toman como ejemplo el país de fines del 1800 y comienzos del 1900 haciéndonos creer que esos años de bonanza fueron producto de una política liberal. Es cierto que Roca y la generación del 80′ fueron liberales, pero liberales nacionales que crearon el Estado y con él forjaron un país moderno, con ejército regular, moneda, educación pública, política exterior soberana. El problema que esta generación de políticos nacionales coexistió con una dependencia económica del país con las exportaciones agrícola-ganaderas con Inglaterra y al morir Roca y decrecer su influencia en la política argentina, sobre todo a partir de la presidencia de Quintana el abogado del Banco de Londres, revivió la política mitrista de dependencia con Europa.

¡Y lo que expresan los Lynch no es roquismo: es mitrismo!. Es bajar todas las defensas del país, llámese Estado, moneda, banco central, política exterior independiente para dejarnos librados a la angurria del capital extranjero. En recientes declaraciones de Milei sobre los ferrocarriles volvió con la idea de privatizarlos y ponía como ejemplo lo “bien” que funcionaban en manos de los ingleses. Es cierto funcionaban muy bien para los intereses británicos en el Rio de la Plata, llevándose materia primas e imponiéndonos los productos de su industria que liquidaron la industria regional y hasta el momento prospera del país.

Si en algunos episodios de la vida nacional se impusieron las ideas liberales fue a través de golpes de Estado que impondrían en la economía a representantes del capital extranjero como los Martínez de Hoz, Aleman, Alsogaray, etc. Y esas ideas no surgían de filósofos argentinos por  más escuela austriaca que se endilguen sino de los intereses de las multinacionales que son nacionales en su país y liberales en el nuestro.

Pero nuestro “filosofo” de cabecera fue más allá. Ya Milei se había negado a tener relaciones con países “comunistas”. A título personal Don Benegas, acaso para no comprometer las chances electorales de su candidato, propuso suspender las relaciones con el Vaticano mientras lo dirija un “totalitario” como Francisco. ¡Ah no nos privamos de nada! Aparte de proponer dejar indemne al país económicamente, también queremos debilitarlo en su fe, que reconoce en el Papa argentino su apostolado por los humildes, el cuidado del ambiente y la paz en el mundo.

Por último el “maestro”, y al parecer que lo de la escuela austríaca no era muy entendido por la concurrencia, para seguir denostando al Estado trajo a colación a un filósofo de Hollywood, Ronald Reagan. Con una frase sin sentido pues si alguien conoce el papel del Estado eso son los americanos que han construido un gran país con el estado como promotor. 

En fin dejamos a don Lynch con su “orgasmo intelectual”, y nos retiramos de la pantalla del televisor pensando que un país que pone satélites en órbita, fabrica y vende reactores nucleares llave en mano, y posee en su geografía riquezas que el mundo necesita, pueda volver doscientos años para atrás y desandar lo andado para volver a ser una semicolonia. No creo que podamos permitírnoslo.

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