La mejor promesa de Massa: el fin de la “grieta”. Por Horacio Paccazochi

Luego del triunfo en las elecciones de ayer catalogado de “milagroso” por propios y extraños, Sergio Massa volvió a proponer un gobierno de unidad nacional si llega a la presidencia.

En primer lugar aclaremos que en política no hay milagros, hay consecuencias de actos, a favor o en contra. 

Es cierto que afrontamos problemas financieros, heredados y errores de conducción política propios, pero contrastados por la población con las propuestas de la oposición tenemos el resultado del domingo.

También uno se podría preguntar si esto es así porque sumados los votos de la oposición superan ampliamente los votos del oficialismo.

Y aquí es donde reside lo trascendente de la propuesta de Massa: la unidad nacional.

No hay país posible sin un gobierno de unidad nacional, y no nos referimos a un frente electoral que pasado el comicio revela la fragilidad de su unidad, como nos pasó aun dentro de un mismo espacio político.

Nos referimos a un acuerdo nacional alrededor de políticas de estado que más allá de quien gobierne se mantengan en el tiempo. Como lo hicieron los países centrales para llegar a donde llegaron. Como lo hicimos nosotros con la única política de estado que supimos mantener alrededor del Plan Nuclear Argentino que supo llevar adelante La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y que luego derivaría en INVAP el polo científico tecnológico más importante de Latinoamérica. 

Esto producen los acuerdos alrededor de políticas de Estado. Imaginemos lo mismo trasladado a otras áreas de la vida nacional como educación, política exterior, defensa nacional, legislación de protección del trabajo y la producción nacional, etc.

Por todo esto es sumamente importante la propuesta de Massa, pues sin un acuerdo nacional todo esto será imposible.

Soplan nuevos tiempos en la política mundial y tendremos que posicionarnos ante ello. “Multilateralismo”, dijo Massa y ese es otro norte claro al que debemos enfocarnos. La relación con los BRICS y específicamente con China posibilitó llegar al último tramo de la campaña electoral sin una corrida financiera y cambiaria propiciada por un sector de la oposición. Pero también la relación con el bloque occidental nos permite obtener otras ventajas en la medida que sostengamos una política de defensa del interés nacional.

La unidad nacional también implica convocar a los mejores, vengan de donde vengan. Tanto Roca como Perón los dos grandes constructores del Estado Nacional convocaron a dirigentes e intelectuales de distinta procedencia. El único requisito debe ser la defensa del interés nacional. 

Basta de izquierdas y derechas que nada definen. La política argentina se debe dividir; como en la realidad siempre lo fue, entre nacionales y antinacionales. Basta de política de comité. 

El Peronismo debe renovar su dirigencia. Hay dirigentes que no están entendiendo la realidad nacional, sino no se explica la perdida de tantas provincias. Aquí se aplicaría al revés la frase de Perón: “nosotros ganamos no porque seamos buenos sino porque los otros son muy malos”. Esta vez hay dirigentes provinciales y nacionales que deberán dar un paso al costado y dejar pasar la realidad.

No me cabe duda que las propuestas libertarias serán una moda pasajera, pero sin una marcha firme hacia la unidad nacional, en el futuro surgirán otras por el estilo para intentar desviarnos del camino hacia la realización nacional.

Perón lo entendió en su regreso al país, abrazándose con sus rivales de antaño. Lula lo acaba de hacer para recuperar Brasil para un proyecto latinoamericano. Avancemos en el mismo sentido.

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