Ganamos, perdimos… la unión por la Patria, aún es posible

Por Elio Noé Salcedo

Dada una trágica falta de memoria histórica y de un exitismo y derrotismo a la vez que ha calado hondo en los argentinos, al parecer hemos olvidado que el 22 de octubre -antes del balotaje para elegir presidente- hubo Elecciones Generales, que el candidato a presidente más votado fue Sergio Massa y que Unión por la Patria obtuvo la mayor cantidad de votos y representantes en el Congreso de la Nación, punto de partida para una resistencia que, sin dejar de lado la advertencia peronista (hecha suya en el discurso triunfal por el propio presidente electo): “Dentro de la ley, todo, fuera de la ley, nada”, nos permita resistir junto a otras minorías en el Congreso y las organizaciones sindicales, empresariales y sociales una arremetida libertaria que puede destruir en pocos meses -a nivel político, económico, social y cultural- lo que supimos construir en doscientos años de lucha.

Si reparamos en los resultados de las Elecciones Generales del 22 de octubre pasado -hace apenas un mes atrás- de los 130 diputados nacionales, 24 senadores de la Nación y 43 representantes al Parlasur que elegimos, Unión por la Patria obtuvo mayoría de votos. De esa manera, la Cámara Baja del Congreso Nacional -que suma 257 diputados en total- quedó constituida por 107 diputados de Unión por la Patria, 93 diputados de Juntos por el Cambio y solo 37 diputados de la Libertad Avanza (el partido ganador en el balotaje para presidente). El Frente de Izquierda obtuvo 5 bancas y los partidos provinciales 15 diputados, aunque ningún bloque contará con quórum propio y las 3 principales fuerzas deberán negociar entre sí.

En las mismas elecciones del 22 de octubre, la Cámara Alta renovó 24 bancas correspondientes a las provincias de Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz, de las que 10 bancas quedaron para Unión por la Patria (Buenos Aires, Formosa, La Rioja, San Juan, San Luis y Jujuy, a través de la alianza con el partido Renovador Federal en esta provincia), ocho bancas fueron para La Libertad Avanza y dos para Juntos para el Cambio.

Así, el Senado de la Nación que está compuesto por 72 senadores (tres senadores por cada una de las 23 provincias y tres por la Ciudad de Buenos Aires), quedó conformado de la siguiente manera, sin quórum propio para ninguna de las fuerzas políticas: 33 bancas para Juntos por el Cambio (46%), 31 bancas para Unión por la Patria (43%), 6 bancas para La Libertad Avanza (8%, en visible minoría), 5 bancas para Unidad Federal (7%) y 3 bancas para partidos provinciales (4%).

El Panorama resulta propicio para no dar todo por perdido, dada las mayorías relativas tanto en Senadores como en Diputados y la titularidad de las gobernaciones -ninguna en manos del oficialismo presidencial-, lo que permite establecer acuerdos que impidan avanzar sobre derechos y banderas históricas del pueblo argentino.

Para empezar, ya el diputado Lipovestky de Juntos por el Cambio ha planteado su oposición a la propuesta oficial para eliminar la Ley de Alquileres vigentes. Se puede dar la lucha en conjunto sobre ese y otros temas en el Congreso de la Nación. Lo mismo, a nivel de las provincias que, sin excepción de parcialidades políticas, serán perjudicadas por la política presidencial en cuanto a los necesarios y legítimos aportes nacionales para sus Estados provinciales (todos de color político distinto de quien preside los destinos de la República).

De allí que el liderazgo de Sergio Massa -con experiencia parlamentaria, capacidad negociadora y conocimiento del Estado y de la Argentina- siga vigente. Solo falta asumir que, aun cuando estemos otra vez en la oposición y en el llano, no podemos dejar destruir la Argentina ni tirar por la borda el esfuerzo de varias generaciones de compatriotas (trabajadores, empleados, jubilados, pensionados, desocupados, discapacitados, pequeños y medianos empresarios, profesionales, emprendedores, autónomos, docentes, estudiantes, militares, civiles, religiosos, etc.), que hoy conforman el capital humano de un país que tiene todo para crecer y desarrollarse y que no puede ser entregado a los designios extranjeros ni a la improvisación de los recién llegados a la política y a la realidad que nos concierne a todos, porque, sumando a todos los que quieren el bien de la Patria y el Pueblo, no somos minoría ni en el Congreso ni en las gobernaciones y todavía podemos acordar institucionalmente -con las banderas y convicciones nacionales en alto- lo mejor para nuestro presente y nuestro futuro.

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