Milei: la lucha es contra uno mismo. Por Gabriel Sanchez

El filósofo, Byung Chul Han, decía que el neoliberalismo explota las emociones y las usa como instrumento político, podríamos decir que Milei es el ejemplo más obvio de esta idea, que en sus discursos que lo llevaron a la presidencia absorbió el enojo y la frustración social y así poder llegar a las 14 millones de personas que lo votaron.

Pero esté fenómeno ya se veía en los militantes kirchneristas, cuando hablan de “amor” a Cristina, que es una falacia por donde lo mires, porque el amor como sentimiento nace en la cotidianidad y la cercanía, sería mejor hablar de una militancia fanática, rozando la devoción casi religiosa a la figura de Cristina.

El triunfo de Milei también abrió paso al enojo de la militancia, ahora señalan a los libertarios y a cualquier confundido que votó a Milei como el culpable de todos los males: los viejos, los nuevos y los que vendrán. Mientras señalan con un morboso regocijo el precio de la carne y la nafta.

Pero este fanatismo compartido por igual por kirchneristas y libertarios, pasa de mano en mano y va girando como una moneda dependiendo de quién gobierne. Porque si pensamos en un sistema democratico, el que gobierna es el que mayor cantidad de votos sacó y el que saca mayor cantidad de votos, lógicamente tiene la mayoría.

Eric Sadin en su libro “La Era del Individuo Tirano”, dice que no estamos frente a una fractura social, sino ante una era inédita: La imposibilidad de anudar acuerdos, que no es otra cosa que la imposibilidad de hacer sociedad. Está incapacidad, dice Sadin, lleva a la atomización del sujeto, al aislamiento de las personas, replegadas sobre sus propias creencias y ese encierro lleva a la anomia y a la rabia.

Retomando está idea de que lo que eligió la mayoría está mal, Sadin dice que esto convierte a las minorías en los únicos que pueden dar cuenta de las dominaciones sufridas. Ahora el título de los sufridos y oprimidos recae en el kirchnerismo. Porque la mayoría es la que causa sufrimientos a esa minoría, esto quiere decir, que sólo hace dos meses atrás ellos eran los opresores.

Los posteos y discursos en redes sociales de cada lado hundido en su propio narcisismo pseudo político, no es libertad de expresión, sólo es la reafirmación constante de que lo que yo pienso está bien y el otro es el equivocado. Que es crudamente hablando la aniquilación del otro y el inicio de la idea, un tanto bobalicona, que con un teclado se puede poner en jaque a un sistema dominante y a sus gobernantes.

Un comentario en «Milei: la lucha es contra uno mismo. Por Gabriel Sanchez»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *