La orquesta desafinada del “Menem trucho” y su bolsa repleta de nada. Por Jorge Asís

Infinitamente menos que una administración de expertos, el gobierno de Javier Milei es, en efecto, un simulacro. Ensayo desangelado de orquesta autoritaria que admite la opaca cotidianeidad del show eterno. 

Con su histrionismo imprevisible, el panelista de Intratables logró imponer los atributos de su personalidad. Para despojarle, a La Doctora, el atributo de la centralidad. O para vencer en el combate electoral al benefactor Sergio Massa, El Profesional. O para ningunear patéticamente a Alberto, El Poeta Impopular casi justamente olvidado. 

Con alaridos insustanciales -la fábula de la dolarización o la pulverización del Banco Central- el Menem Trucho supo tempranamente resignificarse como animador inapelable de la campaña electoral. Hasta introducir plácidamente en el bolso inagotable de nada a la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien, competidora sustancial que hegemonizaba la alucinante fantasía del cambio. Y hasta pudo acomodar también en “el bolso” al instrumentador Mauricio Macri, El Ángel Exterminador. 

Con la Montonera tergiversada, el Domador de Reposeras se proponía exterminar a Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, aquel disruptivo que le había disputado el liderazgo de la Mutual PRO. 

La cuestión que pronto todos los bocetos minimalistas de estadistas ingresaron paulatinamente en “el bolso inagotable de nada de Milei”. 

Desde el tramo misericordioso de Alberto al lapso desperdiciado y decepcionante del Ángel. Y hasta tuvo la dicha de encontrar espacio en el bolso para los tres desbordes anteriores del maléfico kirchnerismo (patología responsable de la catástrofe que reprodujo el estancamiento de Argentina, hasta situarla, en efecto, detrás de Venezuela).

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