Mirarse en espejos ajenos, tanto para imitar como para diferenciarse

Por Horacio Paccazochi

El error conceptual más importante del pensamiento político argentino sea que se considere de izquierda(progresismo), o de derecha (liberales), es precisamente considerarse como tales cuando la política real y verdadera se divide entre los que están a favor del país (nacionales, y los que actúan en contra del mismo (antinacionales). En los dos casos anteriores explicaremos porque ambos juegan en el bando antinacional.

Para no remontarnos a épocas lejanas para lo cual muchos lectores tendrían que confiar en nuestra interpretación de la misma, trataremos de manejarnos con ejemplos de nuestros días que cualquiera puede constatar con mirar la TV, abrir un diario, o consultar la información que emana de Internet.

Ante las próximas elecciones de EEUU se repite lo que sucedió años anteriores cuando competían Hilary Clinton y Donald Trump. El progresismo argentino en todas sus variantes apoyaba fervorosamente la candidatura de la candidata demócrata pues consideraba al líder republicano como un autócrata antidemocrático y que pertenecía a la derecha imperialista mundial . Por otra parte, los liberales autóctonos lo apoyaban pues sus políticas de libre mercado son las que se debía aplicar en argentina.

Creo recordar como Cristina Kirchner pujaba por Clinton y Macri por Trump.

En aquella elección gano Trump con un programa de nacionalismo económico para EEUU en donde privilegiaba el trabajo y la industria nacional de ese país y con una política de libre mercado para la exportación del trabajo generado por ellos.

Aquí se demuestra la visión deformada de nuestros políticos. Lo que Trump represento puertas adentro de los EEUU es lo que había que resaltar para replicar en nuestro país, esto es la defensa de la industria y el trabajo nacional. Y la política de libre mercado de exportación es lo que nuestros liberales no deberían copiar pues destruye nuestra economía.

Unos llevados por prejuicios ideológicos, los otros por ideas económicas exportadas por quienes son nacionalistas en su propio terruño, la cuestión que ambos fallan en su perspectiva de parar a la Argentina ante el mundo.

Hoy el mundo ya no es más el bipolar de 50 años atrás. Es mucho más complejo y requiere sobre todo de la claridad con que nos paremos ante él.

Argentina tiene reservas naturales y humanas como para ser un jugador importante en el marco de una región latinoamericana y conjuntamente con ella participar de un mundo en constante evolución.

Los países centrales ya no pueden ser analizados con la visión “antiimperialista” del siglo pasado. Hoy en su seno se debaten corrientes productivistas y elites que procuran un trasvasamiento del capital productivo a la especulación financiera. Trump representa a los primeros y Biden a los segundos. Y estas no son diferencias menores de ellas depende la paz o la guerra en el planeta. Con esto no queremos decir que los argentinos debamos apoyar a uno u otro candidato, como hace Milei, o como cree el progresismo que el candidato republicano es parte de una gran operación de la derecha mundial. Ni Milei sueñe con que Trump aplique ideas liberales para el mercado norteamericano, ni que nos mandara la sexta flota para amedrentarnos como parecen decir nuestros progresistas.

De lo que se trata hablando en castellano antiguo es de hacer la nuestra buscando negociar con quien nos quiera comprar en las mejores condiciones posible. Vender trabajo argentino, potenciar nuestro mercado interno y sus industrias a través de un Estado Nacional que distribuya eficientemente los recursos financieros.

Todo lo demás es charlatanería que nos distrae de ese objetivo central. Discutir hoy Estado si o Estado no atrasa, lo mismo que pasarse acusando de pertenecer a la derecha o a la izquierda. Nuestra clase política está en la primaria mientras los países prósperos del mundo mandan sus dirigentes a la universidad.

Ya hemos tenido experiencias de todo tipo para sacar nuestras propias conclusiones. No hace falta recurrir a la escuela austriaca ni a ningún premio nobel en economía para saber lo que necesitamos los argentinos.

Es hora de que las fuerzas reales de la sociedad trabajadores, empresarios, organizaciones intermedias, universidades se dispongan a traer a la realidad a una dirigencia que aun discute la tabla del uno.

Política criolla nacional, o dependiente y antinacional. Así de simple. el que no lo entienda que se dedique a otra cosa y no embarulle a sus paisanos.

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