El mundo fantástico de Milei. Por Gabriel Sanchez

“Vengo de un futuro apocalíptico para evitarlo, soy como Terminator”

Javier Milei

El mundo onírico donde habita el presidente se mantiene por una débil capa de engrudo formada por textos del viejo testamento, profecías de los años 30, cultura pop y una mezcla de tarot y canalizaciones con Conan. Pareciera una burla o alguna forma de denostar al presidente, pero sin tener en cuenta la visión mística que tiene Milei de sí mismo, no se puede entender su paso por la Rosada.

La misión profética que tiene Milei, no es local, es internacional, como si luchara contra una Hidra de miles de cabeza, a la que él llama socialismo. La presidencia es sólo para él una vidriera, una especie de trampolín para dar vueltas por el mundo llevando su mensaje contra el mal de todos los males, que es el socialismo.

Cinco mil toneladas de alimentos pudriéndose en un galpón, para Milei es absolutamente irrelevante,los tarifazos y la pobreza también, al igual que los bonos desplomándose. Su verdadera misión es llevar por el mundo su mensaje anti socialismo.

Milei construyó un altar, donde sólo se venera al capital, recorre el mundo mendigando capitales. Su odio al Estado, en el fondo es el odio al país y mucho más en el fondo es a las personas.

El discurso mítico de Milei caló en gran parte de una sociedad desprovista de futuro, de perspectiva y sobre todo sin sentido de trascendencia. El problema del campo popular es que sueña en una especie de 2019, que en algún momento la gente va a salir a las calles a pedir peronismo. Puede que pase. O puede que la herida que deje Milei sea tan profunda, que un par de años, de alguna catacumba olvidada salga alguien peor que el Javo.

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