“La tercera guerra mundial en cuotas.” Por Horacio Paccazochi
Así catalogo el Papa Francisco a este momento que vive el mundo. En “Fratelli Tuti” nos advierte que “la guerra esta volviendo”.
El fin de la “Guerra Fría” nos llevo a creer que volvería la Paz al mundo, y las nuevas tecnologías de comunicación nos permitirían un acercamiento y mejor comprensión entre los seres humanos. ¿Qué sucedió?
La llamada globalización de la economía trajo como consecuencia una concentración desmedida del dinero ya no en países, sino, en grupos financieros que actúan por sobre ellos, haciendo caso omiso a los organismos internacionales que, como Naciones Unidas, y otros, fueron una construcción para preservar la Paz global.
La política perdió la batalla con las finanzas. El control que antes ejercían los Estados y sus Bancos Centrales sobre los flujos de capitales dejo de existir permitiendo un traslado de los dineros de la producción a la especulación del mundo financiero.
Ya no son únicamente los países de la periferia los perjudicados, los países centrales también enfrentan grandes dificultades por esta operatoria que atentan contra su productividad y empleo.
La política como construcción del bien común y sus instrumentos de contención cuales son los Estados Nacionales, ha sido doblegada.
Hoy entre las diez principales “gestoras de riesgos de inversión”, con Black Rock a la cabeza, controlan en su conjunto 44 billones de dólares, que es la suma de los Productos Brutos de EEUU, China, Japón, y Alemania. Su estrategia para mayores beneficios comprende disciplinamiento laboral, evasión fiscal, y estrategias para absorber fondos públicos, mientras se plantan como defensores de la democracia, el medio ambiente, y la transculturización. Y toda esta simbiosis económica-cultural es impulsada desde la agenda del Banco Mundial, y las directrices del G-20 para convertir las estructuras en activos financieros.
Quien piense que la Guerra de Ucrania es un conflicto solo regional por disputas territoriales, no está viendo todo el panorama.
Estos enormes poderes financieros manejan la guerra como un instrumento más. Explotan cualquier argumento para empujar a los países a la confrontación, las financian a intereses usurarios, le venden armas y luego se ofrecen para la reconstrucción. Negocio redondo.
Solo dos tipos de empresas florecen con este sistema: las fábricas de armas, y las tecnológicas que aspiran a monopolizar la información, y la manipulación de los datos de los ciudadanos. Estamos más cerca pero no más hermanos.
Alguien dijo que la “guerra es la continuación de la política por otros medios”, pero también es el fracaso de ella hoy más que nunca.
¿SOMOS OCCIDENTE?
Los argentinos y los latinoamericanos deberíamos hacernos esta pregunta, pues con el pretexto de defender “los valores de Occidente” se nos pretende arrastrar a conflictos ajenos a la región.
Qué nos prodigo Occidente. Veamos.
El colonialismo anglosajón intento dominarnos a través de invadirnos militarmente, al no poder hacerlo uso sectores antinacionales para hacerse de los controles de nuestra economía. Cuando hubo gobiernos que defendieron nuestra independencia económica conspiro para derrocarlos.
Su reemplazo histórico EEUU apoyo indistintamente dictaduras militares antipopulares, y promovió gobiernos afines a sus intereses. Cuando nuestra soberanía estaba en riesgo, borro con el codo lo que había firmado, TRIAR, para la autodefensa del continente, y se alió con el enemigo.
Hoy uno de los precursores de la guerra a nivel global, y el mayor “paraíso fiscal” del mundo, Inglaterra, mantiene ocupada nuestras Malvinas desoyendo los dictados de Naciones Unidas para negociar.
En nombre de que Occidente se nos convoca. La prensa mundial, y las recientes elecciones para el Parlamento Europeo, reflejan una creciente ola de descontento, en Europa y EEUU, con los planteos belicistas de estos poderes concentrados y sus esbirros como los Macron, y ahora…….Milei.
La Unión Europea surgida para la paz y el progreso del Viejo Continente, luego de desangrarse en dos guerras mundiales, ha claudicado ante los objetivos de la OTAN, de una guerra con Rusia como primer paso de un enfrentamiento con China.
Los argentinos y latinoamericanos debemos desoír estos cantos de sirena y no permitir que nos empujen por el mismo camino que solo conlleva guerra y miseria.