Sobre Mercante y Perón
“Y yo, como auténtica descamisada, que nunca elogio, he dicho aun desde el principio de la Revolución, por lo que conozco al coronel Mercante, que el coronel Mercante es el corazón de Perón” (Eva Perón).
Por Emanuel Bonforti
Existe una serie de nombres que acompañaron el Proyecto de Justicia Social iniciado en 1945 que fueron omitidos de los grandes relatos históricos. Solo algunos grupos con compromiso nacional se dedicaron de mantener presentes esos nombres. Pareciera también que al interior de la militancia política hubo un intento por interrumpir el relato histórico sobre el legado de aquellos hombres que cambiaron la realidad de nuestra nacionalidad durante el decenio soberano. Uno de estos hombres olvidados por la tradición oral y escrita fue Domingo Mercante, en ocasiones recordado sobre supuestos enfrentamientos con Perón o rencillas de baja estofa, situaciones de ego político. Parafraseando a Norberto Galasso, Mercante encajaría en la categoría de olvidados: en esta ingresan aquellos hombres y mujeres que realizaron hechos significativos y aportaron a nuestra nacionalidad desde diferentes disciplinas.
El objetivo de este artículo es caracterizar brevemente las principales obras de gobierno en la provincia de Buenos Aires de Mercante, y también enmarcar estas obras en un proyecto político nacional que encuentran su especificidad en el diseño de un plan de gobierno bonaerense.
Mercante nace en 1898, hijo de ferroviario afiliado al gremio de la Fraternidad. Domingo es un hijo del siglo, tendrá una formación ciudadana al calor de la Ley de Educación 1420, pasará su infancia en el clima del festejo del Centenario de la Revolución de Mayo. En un país cuya estructura agroganadera explicaba los principales ingresos de divisas, el ferrocarril se convertía en una pieza fundamental. De esta manera, ser trabajador ferroviario era formar parte de una aristocracia obrera. Mercante recordará algunos viajes realizados con su padre y empezará a adquirir dimensión sobre la extensión del territorio argentino.
Ingresó al Colegio Militar, institución símbolo de integración a la que podían acudir los hijos de inmigrantes de los sectores medios, y en 1924 conoció de manera circunstancial a un joven Perón oficial de Ejército. Diferentes derroteros, opciones elegidas en la carrera militar, relaciones personales, determinan que recién en 1940 Perón y Mercante establezcan un vínculo consolidado.
El nexo entre Perón y Mercante a partir de este momento es Edelmiro Farrell. Una vez disuelto el Grupo Obra de Unificación (GOU), la relación entre ambos se termina de fortalecer producto del trabajo en conjunto en la Secretaría de Trabajo y Previsión que será el trampolín a la popularidad del coronel obrerista. En ese órgano estatal Domingo Mercante será Director General de Trabajo y Acción Social. Mercante establece una táctica de acercamiento al movimiento obrero en la que está involucrado Juan Perón. Puede decirse que el primero mueve los hilos en el principio de una relación que será fundamental para comprender todo lo que suceda en el país después de 1945.
Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión surgen las firmas de nuevas personerías gremiales, se crean cajas de jubilación y nuevos convenios colectivos de trabajo. Perón comienza a diseñar su proyecto con relación a la reorganización del movimiento obrero. Este trabajo comienza a tomar volumen y Perón ya no es un coronel que pasaba desapercibido. Para 1944 le dirá a Mercante: “No te preocupes, pibe; unos gritan viva, otros gritan muera, pero Perón es el objetivo de los unos y de los otros. Sólo hay que cuidarse de los otros” (Mercante, 1995). Dos posibles interpretaciones se derivan de la cita: en primer lugar, Perón pareciera dar indicios sobre el poder que está construyendo; en segundo lugar, la confianza construida con Mercante. En este punto Carlos Piñeiro Iñíguez considera a Domingo Mercante como “el primer” peronista.
Las presiones ejercidas para alejar a Perón de los cargos de gestión habían surtido efecto. Como militar y orgánico, aceptó ser desplazado, pero solicitó al presidente Farrell que mantuviera a Mercante en su cargo. Algunos analistas consideran que en la aceptación de Farrell se encuentra el germen movimientista del 17 de octubre. Una vez corrido Perón de escena, Mercante se encarga de fortalecer el vínculo con el movimiento obrero, afianzando sus lazos de solidaridad con Perón. El 17 de octubre también fue singular para Mercante: sufría días de detención, pero se convertiría en el nuevo Secretario de Trabajo y Previsión. En esas jornadas todavía resuena el canto popular: “Con Perón y con Mercante la Argentina va adelante”.
Conviene detenerse en la caracterización que hace Juan José Hernández Arregui con relación a la composición social del Ejército Argentino: sus oficiales no pertenecen en su totalidad a la oligarquía. Esto posibilitó una serie de cuestiones: que hombres como Mercante y Perón se formen y egresen de esta institución y sean los suficientemente amplios a la recepción de planteos del mundo del trabajo. De ahí la sensibilidad obrera de algunos oficiales para este período.
Cuando la causa nacional es causa provincial
Fermín Chávez (1984) en su obra sobre Perón dice que el peronismo cuando llega al gobierno ya tiene echadas las bases de planificación social, económica y cultural, y que esto se desprendía de la experiencia del Consejo Nacional de Posguerra. A título personal agrego: a la política social desplegada desde la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.
Sin embargo, este gran proyecto de Justicia Social en la mayoría de las veces es abordado desde un enfoque nacional y no nos permite ver cómo se materializa a escala provincial. Para esto será interesante detenerse en la gobernación de Domingo Mercante en la Provincia de Buenos Aires. El diagnóstico que tenía Mercante era claro: le tocaba gobernar una provincia con grandes déficits, siendo la infraestructura un elemento central para comprender su gestión. A la tradicional ausencia de hospitales y escuelas, se le sumaba el déficit en caminos, comunicaciones o canales de riego. Asistimos a la ejecución de un Plan de Operaciones al estilo Mariano Moreno en la Provincia de Buenos Aires durante la década del 40 del siglo XX.
Jorge Abelardo Ramos (1986) sostiene que el Plan de Operaciones emana de la comprensión profunda de nuestra realidad. Uno podría endilgarle esta facultad al gobernador Mercante, un conocedor de la realidad de la provincia a través de los viajes en tren con su padre y un entendido de las necesidades de infraestructura, producto de su formación militar orientada a la Defensa Nacional. Siguiendo el marco teórico de Ramos, podríamos decir que el gobierno de Mercante vino a cumplir las tareas democráticas burguesas ausentes en un país y en una provincia donde la oligarquía en tanto clase dominante gobernó históricamente con una lógica de atraso en la gestión pública. Mercante guió su plan de gobierno bajo esta lógica, pero comprendiendo que los problemas de la provincia también eran una manera de interpelar a la causa nacional.
Así, Mercante promovió la obra del ramal Olavarría-Loma Negra, elaboró una Ley de Mayores Costos orientada al Plan de Obras Públicas, de donde se desprende un paquete de leyes orientadas a la regulación del Trabajo Público, el Consejo de Obras Públicas, la creación de diferentes consejos de profesionales, la fundación de la Dirección de Validad, la creación de Servicios Públicos de Electricidad, o la implementación del Fondo de la Vivienda. En esa línea se trabaja en la construcción de plantas de agua potabilizadoras, se sancionan códigos regulatorios en materia de derecho penal, se funda la Escuela de Policía. Por último, se otorga un profundo empuje a dos áreas sumamente sensibles: la sanidad, pasando de 5.000 a 20.000 camas en el sistema de salud pública, y la educación pública, con la construcción de escuelas, pero también con la creación del Estatuto de Magisterio y la fundación de una amplia red de jardines de infantes.
El proceso de Justicia Social en su faceta provincial implicó una ruptura y una nueva forma de organizar la provincia en función de un nuevo plan infraestructura. El peronismo aparece como un espacio modernizador, pero sobre todo de mejora de las condiciones de vida. Siguiendo con el esquema propuesto por Gustavo Cirigliano (Proyecto Umbral, 2009), un proyecto contiene tres componentes: un argumento, que en el caso del peronismo son las famosas tres banderas; una voluntad asumida; y también una infraestructura económica. Este elemento es fundamental para comprender la gobernación de Mercante, que se explica por las obras y por la nueva infraestructura.
La obra de Mercante y su relación con Perón vienen a desmitificar cierta lectura liberal que ubica a Perón como el hombre excepcional de este período, y que lo sucedido entre 1945 y 1955 responde a la mentalidad y al genio de un hombre. En realidad, Perón es hombre de una generación, la cual se encuentra atravesada por las problemáticas propias de la época: crisis del 30, Segunda Guerra Mundial, crisis de las democracias liberales, instituciones obsoletas. Perón será el intérprete de una generación que se encontraba atravesada por estas discusiones. Mercante es también un emergente de esta generación, solo que la historia le otorgó otro lugar: la Provincia de Buenos Aires, para desarrollar su programa, que en realidad ya no era su programa, sino el de una Nueva Argentina.
Referencias bibliográficas
Chávez F (1984): Perón y el peronismo en la historia contemporánea. Buenos Aires, Oriente.
Mercante AD (1995): Mercante, el corazón de Perón. Buenos Aires, De la Flor.
Proyecto Umbral (2009): Resignificar el pasado para conquistar el futuro. Buenos Aires, Ciccus.
Ramos JA (1986): Las masas y las lanzas. Buenos Aires, Hyspamérica.
Fuente: Revista Movimiento