Las ideas económicas de Pedro Ferré, por Gustavo Battistoni
Uno de los males más arraigados de la cultura política argentina es el desconocimiento de nuestra historia y del valor de las reflexiones de muchos de nuestros próceres. La ignorancia sobre el pensamiento de José Gervasio Artigas, Manuel Belgrano, José de San Martín es la moneda corriente. El notable aporte de Pedro Ferré en materia económica ha tenido el mismo lamentable derrotero.
El gran correntino fue un agudo analista del problema político y económico de su época, con resonante implicancia en la actualidad. En sus Memorias, describe a la perfección el dilema argentino: “Buenos Aires se hace dueño exclusivo del caudal que percibe por la importación de los frutos extranjeros que se consumen en la nación, y por la exportación de los que ésta produce; pues unos y otros se embarcan en su puerto, como que es el único argentino y por consiguiente nacional, por cuya razón debe su producto no ser exclusivo de Buenos Aires, ni confundir con sus rentas provinciales, pues éstas son suyas propias, y aquél de la Nación”. En esta breve narración está uno de los dramas más grandes de nuestra patria, antaño y hogaño, que es el peso absorbente de Buenos Aires sobre el resto del país. Pedro Ferré fue quien con mayor claridad entendió que la hegemonía porteña no era una cuestión de nombres y siglas, sino un problema básicamente de interés material.
Luego de la firma del Pacto Federal, en 1831, y su inmediato incumplimiento por la Provincia de Buenos Aires, comienza una acerba polémica entre Pedro Ferré, asesorado por José Simón García de Cossío y Manuel Leiva, y los arrogantes porteños, defendidos por sus espadas librecambistas más lúcidas: José María Roxas y Patrón, y Pedro de Angelis. La posición de la provincia de Corrientes quedó establecida para la historia en un manifiesto para la naciente Confederación Argentina, con el nombre de Cuestiones Nacionales, de valor inmarcesible, redactado por el doctor José Simón García de Cossío, un neomercantilista discípulo de Antonio Genovesi, donde denunciaba la acción de Buenos Aires contra la necesaria organización nacional y proponía una serie de medidas de palpitante actualidad. La habitual referencia a la ley de aduanas rosista de 1835, fue perfectamente estudiada en sus limitaciones y carácter recaudatorio por Miron Burgin, en su libro Aspectos económicos del federalismo argentino.
El historiador chaqueño Roberto Zalazar en un excelente trabajo El Brigadier Ferré y el unitarismo porteño, extrae párrafos sustanciales de ese manifiesto:” El gobierno de Corrientes no aprueba ni contradice el comercio de extranjería; sólo ha indicado las justas restricciones, que la nación tiene derecho a imponer, para que sea regularizado sin destruir para siempre la perfección que debe promover”, y continua más adelante: “Así vino a recibir la Nación Argentina un golpe que debió prever y pudo evitar; rompieron la consignación forzosa, y el comercio nacional vino a sufrir una enorme quiebra que ya no es reparable”.
La defensa del proteccionismo industrial, necesario para el desarrollo de nuestras fuerzas productivas, que hizo Corrientes en la primera mitad del siglo diecinueve, la pone a la vanguardia del pensamiento económico de la época. Recién en 1841, Federico List publicará su Sistema Nacional de Economía Política, donde esboza lo que mucho antes había sido planteado en el Litoral argentino. En un libro que es una furiosa crítica al hombre más relevante de la historia de los EE.UU., El verdadero Lincoln, Thomas J. Dilorenzo, demuestra que ese estadista, era un defensor del proteccionismo económico, de la creación de un mercado interno autocentrado, y hasta de un ¡sistema bancario nacionalizado! Los cipayos argentinos, que desconocen la historia real de los Estados Unidos, citan elogiosamente a Abraham Lincoln, pero piensan y obran como el esclavista Jefferson Davis.
Por último, debemos resaltar el papel que Pedro Ferré le daba al Río Paraná para el impulso de las fuerzas productivas. Desde su oficio de constructor de navíos, veía con claridad la enorme potencialidad que tenía, y el perjuicio que significaba el monopolio porteño para la consolidación de un potente mercado interno. Tema candente aún hoy, donde estamos discutiendo el papel de la Hidrovía, y en esto también los correntinos tuvieron un papel de vanguardia. El Río Mississippi fue, sin duda, uno de los pilares del crecimiento norteamericano, como lo demostró en su estudio Los ferrocarriles y el crecimiento económico de los Estados Unidos, el Premio Nobel de Economía Robert Fogel, uno de los máximos representantes de la cliometría. Utilizando métodos estadísticos, corroboró convincentemente que los ríos tuvieron mayor importancia en la formación del capitalismo del país del Norte, que los ferrocarriles, como era el sentido común en la historiografía clásica.
Los argentinos más que buscar soluciones a nuestros problemas en ladrillos encuadernados pensados para otras economías consolidadas, tendríamos que conocer y aplicar el pensamiento de quien imaginó una economía nacional floreciente desde una provincia del Litoral. De ahí la actualidad del ideario económico y social del Brigadier Pedro Ferré.