Sin tiempo para arrepentidos. Por Gabriel Sanchez
Milei hizo en un mes, lo que Macri no se atrevió en 4 años. El avancé despiadado del presidente, sólo va a ser comparable con su caída. A la revolución de la alegría macrista, le sobrevino la revolución de la motosierra.
Una nueva generación sin edad específica, que está convencida que el único camino es la pobreza, el hambre, el dolor, aún sabiendo que ellos son los que van a padecer todos estos males. Y esos males ya derribaron la puerta y entraron; y muchos le dieron la bienvenida.
Los tiempos de Milei son acelerados, esa generación militante de la motosierra sé está quedando sin tiempo, van a tener que decidir si cierran los ojos y siguen al General Ancap hasta el final o reconoce el enorme error que fue poner ese voto en la urna. Yo me tiro por la primera opción.
Los vaivenes de Milei son propios de alguien que avanza sin mucha coordinación, improvisando a cada paso. En el antiguo Imperio Otomano existían los “bashi-bazouk”, que se traduce como: “cabeza estropeada” o “cabeza de loco” o simplemente “loco”. Los bashi-bazouk eran de la primera línea del ejército otomano, peleaban sin coordinación, sin convicción, simples mercenarios. En una guerra o una invasión eran enviados por el sultán para ser los primeros sacrificados, como diríamos en estos tiempos: “la carne de cañón”.
El bashi-bazouk libertario que nos gobierna ahora es la cara visible de las empresas trasnacionales y especuladores financieros a nivel mundial, ahora sólo queda saber cuántos de los bashi-bazouk de las redes, de esos 14 millones que lo votaron, están dispuestos a dejar la vida junto con su capitán Ancap, para que los saqueadores extranjeros se lleven el litio, el petróleo, el agua, el gas y la poca independencia del país que queda.
Después de la marcha obrera del 24, Milei despidió a un ministro, se trabó su ley ómnibus, empieza a negociar artículos, unifica ministerios o los desarma, grita desde la casa rosada que va a “dejar sin plata a todos”, todas reacciones desesperadas, propias de alguien que vivió mucho tiempo en una realidad mística junto con su hermana y el nuevo chamán de las finanzas: Caputo.
A contraposición de los bashi-bazouk, estaban los “jenízaros”: tropas perfectamente entrenadas, leales y expertos en la batalla. Los jenízaros fueron los encargados de derribar los muros de Constantinopla y tomar la ciudad para el sultán Mehmed II. Las crónicas de la época que se conservan hablan de la fuerza de los jenízaros, llegaban a la ciudad con tambores, trompetas, cantos, todo esto hacía que cualquier rival se cagara en los pantalones.
Milei se asoma al balcón de la rosada, acompañado de Karina y Caputo, de lejos se escucha el bullicio los tambores y cantos: Son los “jenízaros obreros” que marchan por avenida Rivadavia, están por cruzar la 9 de julio, para desfilar por avenida de Mayo y estar cara a cara con las rejas de la Rosada.
Dicen los historiadores que cuando los jenízaros entraron a Constantinopla, el emperador Constantino XI tomó su espada y se hundió en la batalla para enfrentar a los otomanos, después de eso nadie más lo volvió a ver con vida. Siguiendo la alegoría otomana, me da a pensar que cada día que pasa el helicóptero deja de ser una posibilidad.