Gustavo Carrara: un cura villero en la Catedral

Las designaciones del Padre Gustavo Carrara, cura villero, de la Parroquia Santa María Madre del Pueblo de la Villa 1-11-14 y del Padre José Ignacio García Cuerva, de la villa La Cava de San Isidro, como obispos auxiliares en Capital Federal y en Lomas de Zamora respectivamente pone en relieve y el sentido social y político de la nueva Iglesia.

¿Por qué decimos “nueva”? Porque la designación del Cardenal Óscar Ojea al frente del Episcopado Argentino en sintonía con las ante dichas, pone a las claras que la orientación que el Papa Francisco pretende darle a la Iglesia no difiere de su discurso.

El nuevo obispo auxiliar, Gustavo Carrara, dijo: “recibí muchos saludos en este tiempo pero entre los que me sorprendieron está el de aquel muchacho al que le llevamos de comer en la noche de la caridad y al acercarse a la camioneta me mira y me dice, ‘lo felicito, me dijeron que va a ser obispo’. Y aquí va este saludo con la frase lema que elegí: Compartiendo con los pobres la alegría del Evangelio… Aquí no se trata solo de dar de comer a un pobre, sino de considerarlo digno de participar en mi mesa. Es pasar de la generosidad a la comunión. Llegar a decir es de nuestra familia…”

 Una Iglesia pobre, para los pobres. Una Iglesia cuyos templos deben ser “hospitales de campaña”. Una Iglesia abierta, para curar las heridas de las víctimas de una sociedad injusta que pone el valor del capital por encima del trabajo. Ese es el mensaje de Francisco.

Oscar Ojea es un cura de barrio, mirando su curriculum vemos que se los caminó a todos. Y leyendo sus prédicas notamos su clara vocación pastoral  y compromiso social. Su última responsabilidad al frente de Caritas dejó una impronta en ese sentido. Sobre Gustavo dijo:

“Tuve el privilegio de estar en esa ceremonia y ser co-consagrante de monseñor Gustavo Carrara. Nunca había visto en la Catedral tanta presencia de nuestra villa con una gigantografía del papa Francisco que era una maravilla. A mí me pareció una ceremonia muy festiva y al mismo tiempo muy religiosa.”

De esta manera, el trabajo que la Iglesia viene realizando en los barrios más vulnerables de la Argentina se verá fortalecido. Los “curas villeros” verdaderos protagonistas de estas acciones, avanzan en la estructuración de su nuevo rol protagónico. No hace mucho habían denunciado el estrago que realiza la droga en los jóvenes habitantes de los barrios obreros y recibieron como respuesta, amenazas de muerte sobre el Padre Pepe di Paola, hoy Párroco en San Juan Bosco en Villa la Carcova, Partido de San Martín.

Los curas villeros habían planteado también la necesidad de “una integración urbana” a diferencia de la “erradicación de las villas” que sostuvieron distintos gobierno anteriores.

Monseñor Ojea en una reciente reunión con el presidente Mauricio Macri le planteó su oposición a la reforma previsional:

“Estamos en contacto en nuestras parroquias con muchísimos centros de jubilados, con grupos de la tercera edad, que abundan en las parroquias. Nuestros sacerdotes, nuestros obispos saben perfectamente que esta ley es impopular porque así fue entendida por muchísima gente. Habrá que ver si esto más adelante se revierte.”

Y agregó que: “nuestro deber de pastores es acompañar esas situaciones. En los años 70 hablamos mucho de los pobres, pero estuvimos poco con ellos. A mí me parece que lo que tenemos que hacer ahora es estar mucho más con los pobres y hablar menos de ellos.”

Finalmente Ojea señaló que: “En América latina ha ido creciendo la cantidad de hermanos nuestros que no trabajan, no estudian, no tienen posibilidades… Hermanos que no están asociados a ningún sindicato, que están desprotegidos. Entonces, que de alguna manera la Iglesia no escuche, no aborde la situación de estos hermanos sería estar en contra del Evangelio.”

 Estas acciones son las que demuestran que el Papa quiere sacerdotes con más olor a rebaño, su preferencia a los más humildes y a aquellos curas que no solo tienen los pies sobre la tierra, sino que cada día saltan charcos, acompañan la fe más intensamente a los que están en los festejos y en los velorios, a los que están en el camino de la construcción de la “Iglesia pobre para los pobres”. En momentos de incertudibumbre tanto a nivel nacional como mundial, el Papa Francisco, no deja de enviar señales  tanto para el pueblo como para la poltica, donde marca que el camino es cerca de los humildes reforzando y dando a conocer la forma de vivir de los mas humiles. Aquellos que como los niños, los ancianos, los privados de su libertad y los enfermos son los preferidos de Jesús.

En su alocución de agradecimiento, Carrara dijo: “Hay un hecho que quiero traer a la memoria del corazón, es mi bautismo en la Basílica de Luján el 13 de octubre de 1973. Mi papá y mi mamá, mis padrinos y la familia me llevaron a bautizar allí por una promesa, como lo hacen miles cada año. Lo destaco porque Luján es Luján. Nuestra patria tiene allí a su Madre, ella es la Madre del pueblo. Allí la Virgen nos enseña el camino para cuidar a la patria, este empieza por cuidar a los más pobres. Allí hay que dejarse mirar por los ojos buenos de la Virgen para encontrar  la misericordia de Dios. Le pedimos así a ella que le rece a Dios por nosotros con la confianza de saber que en sus labios la oración suena más dulce”.

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