Rivadavia, el saboteador

Figura fantasmal de la política argentina, Bernardino Rivadavia se despreocupó de todo aquello que pasara fuera de los estrechos límites de la pampa húmeda y la ciudad puerto.

Por Jorge Abelardo Ramos*

Bernardino Rivadavia, Manuel José García y el general Cruz, los tres ministros del gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, constituyeron un bloque de dos clases que convergerían bajo un solo gobierno: los ganaderos bonaerenses y los comerciantes porteños. La dirección política de este bloque fue ejercida por Bernardino Rivadavia como ministro de Gobierno y como virtual representante de la burguesía comercial portuaria improductiva, cuyos intereses estaban ligados a Gran Bretaña. Enemigo de toda organización nacional no controlada por Buenos Aires, Rivadavia saboteó el Congreso Constituyente de Córdoba de 1821, que tenía como objetivo la organización y unificación de la república. Cabe aclarar que la celebración del congreso era imprescindible para que se enviaran recursos a San Martin, recursos necesarios para mantener el Alto Perú dentro de las fronteras de las Provincias Unidas. Al sabotear el congreso, Rivadavia daba al primer paso hacia el abandono de las 4 provincias del Alto Perú, proceso que terminaría oficialmente en 1825.

Con los ejércitos realistas lejos de la ciudad-puerto y los intereses británicos en el cuero y la carne en apogeo, Rivadavia se dedicó a desarrollar la prosperidad de Buenos Aires y a modernizar la ciudad-puerto. Entretanto, se despreocupó de lo que pasaba fuera de la pampa húmeda, tanto en la Banda Oriental, ocupada por el Imperio del Brasil desde 1817, o el Alto Perú.

En su gestión Rivadavia promulgó también la ley de Enfiteusis, con la cual otorgo al Estado el dominio de la tierra no escriturada; estos terrenos estaban originalmente ocupados por gauchos, comunidades indígenas y labradores, que las trabajaban sin poseerlas legalmente. El objetivo oficial de esta ley era la colonización de las tierras para comenzar el desarrollo de un régimen agrario burgués. Pero en realidad los territorios pasaron a manos particulares de especuladores, de hecho, los iniciadores de los linajes de la oligarquía terrateniente argentina. Los territorios restantes fueron inmovilizados por decreto en 1822, para convertirse en garantía de un empréstito de la Baring Brothers. Fue este infame empréstito el que dio comienzo a la colonización informal de las Provincias Unidas.

Para 1825, la provincia de Buenos Aires estaba gobernada por el general Las Heras, un caudillo popular con un fuerte sentimiento nacionalista. Las Heras habían movilizado a las Provincias Unidas para recuperar la Banda Oriental, ocupaba por Brasil. Buscaba además la creación de una constitución que representara los diversos intereses de las provincias. Los rivadavianos minoría en las provincias pero mayoría en Buenos Aires, vieron en Las Heras una figura capaz de nacionalizar las rentas aduaneras y dejar a Buenos Aires sin privilegios. El 6 de Febrero de 1826, con el fin de acabar con la amenaza, la fracción rivadaviana decreto la creación de un poder ejecutivo con autoridad nacional que dirigiría el mismo Bernardino Rivadavia. Se había llevado a cabo un golpe de estado.

Como era de esperarse, los caudillos federales no reconocieron la autoridad del nuevo presidente y se levantaron en armas dirigidos por Ibarra, Bustos y Quiroga. El país estaba una vez más en guerra civil, pero esta vez el ejército de Buenos Aires no podía defender la ciudad puerto porque se hallaba enfrascado en la guerra contra el Imperio del Brasil. Con el propósito de traer de vuelta al ejército para aplastar la rebelión, Rivadavia envió a Brasil a su anglófilo ministro García para negociar la paz. Tras la derrota sufrida en Ituzaingo, el Imperio del Brasil no tenía ya un ejército. No obstante el emperador se negaba a conceder la derrota. Para sorpresa de ambos bandos, el tratado que negoció García cedía la banda Oriental al Brasil. El bando derrotado lograba así quedarse con el territorio disputado. El escándalo que suscito esta vergonzosa negociación forzó a Rivadavia, ya sin apoyos políticos, a renunciar y exiliarse.

*Revolución y Contrarrevolución en Argentina, tomo 2, Del Patriciado a la Oligarquía.

Tomo completo: https://jorgeabelardoramos.com.ar/wp-content/uploads/2021/10/rc-2.pdf

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