No quiero pedir justicia

Por Julio Zarza

Desde el asesinato de Lucas eso que busca  estallar en mí, me ahoga un poco mas. 

Ese 17 de noviembre por la mañana salimos a caminar con Canela como de costumbre, fuimos en dirección al Parque  Pereyra por Río Cuarto . Llegando al parque notamos que estaba cerrado un perímetro bastante extenso. En realidad primero me llamó la atención ver el 37 bajando por Río Limay doblar por Río Cuarto para finalmente retomar Vélez Sarsfield en dirección a Lanús, raro. Había patrulleros custodiando las calles y marcando perímetro con cinta plástica como esas que dicen: “Peligro” si no eran esas. El ingreso al parque por Luzuriaga y Rio Cuarto estaba habilitado, solemos ingresar por esa parte. Sobre Iriarte, entre Vélez  Sarsfield  y Luzuriaga había un auto parado en dirección a La Boca, estaba con sus 4 puertas abiertas. Mientras nos acercábamos a la escena nos cruzamos con Noroña acompañado por su hijo. Con  un gesto y sin emitir palabra le hago una pregunta obvia a la cual me responde: Unos pibes se agarraron a tiros con la policía, uno se fue corriendo para allá,  me señala Rio Cuarto en dirección a Luna con un movimiento de cabeza. Me fui acercando lo más posible a la escena para poder maquinar toda la secuencia con exactitud. Me llamó la atención el auto que estaba con sus puertas abiertas sobre iriarte en dirección a La Boca, asimile que era de los chorros, no tenía  patente, efectivamente tenía que ser de “los pibes”. Automáticamente asumí que ese auto era  “robado”. ¿Los pibes salieron a hacer alguna secuencia…tan regalados? ¿Salen  con un auto sin patente de la villa? Fuaaaa. Están en cualquiera. Me sorprendió un poco, pero no tanto. 

¡Mataron a uno! se escuchó en el viento! ¿Cuanto duran los atrevidos vivos?

Vuelvo a casa y le digo a mi compañera: Pone la noticia que unos pibes se agarraron con la policía acá en el parque. Salieron a hacer una movida con un auto sin patente ¡Regaladisimos!  vamos a ver si eran conocidos. 

La noticia en la tv  va desmenuzando la secuencia. La policía volvió a matar a un pibe que no tenía nada que ver, otra vez por portación de Barrio.

De un auto sin patentes, sin identificarse, sin uniforme, enfierrados, bajaron agentes de la Brigada de  la Policía de la Ciudad. Los chicos se asustaron  y quisieron huir, la policía empezó a disparar. Cinco tiros dieron en el auto y uno de ellos impactó en la cabeza de Lucas, el joven de 17 años oriundo de Florencio Varela que agonizó por unos minutos y murió. ¿Si se hubiese asustado en otro lugar? En otro barrio, tal vez la policía no le dispararía a matar. Estoy seguro que en otros barrios la policía no anda con tantas ganas de disparar. 

Pensé a ese joven como en alguien de la familia, pensé en esa familia que se enteraría que a su hijo que fue a entrenar a un club de fútbol lo mató la policía 

De este lado el gatillo fácil, el abuso de la policía, la desvalorización y la meritocracia juegan a la ruleta rusa con los pibes. Cuando uno se involucra en política empieza a entender la gravedad del asunto, que no es nada menos que la normalización de estas atrocidades. Ves como estos hechos se convierten en debates,  simplemente en debates, es noticia del día y termina ahí, la sociedad se olvida, la justicia lo olvida o mejor dicho lo apila junto a miles de casos más. Después de un rato en silencio, en un shock de tristeza, con la imagen de fondo en el noticiero,  pensando en que mataron a la criatura porque la cancha quedaba dentro de una villa y no cualquier villa, mi villa. Salía de la cancha de Cacho, la cancha de 11 que usa Barracas Central para entrenar. Que orgullo que un club, hoy de primera,  tenga una cancha en el barrio. Una cancha que se hizo gracias a la decisión política. Que pongan una ficha a los  sueños de los pibes. “Un club poniendo una semilla  donde las pesadillas abundan” ¿O no?  pero eso no lo ven, porque no nos ven como iguales. En la política abunda la falta de empatía con los villeros. En el Kirchnerismo Nilda Garre mandó Cinturón Sur para los barrios, prácticamente militarizó las villas. En el Macrismo la policía le pegó a los abuelos cuando fueron a pedir que no le saquen los remedios. Y lo más grave de todo es: ¡Que no pasa nada! Nadie en su sano juicio puede querer que no haya fuerza de seguridad en las calles hoy .Pero urgente debe haber un cambio en esa idea de seguridad, no está funcionando y sale muy caro. 

¿Porque cuando paso lo de Lucas no salió el jefe de Gobierno a dar una cadena nacional o mínimamente una conferencia de prensa diciendo que lo que paso es aberrante, que esto nos debe replantear el sistema de seguridad y que acompañaba a la familia en su dolor. ¿Cuántos más deben morir para que nos replanteemos el sistema de seguridad? Y la respuesta es: ¡Muchos más! Nadie desea un gatillo fácil en Nordelta. Pero estoy seguro que ahi seria otro cantar. Ya no quiero justicia por Lucas ya no quiero pedir justicia por ningún pibe mas. Ya no tolero más este sistema de ser siempre las víctimas pidiendo justicia a un sistema Político, Económico y Judicial que nos tiene asumidos como víctimas pidiendo justicia. 

Fuente: mundosurfm.com

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