San Martín al poder

Por Gustavo Battistoni

La idea de pertenencia a la “Patria Grande”, concepto acuñado por el gran socialista nacional Manuel Ugarte, está desde su inicio en la vida política de la comunidad santafesina. Y como parte de esa clarividente visión estratégica, se definió el apoyo desde el primer momento de la Independencia a la Campaña Libertadora de José de San Martín.

Este año se cumplen doscientos de una sustantiva Carta que pudo haber cambiado la historia de Sudamérica. José de San Martín recibe en Octubre de 1823, una misiva de Estanislao López, en la cual el santafesino le informa una tremenda revelación: “Sé de una manera positiva, por mis agentes en Buenos Aires que a la llegada de V.E. a aquella capital, será mandado juzgar por el gobierno en un consejo de guerra de oficiales generales, por haber desobedecido sus ordenes en 1817 haciendo la gloriosa campaña a Chile, no invadir Santa Fe y la expedición libertadora al Perú. Para evitar este escándalo inaudito, y en manifestación de mi gratitud y del pueblo que presido por haberse negado V.E. tan patrióticamente en 1820 a concurrir a derramar sangre de hermanos, con los cuerpos de los Ejércitos de los Andes que se hallaban en la provincia de Cuyo, siento el honor de asegurar a V.E. que, a su sólo aviso, estaré con la Provincia en masa a esperar a V.E. en el Desmochado, para llevarlo en triunfo hasta la plaza de la Victoria”.

Esta misiva, que hubiera cambiado dramáticamente el rumbo de la historia si se hubiese materializado en la acción, fue publicada, por primera vez, en el libro “Episodios de la Guerra de la Independencia”, del Coronel Manuel de Olazábal, en el año 1863. Es una epístola fundamental, de un valor político enorme, que completa el ofrecimiento que ya había realizado Santa Fe de brindar 300 combatientes a la Causa Americana, y demuestra el compromiso del pueblo santafesino con la liberación de nuestro continente.

En aquel momento, luego de la victoria sobre Buenos Aires en la sangrienta Batalla de Gamonal y las firmas de los tratados de Benegas y del Cuadrilátero, Santa Fe era el Estado provincial más importante del Río de la Plata. Disponía del poder militar, por sí sola, para hegemonizar la política local. Pero Estanislao López, que era un americanista convencido, sabía que José de San Martín era el líder indiscutido de esta parte de Sudamérica, y que si se proponía liderar un movimiento emancipador, todos los hombres y mujeres de buena voluntad del continente se unirían a su causa. Su liderazgo terminaría definitivamente con el reaccionario centralismo porteño, que aún hoy tiene nefastas consecuencias en la política argentina. Lamentablemente, por razones atendibles, no aceptó el ofrecimiento de “llevarlo a la plaza de la Victoria”, con el apoyo de la montonera vernácula.

Hay que recordar que en el Encuentro de Guayaquil con Simón Bolívar, San Martín se encontraba muy debilitado políticamente por conflictos internos en el Perú, pero ante todo, por la falta de apoyo de los bonaerenses, encabezados por el nefasto Bernardino Rivadavia, que tenían una política anti-americana y buscaban una “solución europea” para nuestros problemas. Sólo los Caudillos del Litoral, encabezados por el gobernador de Santa Fe, y Juan Bautista Bustos en Córdoba, apoyaban de modo consecuente el ideario sanmartiniano.

En el caso de Estanislao López, las simpatías entre Don José y él, eran evidentes, como lo demuestra la correspondencia entre ambos. San Martín le envía las cartas buscando el entendimiento con nuestro gobernador con la convicción de que en el santafesino encontrará eco su ideario americano. Al enterarse nuestro prócer de que la contienda entre el Directorio y el Litoral podía abortar la Campaña Libertadora, Santa Fe firmó el Armisticio de San Lorenzo, que significó un “balón de oxigeno” para que el Ejército de los Andes pudiera abocarse a liberar medio continente. Le confesaba el Libertador que: “El Patriotismo consiste en hacer sacrificios”. El impoluto Federalista dio muestras toda su vida de ese perenne aserto.

Estanislao López consideraba a San Martín el primer genio de América: “Loor eterno al benemérito americano que ha salvado a la América cubriéndola de gloria”. Santa Fe demostró, desde sus orígenes, una vocación americanista inmarcesible, desde su Estatuto Provisorio de 1819, que le otorgaba la ciudadanía santafesina a todo americano hasta la permanente ratificación de nuestra pertenencia a la Patria Grande en todos los documentos públicos: “Nuestra amada Nación Americana es llamada por los destinos del Alto Ser”.

Cuando el federalismo argentino languidece y se hace cada vez más necesaria la Unión Americana para mirar con confianza el porvenir, recuperar el legado y la amistad de José de San Martín y Estanislao López, es una tarea urgente y necesaria.

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