Historia de dos militares británicos que se unieron a las fuerzas independentistas argentinas
Por Fernando Del Corro
El 31 de octubre de 1860, 163 años atrás, falleció en Kensington, Inglaterra, el almirante Thomas Alexander Cochrane, el marino escocés que acompañara al general José Francisco de San Martín en su expedición libertadora al Perú y que también participara en otras luchas independentistas en América Latina para, posteriormente, participar en el proceso de liberación de Grecia entonces absorbida por el Imperio Otomano.
Un año después, un mismo 31 de octubre, el de 1861 falleció otro militar británico que también participara en las luchas desarrolladas en las entonces colonias españoles que devinieron en la conformación de las actuales naciones latinoamericanas, William Miller, nacido en Inglaterra, quién como parte del ejército argentino también acompañó a San Martín, con el rango de general, en la liberación de Chile y del Perú.
Cochrane había combatido como oficial de la marina de su país contra españoles y franceses y fue miembro del parlamento nacional donde integró el sector que hoy puede denominarse progresista. Sus enfrentamientos con el ala más conservadora de la Cámara de los Comunes hicieron que fuera acusado de tener que ver con el “Gran Fraude de la Casa de Cambio”. Historiadores que trabajaron el tema han considerado que se trató de una venganza política que apuntara, entre otros hechos, a sus denuncias sobre corrupción en la Armada. En base a su presunta complicidad en dicho fraude fue condenado a prisión.Un día como hoy de 1997 se firmaba el acuerdo por el cambio climático en Kioto
Una vez liberado y ante la convocatoria de San Martín viajó a América del Sur para hacerse cargo de la conducción de las fuerzas navales destinadas a participar en la liberación del Perú. Cuando llegó en 1818 al puerto chileno de Valparaíso le fue asignado el rango de vicealmirante de esa escuadra liberadora. Esa vinculación con San Martín tuvo ver con que apenas liberado, en 1817, publicó en un importante periódico de Londres un aviso ofreciendo sus servicios a los países latinoamericanos que se encontraban luchando contra los colonialistas.
A todo esto había recibido una oferta del embajador español en Londres, José Miguel de Carbajal, en nombre del rey Fernando VII, otorgándole el rango de almirante de su flota. Sin embargo él rechazó el ofrecimiento por no estar de acuerdo con las políticas de opresión a otros estados. Por ello surgió su vinculación con San Martín a través de José Antonio Álvarez Condarco quién por entonces también se encontraba en Londres. En mayo Cochrane aceptó la propuesta de Álvarez Condarco y desechó otra que le había ofrecido la República de Venezuela. El 18 de junio de 1818, en compañía de su esposa y su hijo, llegó a Valparaíso donde fue recibido por el director supremo Bernardo O’Higgins quién le otorgó la ciudadanía chilena, le dio el grado de vicealmirante y lo puso al frente de la escuadra.
Su primera tarea fue la de adiestrar a campesinos y soldados reclutados para prestar servicios en las naves. Se trataba de personas que carecían del menor conocimiento en la materia pero que pronto se capacitaron en un marco de disciplina de la que carecía la escuadra antes dirigida por Manuel Blanco Encalada donde predominaban ex presos y ex piratas entre su tripulación. Así fue como ya en enero de 1818, unos seis meses más tarde, ya se pudieron comenzar las acciones en la costa peruana y también en el sur chileno donde aún había tropas españoles que, incluso, habían derrotado a las fuerzas conducida por el luego general Miller.
Pero pronto se produjo la partida de la expedición libertadora al Perú. Una campaña en la que también tuviera una fundamental importancia el gran corsario franco-argentino Hipólito Bouchard quién obtuviese importantes éxitos frente a los colonialistas. A pesar de que el puerto de El Callao estaba considerado inexpugnable Cochrane penetró en sus aguas al frente de doce botes a remo con los que asaltó la fragata Esmeralda, el buque insignia de la armada española, a la que capturó, oportunidad en la que fue gravemente herido.
También sugirió a San Martín organizar una expedición al sur peruano liderada por Miller con el apoyo de la escuadra desde el mar. Así se avanzó en la toma de una serie de localidades costeras pero, luego, tras la toma de El Callao surgieron problemas entre él y San Martín cuando a instancias de Bernardo José de Monteagudo se habló de peruanizar la flota y, como agravante, no se habían pagado los salarios prefijados. Eso llevó a Cochrane a apoderarse de parte de los fondos públicos depositados en una goleta en el puerto de Ancón y pagar a la tripulación. A raíz de eso San Martín le ordenó abandonar las costas peruanas cosa que se concretó no sin antes algunas otras acciones militares contra embarcaciones españolas.
Esa persecución a los navíos enemigos lo llevó incluso hasta las costas mexicanas, regresando a Chile cuando la presencia colonial prácticamente había desaparecido en el Pacífico. En junio de 1822 regresó a Valparaíso pero, pronto, ante la complicada situación local que llegara a expropiarle una propiedad que le había sido adjudicada tiempo atrás, optó por aceptar una propuesta del emperador Pedro I del Brasil y hacia allí marchó.
Su campaña como parte de la armada brasilera lo llevó, entre otros hechos exitosos, a capturar Bahía y Maranhao. Así, este escocés nacido en Hamilton el 14 de diciembre de 1775, recibió del emperador el título de marqués de Maranhao. Luego de esa exitosa actuación en el Brasil a partir de 1827 se sumó a la guerra por su independencia librada por los griegos contra los otomanos. Sin embargo no fue exitoso lo suyo y los griegos pudieron, finalmente, vencer gracias a la participación de franceses, británicos y rusos en su favor.
Así es como en 1828 regresó a Londres y en 1832 un perdón real lo reincorporó a la marina británica. En tanto, Miller, que había nacido en Kent, Inglaterra, el 12 de diciembre de 1795, hoy 228 años atrás, y que había formado parte del ejército británico a las órdenes de lord Wellington en sus combates contra las fuerzas napoleónicas, se sumó al ejército argentino siendo designado capitán de artillería. Desde entonces participó en la causa de la independencia americana, ya sumado a la armada y tras la victoria de San Martín en el Perú se radicó allí. Así, en 1837, fue designado gobernador político y militar de El Callao. En la guerra civil de la confederación peruano-boliviana apoyó a Andrés de Santa Cruz, el primer presidente indígena de América, por lo que ante la derrota de éste fue dado de baja y borrado del escalafón.