¿Otra guerra que pondrá fin a todas las guerras? La profecía de Kissinger y el nuevo mundo. Por Pablo Sartirana

“Estamos ante la clásica situación anterior a la Primera Guerra Mundial.” Las palabras del espía y diplomático Henry Kissinger poco antes de morir resuenan como tambores.

Cuando en febrero de 2022 Rusia atacó a Ucrania y disparó los precios de los alimentos y la energía, el mundo globalizado ya estaba en crisis. Con el transcurso de los meses, analistas internacionales consideraron que se trataba de una guerra nueva en su tipo y la calificaron de “híbrida” ya que no sólo amenaza a las fértiles praderas de Europa del Este y sus puertos, sino también a Europa Central, los países nórdicos y Países bálticos a través de los aliados militares de Putin en Bielorrusia. Incluso, la “guerra híbrida” tendría sus terminales en África Occidental con el golpe de estado nacionalista en Níger contra el saqueo de uranio por parte de Francia, miembro de la OTAN.

La tercera guerra “en cuotas”, como la bautizó el papa Francisco, que también se convirtió en una guerra por la información, trasladó repentinamente su escenario principal a Medio Oriente luego de los ataques terroristas de Hamas en octubre y la posterior matanza de Israel en Gaza. Continúa ahora con los bombardeos de Estados Unidos y Reino Unido a los rebeldes hutíes, grupo armado chiita en Yemen, aliado del gobierno sunita de Hamas. Detrás del telón, se vislumbra la sombra de Irán cuya exportación de crudo encuentra su principal destino en el mercado de China.

Al final, todos los caminos conducen a Estados Unidos y a China.

La hipótesis de conflicto bélico entre las principales potencias de Occidente y Oriente parece improbable, pero verosímil. Sobrevuela el aire como una promesa terrorífica. En tiempos donde la política exterior argentina adopta el modelo de la locura, vale recordar las palabras del ideólogo de la Tercera Posición Latinoamericana Juan Perón: “La historia de los pueblos, desde los fenicios hasta nuestros días, ha sido la lucha contra los imperialismos (…) un país imperialista haría todo lo necesario para obtener lo que necesita, incluso si eso significa usar la fuerza y la violencia”.

La colisión de ambos imperios podría darse en caso de encontrar límites al expansionismo que significa el acceso a los alimentos, energía y tierras raras durante el reparto de sus colonias y semicolonias. “Cualquier perturbación del equilibrio puede tener consecuencias catastróficas”, había declarado Kissinger a la prensa sobre el delicado sistema actual de alianzas que pareciera tener como fin la instauración de un solo mundo. O, probablemente, de ninguno.